Una buena elección para el Nobel

Las deliberaciones del jurado son secretas, pero algo debió trascender la semana pasada cuando China aprovechó una visita ministerial a Oslo para comentar que la concesión del Premio Nobel alLiu Xiaobosería muy mal percibida y podría conllevar severas consecuencias diplomáticas. Inútil hacerles entender que el comité que acaba eligiendo la causa no tiene nada que ver con el Gobierno noruego, que ni interfiere, ni recibe información sobre las deliberaciones de las cinco personas que tienen el privilegio de decidir. La amenaza iba en serio.

Que la nomenclatura china conviva mal con el Premio Nobel no es nada nuevo. El nombre deGao Xinjian, otro disidente chino premiado -en este caso con el Nobel de literatura- no figura en el registro y dentro del país es inútil navegar por internet intentando encontrar referencias. No existe; exiliado en París, su obra dentro de la Gran Muralla está prohibida.

PeroLiu Xiaoboestá dentro, malvive -vivir sería mucho decir- y su lucha por las libertades y la democracia es una afrenta que el Gobierno de Pekín, incapaz de silenciar, gestiona con torturas, represión y cárcel. Por eso el premio es una buena noticia. Incluso a quienes hemos apoyado la candidatura del proyecto de la Fundación Vicente Ferrer en la India nos debe consolar. Entre los candidatos, tal vez solo la oenegé rusa Memorial, que paga con la muerte de activistas comoAnna Politkóvskaiasu crítica a un poder en teoría democrático como el ruso, habría supuesto una afrenta mayor.

Pero la elección no es arbitraria. China se ha situado este año como la segunda economía mundial, un modelo que expande por África y Latinoamérica. Mientras avanza su capitalismo salvaje, educando a nuevas generaciones en la búsqueda de riqueza y la indiferencia hacia todo el resto, convenía que alguien les recordara que para ocupar el puesto que pretenden en la primera división mundial, hacen falta otras reglas. Ese es el sentido del premio. Sin duda, un buen Nobel.