OBJETIVO
BOSQUES

¿Es viable lograr bosques mediterráneos maduros?

Un reportaje de Guillem Costa
Infografías de Ramon Curto

Aproximadamente un 65% de la superficie de Catalunya es forestal. Pero esto no significa que todo sea bosque. Hay arbustos y otra vegetación sin que se llegue a formar una arboleda. Los bosques ocupan el 43% del territorio catalán. Sin embargo, dentro de estas hectáreas, los bosques maduros son una escasa minoría. Suponen menos del 1%.

La mayoría de estos bosques son mediterráneos y jóvenes, con mucha densidad y una estructura poco compleja. Esto conlleva un elevado riesgo de incendio. Ante esta situación, varias voces proponen talar árboles para reducir este peligro. ¿Pero se puede hacer esto sin dañar la biodiversidad? La clave será decidir cómo gestionar estos bosques: determinar en cuáles de ellos se debe intervenir y cuáles es preferible que se dejen a su libre albedrío.

¿Se pueden conseguir bosques mediterráneos maduros?

"Los servicios ecosistémicos (lo que los bosques aportan al ecosistema) de las arboledas de Catalunya estan cambiando", explica Mireia Banqué, invesitadora del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales)

Los servicios de almacenamiento de carbono se han perdido, en muchos puntos, por ejemplo.

Los bosques mediterráneos (pino carrasco, pino piñonero, encina, alcornoque...) son mayoría en Catalunya.

Las zonas donde empieza el pino albar (aproximadamente) son de transición, entre paisajes mediterráneos y submediterráneos. En puntos de la Garrotxa, les Guilleries o el sur del Ripollès hay bosques templados.

Y en en las latitudes y altitudes más elevadas, están los bosques subalpinos (que no son mediterráneos). Aquí es donde se encuentran los pocos bosques maduros que quedan en Catalunya. En estos puntos, es donde es más rentable extraer madera, pero también son las zonas que requieren más protección, lo que obliga a planificar el territorio.

¿Pero cómo se forma un bosque maduro?

Se requieren más o menos 300 años sin grandes perturbaciones (incendios potentes, grandes temporales...). En muchos casos, los bosques se queman antes de llegar a madurar o los humanos intervenimos en ellos.

A continuación, explicamos el proceso de maduración de un bosque.

Primero, se abre un claro en el bosque, a menudo por la caída de árboles dominantes o después de un incendio. Es fácil encontrar bastante madera muerta de grandes dimensiones.

Luego, una nueva generación de árboles comienza a establecerse ocupando el espacio del claro. Aún se encuentran restos de madera muerta, de grandes y pequeñas dimensiones.

Los árboles crecen hasta que las copas se tocan y cierran el bosque, que está sobreocupado con árboles jóvenes y similares entre ellos (en esta situación están la mayoría de bosques mediterráneos).

Después, si todo sigue su curso natural, sin intervencion alguna, los árboles crecen y, al cabo de un tiempo, empiezan a morirse por la competencia, sobre todo los de las especies menos tolerantes a la sombra. Los que quedan alcanzan el máximo volumen.

A partir de aquí, los árboles alcanzan la máxima altura y crecen sobre todo en diámetro (tronco más grueso). Algunos mueren y se genera madera muerta de grandes dimensiones, clave para la biodiversidad. La estructura es compleja y caótica. El bosque ya ha llegado a la senescencia. La madera muerta ya supone más del 25%.

¿Cómo sería la vida en un bosque ideal?

Se debería encontrar el equilibro entre el buen estado de conservación del hábitat, las actividades económicas y la prevención de incendios.

¿A qué riesgos se enfrentan los bosques mediterráneos (aún no son maduros)?

Grandes incendios

Que se quemen cientos de hectáreas, no supone ningún obstáculo grave para la biodiversidad. Es más, en algunos casos, el fuego puede favorecer la presencia de ciertas especies. El problema es el riesgo para las personas. Y los bosques jóvenes ponen en riesgo algunas zonas habitadas. Por lo tanto, científicos y responsables locales coinciden en la necesidad de gestión.

Sequías

Las sequías extremas, igual que los incendios graves, dificultan la maduración y el proceso natural de algunos bosques, que se ven afectados por muertes repentinas.

Bioeconomía difícil

Otro obstáculo: extraer madera de estos bosques jóvenes y densos no da un gran beneficio económico. Por lo tanto, la gestión es un problema para los propietarios (la mayoría privados).

Pérdida de biodiversidad

La escasez de bosques maduros dificulta la conservación de varias especies. Ya que la riqueza de especies (de todo tipo) se suele concentrar en los hábitats heterogéneos. La Unión Europea, si la Ley de la Restauración de la Naturaleza se aprueba y nada se tuerce, obligarà a preservar estos especios.

¿Qué medidas deberían aplicarse?

Científicos

Algunos científicos del CREAF y la CCTFC (entidad centrada en la ciencia forestal) proponen medidas que preserven los ecosistemas.

  • Intervenir para acelerar la maduración de los bosques.
  • La idea es conseguir bosques multifuncionales.
  • Reclaman una planificación para decidir cómo intervenir en cada bosque en función de sus riesgos.

Propietarios

Los propietarios muestran gran preocupación

  • Admiten que tienen grandes dificultades para gestionar ciertos bosques porque no les sale a cuente económicamente.
  • Advierten de la pérdida de habitantes en el mundo rural y de las dificultades para encontrar trabajadores.

Govern

Acció Climàtica se propone lograr un equilibrio.

  • Preparan un catálogo de bosques maduros (donde se debe priorizar la naturaleza).
  • Pretenden gestionar para reducir riesgo de incendios.
  • Buscan soluciones que permitan extraer madera para la construcción procedente de bosques gestionados para prevenir incendios (los jóvenes y mediterráneos)

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos:
Guillem Costa
Infografías:
Ramon Curto
Coordinación:
Rafa Julve