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Judit Mascó: "Mi trabajo puede parecer superficial pero a mí me lo ha dado todo"

Judit Mascó

Judit Mascó / SS&M PERSONALITIES MANAGEMENT

Anna R. Alòs

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Modelo, comunicadora, con la misma pareja desde hace treinta años, madre de cuatro hijas y presidenta de la Fundación Ared enfocada a personas en riesgo de exclusión.La gratitud le parece fundamental y es de las que toma partido en la vida.

-Si le digo “delicioso sabor a fresa”, usted me dice…

-Ternura, tremenda ternura. Era una criatura, fue mi primer casting, vieron que tenía soltura y me dieron esta frase estelar, delicioso sabor a fresa.

-Ser guapa, ¿alguna vez ha sido un conflicto?

-En alguna etapa de mi vida no lo he llevado bien, cuando era pre adolescente no quería sobresalir, quería ser como las demás. Ser el centro de las miradas es incómodo.

-Supo aprovecharlo.

-Sí, convertí mis características físicas en un trabajo, algo lista he sido. Han sido mi herramienta y estoy agradecida de que mis padres me hayan parido así. No tiene mérito, es mi adn.

-Estar siempre perfecta, ¿no le agota?

-La verdad es que estoy en una época estupenda y la edad juega a mi favor, pero es cierto que hay momentos que cansa. Ser guapa es relativo, pero le aseguro que tener una apariencia como la mía levanta barreras.

-¿Las levanta usted?

-En absoluto, la gente al verme presupone una serie de cosas y marca una distancia. La barrera la ponen otros, no yo.

-¿Le molesta?

-Sí, porque soy muy comunicativa, me gusta la gente, mezclarme con todo el mundo, pero de entrada no me lo permiten. Me lo tengo que currar mucho más desde los 17 años para vivir con normalidad.

-¿Dejó de estudiar entonces?

-Seguí con ayuda y con ayuda de mis padres, ambos maestros. Me matricularon en un centro que se llamaba La Salla, allí coincidí con los hermanos Vicario. Nos adaptaban los estudios a las posibilidades de cada uno y así hasta COU.

-Decía Manolo Pertegaz que nunca hay que comprarse piezas sueltas de ropa. ¿Qué opina de eso?

-Si no se sabe de moda y no quieres equivocarte es así, hay que comprarse el equipo entero.

-Usa siempre calzado deportivo. ¿Comienza a vestirse por los pies?

-Se acabó llevar tacones, solo para una sesión de fotos, me los pongo y me bajo del andamio al segundo. Tengo una lesión muy dolorosa en un pie y los tacones se acabaron.

-¿No será la lesión real? La de la reina Letizia.

-Pues sí, neuroma de Morton, terrible, y gracias a que lo ha contado la gente es más empática con el problema. He de llevar dos o tres tipos de zapato y siempre que puedo voy descalza.

-Aun así, si no lo tuviera, ¿hubiera abandonado el taconazo?

-Siempre he sido muy cómoda, pero ahora ya he adaptado el vestuario para calzar cómoda. Por suerte las deportivas están de moda.

-Su imagen suele ser de mujer dulce y suave. Hace años un fotógrafo, José Manuel Ferrater, sacó su lado más salvaje. ¿La llevó al límite?

-Sí, fue fantástico, hice con él el catálogo de By Basi muchos años, y también con él hice anuncios muy salvajes en blanco y negro. Claro que me llevó al límite de los movimientos, era su estilo, incluso me llevaba a ese punto de la agresividad que a mí me encantaba y me sigue gustando porque me gusta interpretar.

-Aparte de aquello, siempre le ha tocado el papel de chica buena.

-Es cierto, pero yo disfruto con todo aquello que me saca del papel chica buena y que es diferente.

-En un mundo tiranizado por la opinión, ¿cree que tomar partido es sano?

-Totalmente, nadie me obliga a tomarlo y no por ser personaje público tengo la obligación de situarme, pero yo como persona claro que tomo partido en la vida.

-Ha dicho alguna vez que es muy constante. ¿También la gratitud es importante?

-Es fundamental, y lo digo de forma radical. Desde la gratitud estoy dando sentido a todo aquello que he hecho, a lo que me ha ocurrido, a todas las personas que me han acompañado siempre. Y comienzo agradeciendo el adn del que hablábamos al principio de esta entrevista

-¿Teme que etiqueten su trabajo como algo superficial?

-No, a veces puede parecer superficial pero a mí me lo ha dado todo. He exprimido todas las facetas que lo han envuelto: las personas, los países, las impresiones al abrir los ojos…

-La edad, envejecer, ¿le preocupa?

-Me preocupó más hace unos años. Sobre los treinta años no paran de preguntarte qué harás después, de mayor, como a los futbolistas. A mí nunca se me ha acabado el trabajo, una cosa me ha llevado a la otra y aún vivo de mi trabajo como modelo.

-También trabaja en medios de comunicación.

-Sí, ahí me puse a prueba y me he reciclado, ha salido bien.

-Está en la lucha por la inserción social de mujeres en situación límite desde la Fundación Ared. ¿Cree que la conciliación laboral y familiar es real o un mito?

-Es un mito. Yo me lo he podido organizar, pero en general no existe esa conciliación.

-¿Quién tiene mayor responsabilidad en ello?

-Todos, pero el sistema ha de ampararnos y no lo hace desde la Administración. Aunque sobre todo ha de partir de cada persona, de hombres y mujeres, y el cambio está en las futuras generaciones.

-Se supone, por estudios y estadística, que las mujeres triunfan más académicamente hablando.

-Sí, y mis padres, ambos maestros, siempre decían eso. Pero después somos las que tenemos los hijos, no ellos, y las que tenemos que tomar decisiones que cada vez se toman más tarde. Hay países más avanzados, los nórdicos, pero tampoco hay que mitificarlos porque también hay mucha renuncia. Pero el Sistema ayuda un poco más.

-Ese Sistema español es el mismo que fija el sueldo mínimo en 1050 euros mensuales. Conciliación, ¿cómo?

-Cierto que los sueldos son precarios, la juventud tiene pocas oportunidades y si lo logran ellas son las que tienen que renunciar; también es cierto que las abuelas hoy trabajan y apenas pueden ayudar, a mí me ayudaron.

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