Asesina glamurosa

Patrizia Reggiani: ¿quién es Lady Gucci, la viuda negra de Italia a la que da vida Lady Gaga en 'House of Gucci'?

La venganza, los celos y la ambición han movido desde siempre los hilos de la vida de la mujer que ordenó matar al nieto del fundador de la casa de moda italiana

Patrizia Reggiani, rodeada por la policía mientras sale de un tribunal de Milán.

Patrizia Reggiani, rodeada por la policía mientras sale de un tribunal de Milán. / REUTERS / STEFANO RELLANDINI

Laura Estirado

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Ostentosa, vengativa, excéntrica, ambiciosa y maquiavélica son solo algunos de los adjetivos que definen la personalidad de Patrizia Reggina, más conocida en los 80 y 90 como Lady Gucci, la viuda negra de la moda o, por extensión, de Italia entera. Su imagen rodeada de policías en el juzgado de Milán donde se la declaró culpable de planear el asesinato de su exmarido, Maurizio Gucci, y se la condenó a 29 años de cárcel, casi se perdían en la memoria de no ser de la 'operación rescate' de la película de Ridley Scott, que cuenta la historia de poder, dinero, traición y escándalo en el seno de uno de los clanes más famosos de la moda, los Gucci.

Las primeras imágenes que se han adelantado del filme muestran a una Lady Gaga imponente en el papel de la retorcida exconvicta. Tras su Oscar a la mejor canción original por su balada 'Shallow' de 'Ha nacido una estrella', Stefani Joanne Angelina Germanotta, de 35 años, ha puesto esta vez toda la carne en el asador para disputarse la próxima estatuilla a mejor actriz con rivales como Kristen Stewart, otra firme candidata por su papel de Lady Di en 'Spencer'.

"Han pasado tres años desde que empecé a trabajar en ello y siendo sincera y transparente, he vivido como ella durante un año y medio. Y hablé con el acento durante nueve meses", ha revelado en una entrevista en 'Vogue' Lady Gaga, a quien acompañan en el reparto Adam Driver, Al Pacino, Jared Leto, Salma Hayek y Jeremy Irons. El filme, que se estrenará el 26 de noviembre, ha resucitado el interés por la 'socialité' Reggiani, una de las malas malísimas de la historia de la moda. Pero, ¿quién fue realmente esta mujer?

El Rolls Royce y la bicicleta

La obsesión por el lujo le vino marcada por sus propios padres. Nacida en 1948 en el seno de una familia de clase media-baja, su madre era camarera y su padre, camionero, Patrizia comenzó a gustar del glamur en cuanto sus progenitories se mudaron a Milán y su papá pudo ahorrar algo de dinero, que empleaba en agasajar a su hija. Le compró abrigos de pieles -su debilidad- y deportivos. Con esa tarjeta de visita, la niña ya crecida empezó a infiltrarse en la alta sociedad de la ciudad y a codearse con grandes fortunas. Entre las frases más conocidas que definen su personalidad ostentosa, esta: "Es mejor llorar en un Rolls Royce que ser feliz en una bicicleta".

Una cazafortunas desbocada

Cómo no, en una de esas fiestas de la 'jet' a las que acudía, a finales de los 60 Patrizia conoció a Maurizio Gucci (Adam Driver), hijo de Rodolfo y nieto del fundador en 1906 de la casa de moda, Guccio. En 1972 se casaron. Y a ella se le abrieron las puertas del paraíso. Escapadas al chalet de Saint Moritz, en los Alpes suizos; al ático de casi mil metros en la Olympic Tower de Manhattan, al yate de madera 'Creole', con 64 metros de eslora, el más grande del mundo; a la villa Acapulco; a la granja de Connecticut, o a todas las islas privadas que 'Mauizia' -el apelativo del matrimonio y la matrícula de sus coches- disfrutaban por todo el mundo. "Maurizio se sentía libre conmigo -contó Patrizia a 'The Guardian'–. Nos divertíamos, éramos un equipo". El matrimonio parecía feliz y tuvieron dos hijas: Allegra y Alessandra. Fue entontes cuando se la empezó a conocer como 'Lady Gucci', pues organizaba fiestas temáticas de moda con invitados tan famosos como Jackie Kennedy. No reparaba en gastos, y solo en orquídeas gastaba 10.000 euros al mes.

Crisis en el imperio y en la pareja

En 1983, cuando murió Rodolfo Gucci, que siempre vio a Patrizia como una cazafortunas, Maurizio heredó el 50% de la compañía, que estaba en crisis. Litigó con su tío Aldo y su primo Giorgio para quitárselos de encima y controlar él solito todo Gucci, compañía que desde un principio Patrizia siempre había soñado con llevar ella misma. La pelea acabó en 1993, cuando Maurizio le vendió el 50% a Investcorp, un banco árabe de Bahrein. A Patrizia casi le da algo: "Estaba muy cabreada con él por muchos temas, pero en especial por perder el negocio familiar", dijo entonces. La marca entró en crisis hasta que, unos años después, resucitaría gracias al trabajo de su nuevo director creativo Tom Ford. Pero ya era tarde para el matrimonio, herido de muerte.

La amante, la vidente y el sicario

En 1985, descubrió que su marido le estaba siendo infiel con otra mujer, Paola Franchi. La pareja se separó, pero no se divorció hasta 1991, y Maurizio le seguía pasando una pensión alimenticia de medio millón de dólares al año. Dejó de ser Lady Gucci y los celos se la comían. Empezó a acosar a Franchi por teléfono, acusándola de dilapidar la fortuna Gucci. En 1992 fue operada con éxito de un tumor cerebral, y en la convalecencia se fue a vivir con su amiga, la pitonisa Pina Auriemma (Salma Hayek), con quien tuvo largas charlas sobre su ex. Al final, su vidente la condujo hasta un sicario, el endeudado propietario de una pizzería, Benedetto Ceraulo, que recibió 300.000 euros por disparar tres veces a Maurizio a la entrada de un lujoso edificio de oficinas de Milán. Con 46 años, el magnate cayó muerto el 27 de marzo de 1995. "Estaba furiosa con Maurizio. Fui preguntando a todo el mundo, incluso al tendero del barrio, ¿hay alguien que tenga el valor de asesinar a mi marido?", ha explicado Patrizia en un reciente documental. Las guerras intestinas del clan Gucci hicieron pensar en un primer momento que los asesinos había sido los primos, sin embargo, unos pinchazos telefónicos delataron a Patrizia, a la que arrestaron en 1997.

"La más Gucci de todos"

Fue condenada a 29 años de cárcel, que se quedaron en 26 tras un intento de suicidio. Al final, ha cumplido 18, pues desde 2014 es libre. Pudo salir antes, pero es célebre la frase con la que rechazó un empleo que le ofrecía un tribunal italiano para obtener la condicional: "Nunca he trabajado en mi vida, y no tengo intención de empezar ahora". La 'viuda negra de la moda', como se la conoce ahora que viste de Zara, presta sus servicios a una conocida joyería de Milán y casi todos los fines de semana se pasea por los barrios más exclusivos de la ciudad con un loro al hombro. "Aún me siento la más Gucci de todos", ha asegurado a 'La Repubblica'.

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