La madrid fashion week adquiere acento catalán en la penúltima jornada
Un punto de realismo
Sita Murt y TCN presentan unas colecciones sobrias y comerciales
día gris, feo, lluvioso el de ayer en la capital. Entre el clima y la crisis, feísima, más negra que gris, pocos ánimos había para la fantasía en la pasarela de la Madrid Fashion Week (MFW). Son tiempos, pues, de ropa que guste, claro, pero que se venda. Sobre todo, que se venda. Y eso (hacer piezas bonitas con las que cualquier mujer se sentiría cómoda) lo saben hacer a la perfección Sita Murt y TCN. Lo demostraron en la penúltima jornada de la antigua pasarela Cibeles, en la que también se vieron las creaciones de otras catalanas, Maria Escoté (puso los colores cambiantes de unas exóticas ranas venenosas a sus diseños) y Elena Martín, de Martín Lamothe (se inspiró en las máquinas usando materiales industriales como el caucho tricotado, la madera montada y el latón forjado). La MFW acaba hoy con los emergentes de la plataforma Ego.
Vistas las colecciones de Murt y Totón Comella para el próximo otoño-invierno, en las que apostaron por el género de punto con ropa «llevable» o «ponible», como dicen ellas, el titular sale casi solo: punto de realismo. O puntazo, porque la ropa de ambas está trabajadísima.
'INVENTANDO' COLORES / Murt, que debutó en 1989 en Madrid, donde lleva casi 50 desfiles, se inspiró en el campo, de donde saca ideas para algunas texturas, como las que recuerdan a los campos de maíz. Y a partir de ahí, ha ido inventándose colores como el camouflage (caqui), el venise (lila) y el coquette (blanco crudo); apostando por otros más clásicos como el gris y el negro; mezclando el punto con otro materiales como la seda, la lana y el algodón; dejando las espaldas al aire con escotazos; haciendo rectas las faldas y estrechando los pantalones, ahora de pitillo; masculinizando los suéteres... Lo vieron entre el público Elena Tablada, ex de David Bisbal, Marisa Jara y Paloma Lago.
Una hora más tarde, Susanna Griso, Helen Lindes y Raquel del Rosario asistieron al desfile en el que TCN lanzó su línea «de día», como la definió Comella. Eso sí, apareció aquí y allá la ropa interior que le ha convertido en una referencia, y a la que le ha incorporado tricotosa, lana, angora y cachemir, materiales que extendió al resto de la colección. Tan extraño de ver como sugerente. El abrigo, pieza fetiche para la modista, tuvo un gran protagonismo, igual que la piel de conejo, presente en varios looks. Al negro y blanco crudo típicos de la marca le añadió los tonos caldera (rojos, marrones, naranjas…), algún rosa («hace años no se me habría ocurrido incorporarlo», admitió) y algún que otro toque metalizado. También hubo pinceladas masculinas, un detalle nada anecdótico, ya que la diseñadora no descarta crear una colección para el hombre.
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