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Una chica pepé

Son sobrias, clásicas y lucen una imagen «muy PP». Según los estilistas, sus armarios necesitan más color, más diversión. Así es el 'look' de las cuatro ministras de Rajoy

Las chicas pepé

Las chicas pepé / periodico

NOELIA SASTRE

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Puede quemodasiga siendo una palabra frívola para muchos en los parlamentos, pero a medida que las mujeres llenan escaños y ministerios, el estilo contemporáneo se ha ido instalando en el poder. El uniforme político ya no tiene un solo color ni una sola forma. Las reglas han cambiado. Y el resultado tiene profundos efectos en cómo la industria de la moda y, lo que es más importante, la opinión pública ven a las mujeres más poderosas del país.

Las cuatro que acompañan a Mariano Rajoy en su viaje a la Moncloa llevan días en boca de todos. De ellas se habla porque son pocas (el presidente se ha saltado la paridad), porque son poderosas (la más joven, Soraya Sáenz de Santamaría, concentra la mayor responsabilidad como vicepresidenta, ministra de Presidencia y portavoz), porque pertenecen al círculo más cercano a Rajoy, y, sobre todo, porque«son muy PP». Las cuatro tienen un estilo sobrio y clásico. Sin estridencias ni apuestas arriesgadas.

Solo Soraya Sáenz de Santamaría (Valladolid, 1971) se atreve de vez en cuando a saltarse el guión, como cuando posó paraEl Mundoen una sensual portada que fue comparada con la que protagonizaron las ocho ministras de Zapatero en Vogue, aunque no tan criticada. «A las mujeres en edad fértil se nos mira como sospechosas», dijo entonces esta brillante abogada del Estado que llegó a la política por casualidad, tras enviar su currículo a Rajoy. Ella es también la más moderna. «Por su juventud, es la que se permite más cambios de imagen», apunta la bloguera y modelo Mayte de la Iglesia. «Quizá sea a la única que lleva un corte de pelo favorecedor. Es la que más se preocupa por su look y se nota que le gusta la moda. Otra cosa es que la entienda, por eso le recomendaría que contratase a una estilista y le prestase atención», añade la asesora de imagen Adriana de Icaza, para quien lo mejor de la vicepresidenta, «a pesar de sus patinazos, es la mirada».

También los ojos son el gran valor de Sáenz de Santamaría para el consultor Antoni Gutiérrez-Rubí. «Sabe vestirse y maquillarse para realzar la expresividad de su rostro, pero el peinado no le acompaña. Debería buscar otro corte». Pilar Martínez, directora de Know How Comunicación y experta en moda, subraya que es «la más moderna de las cuatro, suele utilizar colores sobrios y generalmente viste con recato, aunque de vez en cuando arriesga con estampados y colores metálicos». ¿Su punto débil? «Es poco coherente vistiendo. O muy clásica o muy estridente». ¿Y el fuerte? «Es atrevida, femenina y hace un uso acertado de los complementos». Martínez cree que debería evitar los extremos, encontrar un término medio en su armario. Y recomienda a Felipe Varela (el diseñador de cabecera de la princesa Letizia) para enriquecer su vestuario.

Los pastel de Pastor

De Ana Pastor (Cubillos de Pan, Zamora, 1957), que fue ministra de Sanidad con Aznar y hoy lo es de Fomento, lo que más llama la atención es su gusto por los colores pastel. Médico de profesión, Martínez la define como «clásica y minimal». Y añade: «No arriesga aunque es elegante; la sobriedad le aporta contundencia y carácter. Debería cambiarse el pelo, utilizar más complementos y vestirse, por ejemplo, de Adolfo Domínguez». Para De Icaza, la ministra de Fomento tiene un look aburrido y necesita un corte de pelo urgente. A su favor juega una buena silueta. «Ese físico tan frío y duro, con un estilismo acertado, puede llegar a convertirse en un icono. Debería adoptar el estilo andrógino tan de moda las últimas temporadas, sin salirse de los colores neutros: antracita, azul marino, blanco y camel». También Gutiérrez-Rubí cree que Pastor necesitar darle una vuelta al pelo, y destaca «su sencillez y naturalidad».

Fátima Báñez (San Juan del Puerto, Huelva, 1967) es la más desconocida. Se ha ganado la confianza de Rajoy sin protagonizar titulares. Licenciada en Derecho y Empresariales, ha sido la interlocutora del PP con los sindicatos, con los que mantiene una buena relación. Por eso el presidente le ha dado la cartera de Empleo y Seguridad Social. «Aunque se dice de ella que tiene un estilo demasiado clásico y discreto, creo que es la que mejor va encaminada», subraya De Icaza. «Le falta un toque para terminar su imagen, pero el estilo masculino de las chaquetas, su prenda fetiche, es acertado. Necesitaría definir un poco más sus estilismos, un corte de pelo y desde luego olvidarse de las perlas, que pueden ser elegantes pero, en su caso, le dan un toque rancio. Si fuera su estilista le recomendaría los trajes minimal del Armani de los 90». Para Martínez, la ministra de Empleo luce un look muy estudiado, serio, discreto y clásico. «Demasiado anticuado, aunque sabe los colores que le favorecen. Debería animarse con prendas de corte más moderno y complementos más actuales».

Ana Mato (Madrid, 1959) es una mujer de básicos. La guardiana de Génova (pocos como ella conocen las tripas de un partido en el que milita desde 1983) formó parte del círculo de confianza de Aznar. Tras dirigir la campaña de Rajoy, hoy es ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Mato es la viva imagen del PP, con sus mechas, sus camisas blancas y sus bolsos impecables. Y mientras para Pilar Martínez es una «mujer con clase, estilosa y muy juvenil, tanto que a veces puede resultar un poco infantil, por eso le recomendaría ser un poco más atrevida y vestirse de Kina Fernández»; para Adriana de Icaza su estilo es demasiado «noño» y poco definido. «Es la más femenina, pero se viste de forma aniñada. Le iría bien la ropa de Lemoniez, con un toque dulce y sobrio, pero al mismo tiempo elegante y sofisticado».

Como al resto de sus compañeras, a la ministra de Sanidad le indignan las polémicas relacionadas con el vestuario. El mensaje es la obsesión de todos los políticos. Cuanto menos ruido, mejor. Por eso cuando hace unos meses criticaron a Angela Merkel por lucir un bolso naranja de Longchamp en plena crisis, tanto Mato como el resto de las políticas salieron en su defensa, volviendo a recordar que este tipo de situaciones «nunca se dan con un hombre»