"Todo es moda, tanto Balenciaga como Zara"

La hija del fallecido expresidente del PNV Xabier Arzalluz no siguió sus pasos y se convirtió en la mayor experta en Balenciaga (suya es la 'biblia' 'La forja del maestro'). Miren Arzalluz (Bilbao, 1978) se licenció en Historia por la Universidad de Deusto, y se especializó en Política en la London School of Economics, y en Arte y Moda en el Courtauld Institute of Art. Durante siete años se encargó de la colección y exposiciones en la Fundación Cristóbal Balenciaga, y durante otro año se dedicó a la divulgación de la cultura vasca al frente del Instituto Etxepare.

Desde 2018, su despacho está en el Palais Galliera, sede del Museo de la Moda de París, institución de referencia a nivel mundial. Ella, la "primera extranjera" que gobierna allí, gestiona una colección permanente casi infinita, con 200.000 piezas que van desde el siglo XVIII hasta nuestros días, y ha sido la llave para que los directores de la serie 'Cristóbal Balenciaga', de Disney+, tuvieran acceso a los archivos y piezas del modisto. Por todo ello, y por sus exposiciones sobre Gabrielle Chanel o Azzedie Alaïa, es la última galardonada con el premio Felicidad Duce de LCI Barcelona que antes recogieron Teresa Helbig o Jean-Paul Gaultier. En su visita a Barcelona, mantiene esta charla con EL PERIÓDICO:

¿Cómo fue su aterrizaje en el Galliera?

Maravilloso y difícil. Como historiadora de la moda, dirigir el Galliera es un sueño hecho realidad, pero con las dificultades que tiene trabajar en un contexto institucional y cultural que conoces menos. Empezando por el idioma, que tuve que aprender a marchas forzadas. Llegué sin saber francés.

En estos años ha acometido obras, duplicado el espacio, creado una exposición permanente y montado retrospectivas como la de Chanel, un símbolo nacional, y de la moda mundial, a la que Francia nunca le había dedicado un homenaje así. 

En realidad, el proyecto ya estaba definido y a mí me dieron la responsabilidad de desarrollarlo, para llevar al museo a la siguiente etapa, que es en la que trabajamos ahora. Y de la que estoy más orgullosa, porque hemos ampliado la lectura sobre la moda como fenómeno cultural a través de una programación muy diversa que está atrayendo a un público muy diverso, no solo al que le van la tendencias. Y he podido ver la influencia de la última exposición del Galliera, de la que tuve el honor de hacer una visita con John Galliano, en la colección que este ha presentado para la Maison Margiela en la última Semana de la Moda de París. Ahí es donde nos sentimos útiles.

"Llegué al Galliera sin saber francés, lo aprendí a marchas forzadas"

La colección del museo la conforman más de 200.000 prendas, con joyas como el corsé de María Antonieta. ¿Qué se siente al tocar una pieza tan icónica?

Como historiadora siempre me emociono con prendas así. En el caso del corsé de Maria Antonieta, es como viajar en el tiempo, te traslada a una época y a unos acontecimientos, en su caso, trágicos.

La seguridad que deben tener para proteger esas joyas debe ser brutal. 

Los almacenes no están en el museo, sino en otro edificio, que no decimos dónde está, pero están en París.

Su contrato expiraba en cinco años, ¿luego se ve en el MET?

Hice un mandato por ese tiempo, pero lo acabo de renovar. Y sí, sería maravilloso ir a Nueva York, pero ahora tengo un proyecto que desarrollar aquí.

Porque París, desde el siglo XVII, es el centro de la moda. ¿Lo sigue siendo?

Sí. Hay otras capitales de la moda, como Londres, París, Nueva York, Milán, y en Asia están surgiendo otras, pero todo el mundo sigue queriendo presentar aquí sus colecciones, porque eso les da otra dimensión. Bueno, como en su día hizo Balenciaga.

"Poder tocar el corsé de María Antonieta fue como viajar en el tiempo"

Hablando del Maestro, ¿en qué ha consistido su colaboración con los directores de la serie 'Cristóbal Balenciaga'? 

Como asesora histórica. Les he ofrecido mi conocimiento sobre el personaje y su obra. Pero estamos en el terreno de la interpretación, porque Balenciaga fue un hombre muy discreto, que habló muy poco y al que conocemos poco en la intimidad.

¿También ha ayudado en la selección del vestuario?

A Bina Daigeler [diseñadora de vestuario] no le tenía que explicar quién era Balenciaga, pero, junto al responsable del archivo Balenciaga en París, hemos sugerido cuáles fueron sus piezas icónicas, y le hemos dado acceso a las colecciones, para que vieran la construcción, los patrones y los tejidos.

El resultado en pantalla es magnífico.

Por mucho que sea magnífico no esperamos que un diseño de vestuario reproduzca la alta costura de los años 50 y 60. Es imposible reproducir exactamente lo que hizo Balenciaga.

¿Cómo ha visto a Alberto San Juan? 

Ha hecho un trabajo soberbio, y yo misma, la primera vez que lo vi en el rodaje, me quedé muy impactada.

A pesar de su importancia, ¿cree que el modisto es hoy un gran desconocido para el gran público?

Creo que no, pero en todo caso esta serie servirá para que mucha gente más joven lo conozca.

¿La marca actual que capitanea Demna Gvasalia conserva algo del Balenciaga original?

Conozco a Demna y sé que tiene un gran conocimiento del trabajo de Balenciaga, enorme respeto y admiración, y comparten cuestiones fundamentales, como el deseo de reinventar la silueta y la relación entre el cuerpo y el vestido, el cuestionar y reinventar los volúmenes, esa experimentación continua con los tejidos y los materiales. 

"Los almacenes no están en el museo, sino en otro edificio, que no decimos dónde está, pero están en París""

Pero, ¿es igual de moda Balenciaga que Zara?

Todo es moda. La moda es una palabra muy grande. Es una industria, una marca, una tendencia, nosotros mismos como nos expresamos a través de ella... ¿Zara es moda? Por su puesto, otra cosa es el arte y la creación de moda. La creatividad no está en Zara, obviamente, tampoco es su objetivo.

¿Cómo ve el sector, qué asignaturas pendientes tiene?

Ser consciente de que tiene una responsabilidad con respecto a lo que pasa en el mundo, y que la gente le exige que no sea solo algo bello y que nos haga soñar, sino que sea responsable con respecto a las grandes cuestiones a las que nos enfrentamos, como la sostenibilidad, la diversidad, la representación...

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