El Espanyol sufre más de la cuenta para cerrar la mala racha

Casi dos meses llevaba el Espanyol sin ganar y a punto estuvo de prolongar su nefasta racha, la peor en sus seis temporadas en Segunda. No fue así. Los dos goles de Braithwaite en la primera parte acabaron bastando para tumbar al filial del Villarreal, que peleó por el empate hasta el último suspiro (2-1). 

Volvió a moverse el conjunto de Luis Miguel Ramis en una peligrosa frontera. Lejos de consolidar su excelente comienzo, el equipo se tambaleó tras recibir el primer golpe y sufrió más de la cuenta para sellar el triunfo. Faltó ambición y sobró miedo, pero se logró el objetivo. La victoria compensa el sufrimiento, pero un equipo como el Espanyol debe ser más contundente y poderoso en su estadio. 

Un paso adelante

No sorprendió Ramis con su once, exactamente el mismo que utilizó en el anterior partido en Galicia ante el Ferrol. La actitud, sin embargo, sí fue distinta. La mala racha obligaba a dar un paso adelante y el equipo se puso en manos de Martin Braithwaite, el punta danés obsesionado con acaparar méritos para no perder su plaza en la selección.

Cada diana del exazulgrana va dirigida a Kasper Hjulmand, el preparador danés. La primera aparición del ariete acabó en la red tras un recorte y un buen disparo con la zurda. Justo después de la media hora, Braithwaite repitió al transformar un penalti cometido sobre Pere Milla. Muy cerca estuvo el tercero del danés, pero Miguel Morro desbarató su lanzamiento. 

Caminaba el partido por el contexto ideal para disfrutar de una tarde plácida en el Stage Front Stadium, algo siempre complicado en el panorama blanquiazul. Y Álex Forés se encargó de corroborar ese sufrimiento al recortar distancias en una acción en la que quedaron retratados Calero y Brian Oliván.

18.249 espectadores

Ese tanto dio oxígeno al equipo de Miguel Álvarez, viejo zorro de los banquillos que supo modificar la película. El Espanyol se mostró demasiado contemplativo tras el descanso y lo fio todo al contragolpe. Los nervios se apoderaron de una grada con 18.249 espectadores, una notable entrada en un choque programado al fin en un buen horario.

Quedaba certificar la victoria y Puado lo tuvo en sus botas, pero el balón acabó en el travesaño y el tanto posterior de Braithwaite fue anulado por fuera de juego. Con media hora por delante y precedentes peligrosos, el fantasma de un nuevo empate se mantuvo vivo con tres córners seguidos salvados con apuros.