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Taquicardias para darse de baja de la SGAE
La sede de la SGAE, en el Palacio Longoria de Madrid.
Maria del Pilar Rey
Tengo un bar pequeño, familiar, donde tenía una televisión pagando a la SGAE. El 4 de abril del 2018, al no poder encontrar al comercial que me había hecho el contrato, envío un correo electrónico a la SGAE solicitando la baja, ya que había sacado la televisión del bar. Tonta de mí, di por hecho que me darían de baja y me olvidé del asunto.
Entretodos
En el mes de septiembre veo que me siguen cobrando. Me pongo en contacto con el comercial. Este me da el teléfono de otra comercial, me pongo en contacto con ella, le explico la situación y le pido la devolución del dinero cobrado de más. En un principio, me dice que no hay problema, pero pasan las semanas y no me devuelven nada. Contacto con ella de nuevo y me dice que no me van a devolver nada, que tengo que acreditar que el local estuvo cerrado esos meses. Ahí tuvimos un rifirrafe, pues considero que no tengo que demostrar que el local estuvo cerrado, simplemente ella tiene que comprobar que efectivamente solicité la baja (el mail donde solicito dicha baja ya se lo había reenviado). Hace caso omiso de mi reclamación, así que voy a la oficina y vuelta a empezar. Ahí me dan otro teléfono y correo electrónico. Me dicen que no me preocupe, que es un buen profesional y que me lo arreglará. Lo llamo, reenvío correos y vuelta a empezar con la misma historia. Al final, misma respuesta: no me va a devolver nada (a todo esto yo ya había dado orden al banco de no pagar más recibos de la SGAE).
Pasa el tiempo y no solo no me devuelven el dinero cobrado después de haber solicitado la baja, sino que me reclaman recibos posteriores. Llamo a la oficina de Madrid, hablo con una Sandra Redondo (a la que vuelvo a explicar toda la historia, le vuelvo a reenviar los correos y quedamos en que la llame por la tarde cuando ella haya podido revisar los correos). Por la tarde me dice que sí que ha recibido los correos y lo único que queda es que el comercial le confirme que efectivamente no tengo televisión. La comercial no pasa a verificar que no hay televisión, lo que sí hace es casi someterme a un acoso reclamandome vía mail y correo ordinario el pago.
Tengo taquicardias, fuertes dolores de estómago de los nervios. Me parece un abuso y una estafa que no me den de baja y me sigan reclamando dinero y me indigna que el gobierno permita estos abusos.
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