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'Shukran lak' (Gracias), refugiados y voluntarios

Campamento de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos.

Campamento de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos. / EFE / STRATIS BALASKAS

Anabel Gómez Martínez

Decidida a combatir esta injusta situación de la cual tanto había oído hablar, me dirijo hacía Grecia en concreto al campo de Alexandria donde se alojan entre 400 y 500 refugiados. Mentalizada y preparada para lo peor empieza mi primer día en el campo como voluntaria de la ONG Refugee Support.

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Cientos de caravanas ocupan la mayor parte del territorio las cuales aparte de caravanas son cocina, comedor, vestidor, sala de invitados y habitación, ya que es donde viven todas las personas que están en el campo. Aparte, también hay una 'community room' donde pueden matar las horas jugando, escuchando música, tomando un 'chai', fumando 'shisha' y por las noches se convierte en una comedor donde pueden saborear los platos sirios que cocina Faris, su mujer y dos voluntarios.

Pensaba que estaría totalmente lista para afrontar lo que fuera, pero una vez allí me doy cuenta de que nunca se acaba de estar preparado para ver de frente todo lo que está pasando. Me cambian la pantalla de televisión por la pura realidad, y empiezo a pensar lo diferente que son las cosas vistas desde la distancia.

El día no era estresante pero no parábamos ni un segundo, eso te hacía estar con la mente ocupada durante todo el rato, pero en mi cas, siempre había un comentario, historia, gesto, mirada o detalle que durante un segundo me llenaba la mente de pena y me hacía desocuparla y topar con la realidad de nuevo.

Fue impactante poder escuchar todas las historias que habían vivido, desde saber cómo habían llegado hasta allí, hasta saber porque no habían llegado los que no estaban. Pero lo que realmente me impactó fue la actitud que tenían todos ellos, el hecho de no tener nada y dártelo todo, la generosidad con la que te recibían y el hecho de sentirte como uno de ellos, hasta el punto de querer aprender sobre su cultura, costumbres e incluso idioma.

Una experiencia la cual la mejor medicina sin duda era estar acompañada durante todo el día de los magníficos voluntarios, compartir sentimientos, experiencias, risas y emociones. Será imposible de olvidar, por eso me gustaría dar las gracias tanto a las personas que ocupan el campo, por ser lo más humanos y por los voluntarios que me hacen creer en la humanidad, porque entre todos con pequeñas cosas se pueden crear grandes, y se deben hacer. 'Shukran lak'.

 

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