'Seis Hermanas', machismo con envoltorio feminista

Dejé de ver la serie 'Seis Hermanas'. Y lo hice porqué se suponía que esta novela de ficción iba a reivindicar la figura de la mujer capaz, trabajadora, feminista e inconformista. Pero ¿dónde ha quedado ahora semejante ideal?

Por una lado, Celia Silva (una de las protagonistas) se ha convertido en un apéndice de un inspector inepto y patético. Blanca Silva ha vuelto con su maltratador y violador como si nada; Marina, la víctima de un hombre que se casó utilizándola para olvidar un antiguo amor, se ha convertido en una asesina sin que se viese tal circunstancia. Salvador, por su parte, es retratado como el rescatador de las incapaces hermanas Silva al hacerse con la fábrica. Con una imagen condescendiente, no deja de ser un personaje machista que, con fachada igualitaria, es capaz de darle a su mujer cierta libertad pero que a la hora de la verdad es quien tiene la última palabra en los negocios. Por no hablar de la amabilidad que se ha tenido con respecto a su adulterio, dejándole todo el peso de la infidelidad a Diana, que al fin y al cabo es la que ha ocasionado la crisis matrimonial por su empeño por dirigir la fábrica. Y la culpa también recae sobre la malvada y seductora Soledad, claro. 

Hablando de adúlteros, debemos mencionar también a Carlos, un infortunado y pusilánime que se ve arrastrado por el capricho de una inmadura, a su vez castigada mediante la pérdida de su hijo y su esterilización (tras lo cual, ya se sabe, ninguna mujer puede considerarse completa). Ella solamente puede aspirar a meterse a monja o casarse con un hombre también incompleto, cuya función casualmente podría cumplir a la perfección el mutilado Ciro.

Estas y otras lindezas nos ofrece la Televisión Española a partir de las 17.30 de la tarde, de lunes a viernes; pese a lo cual y tras escribir esto, confío en que el público potencial de la serie reflexione y deje de lado semejante panfleto machista envuelto de 'pseudo-feminismo'.