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"Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana"

La violencia vicaria es la que se ejerce contra el hijo para hacer daño al otro progenitor.

La violencia vicaria es la que se ejerce contra el hijo para hacer daño al otro progenitor. / ARCHIVO

Se celebró el Encuentro Mundial de las Familias bajo el lema "El amor familiar”. Destacaron frases como: “para preservar los valores de una vida familiar feliz, como son la fidelidad, el amor y la verdad”. La realidad se conoce por palabras que controlan las dudas, pero adornar los problemas conduce a engaño.

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John Fante, precursor del llamado realismo sucio, describió su época de manera desgarrada y seca. Narró los ambientes del desprecio xenófobo, tomó el pulso a las atmósferas que sufrían la falta de medios; ambientes tensos. Se dice que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana. Una verdad que se oculta.

El Papa ha dicho: “de manera especial rezo por las familias que atraviesan dificultades”. Hay quien piensa que la identidad no existe, que solo es una construcción de significados. Pero esa certeza no puede tapar el naufragio que flota en la intemperie. Ahí comienza todo lo malo. Cuando los lazos desaparecen el parto es doloroso. Hay maneras de comprender la sociedad: mientras unos crecen entre algodones, otros llegan con el fruto del fracaso bajo el brazo; un sintagma siniestro que camina sobre espinas.

En busca de un sueño es una banda sonora de perdedores. Esos que se rasgan la camisa en nombre de ciertos principios, que tuvieron un padre que pegaba ladrillos de día y soplaba vidrios de noche, que se van al bar con los amigos, que no sabrían hacer nada sin su mujer, una madre que cuenta las monedas y se pregunta qué va a ser de ellos. Hijas que oyen maldiciones, que se van a dormir sin abrir la boca; hijos que escuchan amenazas, que chillan por un poco de calma.

Hijos humildes, de inmigrantes y de aquí. Historias maquilladas por el letargo de la tele y el móvil. Sogas de una marioneta que vuelan por la habitación de un desamor que se acumula como las hojas caídas. Las cosas se comprenden mejor cuando se releen: ¿qué va a ser de estas niñas, qué será de estos niños sin tiempo libre planificado?

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