Carta de un lector: "Israel ya tiene la guerra ganada desde el inicio"

Por fin una guerra que se gana antes de empezarla. El enfrentamiento entre el ejército israelí y Hamás es tan desigual que la victoria de Israel estaba garantizada desde mucho antes del 7 de octubre. Los palestinos están solos, ni Arabia Saudí, ni los Emiratos Árabes, ni Egipto, ni Jordania quieren convertirse en países acogedores del exilio palestino, la experiencia del Líbano no va a repetirse.

Ya nadie habla de los dos estados de 1948, ni siquiera de los dibujados en verde en 1967, ni del mutuo reconocimiento (Oslo, 1993). El Estado palestino parece destinado a desaparecer bajo el peso de las bombas de uno de los ejércitos más poderosos del mundo, apoyado por las potencias económicas hegemónicas de la “civilización judeo-cristiana” occidental. Y tras el Estado palestino, desaparecerán los palestinos mismos, masacrados, sacados a la fuerza de sus casas y obligados renunciar a todo lo que no sea la mera subsistencia allá donde consiga llegar cada uno de ellos, en una “Nakba” ineludible y sin retorno.

Aterra el carácter ejemplificante que tan atroz disciplina tiene para la inmensa mayoría de desposeídos del planeta: el mercado extractivo tiene sus reglas y sus objetivos, y cuando estos no llegan, aplica la fuerza bruta perfectamente organizada alrededor de la industria militar, la más efectiva de las industrias posibles, el gran motor del desarrollo tecnológico y acaparador.