"La foto del pacto del PSOE con Puigdemont en Bruselas será siempre una imagen inadmisible"

El Carnegie Hall es una sala de conciertos en Manhattan, Nueva York. Un lugar ilustre de Estados Unidos, tanto para los músicos clásicos como para los populares, famoso no solo por su historia y belleza sino también por su extraordinaria acústica. Y, hoy, me sirve a mí para hablar del presidente del Gobierno y su famosa amnistía. Al ser las ganas de Pedro Sánchez de continuar cuatro años más en el poder absolutamente comparables con el deseo de cualquier artista de nuestro mundo de actuar en el Carnegie, ha venido a mi mente una semejanza: el precio que pagó Sánchez para lograr su deseo fue amnistiar a Puigdemont y a todos sus secuaces, y el que deberá costear aquel determinado artista para lograr el suyo es tocar el piano desnudo.

Al final, el concierto aludido puede ser un recital inolvidable, y los cuatro años del gobierno progresista de Pedro Sánchez un atronador éxito político y social, no obstante, las fotos del concertista tocando en pelotas en el Carnegie, y la del PSOE pactando con Puigdemont en Bruselas continuaran siendo para siempre unas imágenes inadmisibles.