Educar cívicamente hoy para la continuidad democrática de mañana

Como docente, me pregunto cuáles son los temas y problemas que deberían tomarse en cuenta en las propuestas didácticas de transmisión del pasado reciente en la escuela para garantizar un proceso de apropiación y resignificación de la experiencia histórica por parte de las nuevas generaciones.

El pasado nos aporta información útil para abordar problemáticas en la actualidad. Por eso, las propuestas didácticas deben tener como finalidad contribuir a abrir debates en el aula que tienen que ver con el aquí y el ahora, conectar a los niños y niñas y a los jóvenes críticamente con la microhistoria familiar, con la historia de su realidad más cercana, para luego abordar contextos más complejos.

No dejamos el diseño curricular, lo flexibilizamos y actualizamos con hechos de la realidad cotidiana. Si presentamos los contenidos en forma de problemas, los hacemos cercanos a la realidad que les toca vivir a los jóvenes; se puede acortar la "brecha generacional" entre  profesores y alumnos, de modo que promuevan una ciudadanía con conciencia crítica, lo que lleva a pensar que otros escenarios sociales pueden ser posibles.

La escuela es un espacio para propiciar el diálogo de memorias, el cual, interviniendo, puede romper silencios, generar posibilidades de escucha nuevas, ampliar el círculo del recuerdo y construir nuevos puentes entre el pasado y el presente. Hay huellas tan próximas a cada comunidad que bien podrían ser un punto de partida. Las nuevas generaciones, tal vez, puedan plantear preguntas que fisuren los relatos canónicos.

Solo si recordamos que un niño o joven es educado cívicamente hoy, puede ser la garantía para la continuidad democrática de mañana. Valoremos esa formación y práctica.