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Quioscos de L'Hospitalet apuntalados por daños estructurales piden ayuda

  • Un perito contratado por el ayuntamiento de la segunda gran ciudad catalana ha detectado en ocho quioscos deficiencias que ponen en riesgo a concesionarios y clientes.

  • Uno de los afectados ha escrito un carta a EL PERIÓDICO pidiendo ayuda económica al consistorio porque no puede afrontar esta reforma urgente.

El quiosco situado en la plaza del Repartidor de L’Hospitalet, con cinco puntales asegurando la cubierta.

El quiosco situado en la plaza del Repartidor de L’Hospitalet, con cinco puntales asegurando la cubierta. / RICARD CUGAT

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Luis Benavides
Luis Benavides

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Cinco puntales aseguran el quiosco de prensa regentado por Manuel Arsis, de 61 años, sito en la plaza del Repartidor de L’Hospitalet de Llobregat. Tras una reciente inspección motivada por un problema en un quiosco del barrio de La Florida a finales del pasado año, un perito contratado por el consistorio observó deficiencias en ocho casetas de la ciudad e instaron a los concesionarios a realizar unas “actuaciones de urgencia” para evitar que las cubiertas puedan caer en la vía pública y causar daños personales. El coste de cada intervención puede rondar los 5.000 euros, por lo que varios vendedores afectados piden ayuda al consistorio en una carta recibida en la sección de participación de EL PERIÓDICO.

“El Ayuntamiento de L’Hospitalet pretende que los concesionarios paguemos íntegramente una reparación relacionada con unos defectos en la estructura que aguanta el techo provocados por una deficiente construcción. Nos parece injusto y una demostración más de su falta de sensibilidad”, explica el quiosquero en su carta, en referencia a las tasas municipales por ocupación de la vía pública que no les "perdonaron" durante la pandemia. “Estuvimos trabajando a pie de calle por el derecho a la información, con mucho miedo al virus, y así nos lo agradecen”, protesta.

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Obligaciones del concesionario

Fuentes municipales explican a este diario que "es el concesionario quien debe mantener en buen estado el habitáculo". En el caso de los ocho afectados, destacan, "no se ha realizado este mantenimiento, o si se ha realizado no se ha actuado a nivel de la estructura del quiosco". Las bases de los pilares tienen un embellecedor, añaden las mismas fuentes, que ocultaba su oxidación y por tanto "no había sido detectada a simple vista anteriormente".

El pliego de condiciones deja claro que el concesionario deberá costear “las obras de conservación o adaptación que considere necesarias para el adecuado desarrollo de la explotación”, pero estos quiosqueros plantean sus dudas acerca de los daños descritos en el informe -en el que se puede leer "apuntalamiento de la estructura"- , por lo que solicita al menos una colaboración económica por parte de la administración.

Arsis descubrió que una de las barras encargadas de sostener la cubierta del quiosco estaba oxidada y totalmente suelta cuando el perito retiró un embellecedor.

/ Ricard Cugat

El coste de la actuación según el presupuesto estimado por el perito para el quiosco de Arsis asciende a 3.050 euros, un importe sin IVA al que deberán añadir el permiso de "obras menores". La actuación recomendada incluye anclajes, placas, tubos, pintura anti-orines, mortero, hormigón y pavimento; amén de un mínimo de 20 horas de mano de obra de un paleta, un ayudante y un herrero. Así, la reforma completa podría alcanzar los 5.000 euros, una cantidad inasumible por los afectados. Arsis ya pidió préstamos durante la pandemia y este gasto sobrevenido y extraordinario, asegura, pone contra la cuerdas su modo de vida.

Otra quiosquera afectada, Elena Llamas, con caseta en la rambla de Just Oliveras, afea al consistorio “las prisas” -tienen tres meses desde la recepción del comunicado- y que no ofrezcan más facilidades o ayudas. Sobre este punto, técnicos del ayuntamiento aseguran a este diario que están abiertos a estudiar caso a caso para ampliar el plazo, que pueden dirigirse al departamento de Vía Pública del ayuntamiento, si bien insisten al mismo tiempo en la importancia de corregir estas peligrosas deficiencias. En caso de fuertes vientos, por ejemplo, la pesada cubierta podría volcar.

Quiosco situado en la avenida de la Electricitat, en L'Hospitalet, apuntalado y con la persiana bajada desde mediados de marzo.

/ EL PERIÓDICO

Habitáculos precarios

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En la avenida de Electricitat otro compañero a punto de jubilarse hizo números y decidió no levantar la persiana, lamenta el autor de la carta. Esa caseta de prensa también está apuntalada y vecinos de la zona confirman a este diario que lleva "dos o tres semanas cerrada".

En la calle de Josep Tarradellas i Joan, otro concesionario de un quiosco clásico -de color verde y con un tejado prominente- ha tenido más suerte: los inspectores no detectaron ningún peligro inminente y no deberá acometer ningún arreglo. “Pero entiendo perfectamente el malestar de estos compañeros porque hace tres años tenía goteras y los del Ayuntamiento se lavaron las manos”, apunta el quiosquero, Juan José Jurado.