Ser sujeto sexual y no objeto

Julio José Iglesias presentando a su novia con una sábana encima como si estuviese revelando un sofá tapizado.
Machismo asqueroso entre aplausos y sonrisas.pic.twitter.com/LwMTk4j6Gc

— Spanish Revolution (@Spanish_Revo) 19 de noviembre de 2022

A mí me parece esperpéntico, machista, grasofóbico y consumista. Explico por qué me lo parece.

• Esperpéntico: tratan a la pareja de Julio José como si fuera un objeto del que presumir.

• Machista: a quienes se suele tratar como objetos de deseo es a las mujeres

• Grasofóbico: evidentemente todo el mundo sabía que debajo había una chica exuberante y espectacular (y más joven que él). No sé por qué, pero a muchos hombres les gusta un tipo de chica muy concreto… ejem ejem.

• Consumista: la impresión era que se trataba a la chica como si fuera una de las joyas que presentaban. Un objeto caro, bonito y perfecto que se puede comprar y al que se debe admirar. Una más para la colección de parejas de este señor.

Estos días he hablado de todo esto con algunas personas de mi entorno y también les ha parecido esperpéntico que un hombre quiera chulear así de su pareja, como si fuera un objeto, una joya que pasear. Y también nos hemos preguntado cómo es que una chica se deja hacer algo similar. La respuesta es compleja pero tiene que ver con que a las mujeres nos educan para ser objetos de deseo y no sujetos de deseo. Me explico:

• Educamos a las niñas, a las chicas y a las mujeres para ser objetos de deseo: para gustar a las otras personas y encajar en unos cánones estéticos imposibles y para tener una personalidad más insegura y dependiente de la opinión del otro (sobre todo si el otro es un hombre). Nos educan para complacer sexualmente al hombre cishetero y no para conocer nuestro placer y buscarlo. Siempre el placer del otro y los deseos del otro tienen que ir por delante que los propios. En el terreno sexual y en todos los terrenos. Y que el otro u otros nos admiren por nuestra belleza es uno de los premios más altos que podemos ganar. Por eso, supongo, que Vivi Di Domenico vio 'normal' que su pareja quisiera fardar de novia presentándola así.

• Queremos ser sujetos de deseo: queremos poner nuestro placer y nuestros deseos tan adelante como lo están los de los hombres en esta sociedad. Queremos que se nos tome en serio sea como sea nuestro cuerpo, nuestra profesión y nuestra actitud ante la vida. No queremos que se nos pasee como si fuéramos un perrito de feria (y a los perritos quizás tampoco se los tendría que pasear así). Queremos que la sociedad deje de opinar sobre nuestros cuerpos y nuestra belleza desde que somos pequeñas. Queremos que se priorice, también, nuestro placer sexual y nuestras opiniones en este terreno y en todos los demás.

Este ejemplo nos demuestra, una vez más, cómo de instaurado está el machismo en nuestro entorno. Y una de las cosas que me inquieta bastante es saber si las personas que había allá, en directo en aquel evento, y que sabían que se presentaría a la pareja de aquel señor de este modo… Me encantaría saber por qué se quedaron a mirar. Es más, ¿cómo puede ser que ante tal situación ridícula y denigrante, en lugar de denunciarlo se quedaron allá haciendo el ‘ooooohhhh’ de sorpresa que se escuchó cuando destaparon a Vivi? Como si fuera el nuevo modelo de coche de una marca o el nuevo modelo de Iphone.

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Dejadme aprovechar este espacio para reivindicarnos como sujetos sexuales que tenemos derecho a conocernos, a decidir por nosotras mismas, a disfrutar de nuestro cuerpo, sea como sea, a descubrir nuestro placer y dejar de aprender una sexualidad centrada en el hombre cisheterosexual.

Es tan absurdo como necesario reivindicar, a finales del año 2022, todas estas cosas. Pero todavía hay quien dice que es una tontería que nos enfademos cuando pasan cosas como estas. Que no había mala intención. Que es una manera como cualquier otra de presentar a tu pareja en sociedad. Pues no, no es una manera como cualquier otra. Esto implica convertir en objeto de deseo a una persona que se merece que la valoren por muchas cosas y no solo como si fuera un trofeo bonito.