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Atascos, ruido y orines: vivir junto al Park Güell

Una vecina de la Rambla de Mercedes relata en una carta enviada a ENTRE TODOS las molestias ocasionadas por la presencia masiva de taxis en su calle. El ayuntamiento estudia fórmulas 'smart' para resolver este colapso circulatorio

Colapso de taxis en la Rambla de Mercedes

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Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

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“Cuando llegué hace cinco años me despertaba con el canto de los pajaritos, de diferentes especies, era un paraíso. Ahora solo escuchamos los motores y los cláxones de los coches”. Con estas palabras resume Mercè Garcia el impacto que ha tenido la colocación de una parada de taxis hace tres años en su calle, la Rambla de Mercedes de Barcelona, situada a pocos pasos de un acceso al Park Güell.

Vecinos y entidades del barrio de La Salut ya han denunciado en la sede del distrito de Gràcia problemas de movilidad en esta corta y empinada vía, pero esta lectora va más allá en la carta enviada a la sección Entre Todos de EL PERIÓDICO. “La masificación de taxis cada día, de nueve de la mañana a nueve de la noche, hace inviable la convivencia, el respeto, la seguridad personal y viaria y la limpieza para las personas que vivimos y teletrabajamos aquí”, detallaba en su misiva esta vecina, que ha sido testigo de incontables broncas entre taxistas y conductores de VTC, también entre los propios taxistas. "Se suceden las peleas, a veces muy violentas, y debido a la fuerte inclinación de la calle, incluso atropellos y accidentes con peatones", precisa. Ella, muy a su pesar, se ha enfrentado a trabajadores del taxi, los que paran justo frente a la rampa de acceso a su aparcamiento. “Me considero una mujer muy pacífica, no me gustan los conflictos, pero cada vez que tengo que sacar el coche del garaje me pongo tensa, me siento impotente cuando no respetan el vado y encima se ponen agresivos si les pido que se aparten”, añade Garcia, que también asegura que algunos conductores y visitantes hacen sus necesidades en la rampa de acceso a su aparcamiento o en las jardineras.

Como la lectora, otras vecinas de su bloque relatan a este diario los problemas ocasionados por una parada de taxis con un total de siete plazas que provoca numerosos atascos. La fila de vehículos que guardan su turno para llevar pasajeros dobla la esquina e impide que el bus de barrio, el 116, pueda enfilar el último tramo de la calle de Marianao, cuya circulación está restringida a transporte público y vehículos autorizados. Entonces, en esos casos, empieza la sinfonía de cláxones. “Si abro las ventanas es como vivir en un atasco continuo”, asevera otra vecina del mismo bloque, Silvia Gil, que por su trabajo como enfermera en el turno de noche necesita dormir justamente cuando más hierve su calle. “Ventanas cerradas y aire acondicionado -añade resignada-, no tengo otra alternativa”.

¿Reubicación o 'app' para taxis?

“Todo esto no es nuevo. Hace ocho años que pasa. Esta es la quinta ubicación de la parada y no pretendemos traspasar el problema a otra calle. Creemos que el lugar más adecuado para encochar y desenchochar es la explanada del Park Güell, en la carretera del Carmel”, explica Maria Solanas, también vecina de Garcia y una socia muy activa de la Associació de Veïns Park Güell-la Salut–Sanllehy. Si bien los taxistas consultados en la rambla de Mercedes entienden el malestar de los vecinos, aseguran que la parada en ese otro acceso del parque sería poco atractiva. “Si se la llevan a la carretera del Carmel perderíamos muchos clientes, todos los que salen por aquí (Larrard), que acabarían cogiendo un VTC”, asegura Alfredo, quien solo pide que les dejen trabajar. “Antes estábamos mejor, en una calle sin pendiente”, recuerda otro taxista, Christian, en referencia a su ubicación en la cercana calle de Olot.

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Fuentes municipales explican a este diario que se está trabajando con el sector para "buscar una fórmula que permita que los taxis no se esperen en espacios en los que en determinados momentos no hay demanda" y evitar de esta manera que se acumulen. La solución podría pasar por el uso extendido de una sencilla ‘app’, no muy diferente a las que usan las plataformas VTC, que podría entrar en funcionamiento en breve: Picmi Taxi. Este servicio digital, creado por el Institut Metropolità del Taxi (IMET) y el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB), sustituye las tradicionales peticiones a mano alzada por la demanda directa mediante un clic. “Puede ser una de las medidas que contribuyan a descongestionar este ámbito y mejoren la gestión de la movilidad en este punto”, explican las mismas fuentes, que estos momentos dicen estar estudiando “la mejor opción”, pues tampoco es descartable la instalación de un sistema inteligente que detecte si la plaza de taxis está ocupada o no y se genere un aviso si no están libres, para disuadir a otros taxis a acceder a una vía tan cargada como Rambla de Mercedes. 

Las vecinas remarcan que no están en contra del turismo, pero piden “una mejor gestión” del mismo “para no cargarse la vida del barrio”. Las restricciones para limitar el acceso al parque en ciertos momentos de día a favor del uso vecinal, que según fuentes municipales han reducido a la mitad el número de visitas -9 millones de visitas anuales antes de la pandemia, 4,5 millones desde el verano de 2020 -, se han demostrado insuficientes. Mediante una 'cámara inteligente' han contabilizado una media de 2.000 taxis al día, una cifra que parece incompatible con eso que entendemos como vida de barrio.