Las pruebas para detectar el covid

Por qué los test de antígenos pueden manipularse con bebidas | Verificat

Una enfermera hace un test de antígenos

Una enfermera hace un test de antígenos / Europa Press / David Zorrakino

6
Se lee en minutos
Verificat
Verificat

Verificat es una plataforma de fact-checking sin ánimo de lucro en Catalunya. Nos dedicamos a verificar el discurso político y el contenido que circula en las redes y a la educación para el consumo crítico de la información.

ver +

Están circulando vídeos que buscan demostrar que los test de autodiagnóstico de antígenos para detectar el covid-19 pueden falsearse fácilmente con unas cuantas gotas de agua de grifo, zumo de naranja o refrescos. ¿Puede esto ocurrir? Lo cierto es que sí, pero contrariamente a lo que algunos usuarios insinúan en redes sociales, esto no invalida su funcionamiento ni los hace inútiles. 

El caso más sonado en España fue el de unos profesionales del hospital Virgen Macarena de Sevilla, que tras publicar el vídeo en el que enseñaban cómo falsear un test de antígenos y hacerse viral, fueron investigados por la Junta de Andalucía. Antes que ellos ya lo demostraron unos estudiantes de Reino Unido, que gracias a falsear la prueba evitaron acudir a clase. 

Noticias relacionadas

Ahora, otro vídeo de características muy similares se ha viralizado en España. En él aparece una persona echando agua de grifo sobre la zona de aplicación (el orificio en el que se vierte la mezcla de líquido con el hisopo). Pocos segundos después, la tira de papel se vuelve rosa y se hacen visibles tanto la línea de control (C) como la de prueba (T). Es decir, arroja un resultado positivo.

El test está diseñado para detectar las proteínas del SARS-CoV-2 (o antígenos, de ahí su nombre) y la regulación del pH es importante para que la muestra salga bien. "El pH afecta a la estabilidad de cualquier proteína, y los anticuerpos son proteínas", indica a Verificat Elena Velázquez, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC). Como "el pH afecta a la conformación del anticuerpo, eso puede afectar a su reconocimiento", añade.

El pH vuelve “locos” a los anticuerpos

Si el pH del líquido aplicado es muy ácido o muy básico, los test dejan de cumplir su función. Por eso, cuando vemos vídeos de gente echando jugo de naranja en el test, éste puede dar positivo. La naranja tiene un pH ácido de 4,16 en una escala de 0 a 14 en la que el 0 es el ácido total, el 7 es el neutro y el 14 es el alcalino total. 

Para que haya una interacción estable entre antígeno y anticuerpo el pH debe situarse entre 6.5 y 7.0. Al modificar el pH del test con líquidos como el zumo de naranja, el test se altera. Los estudios científicos señalan que en un pH menor de 5.0 y mayor de 9.5, el equilibrio entre el antígeno y el anticuerpo es 100 veces menor (les cuesta 100 veces más unirse) que dentro del pH recomendado. Si vamos incluso más allá de esos rangos, como ocurre en el caso de la naranja, los anticuerpos pueden sufrir cambios que pueden destruir la complementariedad con el antígeno y dar lugar a falsos positivos como los observados en los vídeos. Es decir, los anticuerpos “se van a volver locos”, explica a Verificat Belén Barreiro, vicepresidenta de la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) y directora general de Ingenasa.

Por eso los test de antígenos vienen siempre con un líquido o buffer. Se trata de un reactivo que sirve para mantener el pH estable dentro de los rangos que requiere el test. Si no se utiliza correctamente, algo que ocurre en la inmensa mayoría de los vídeos que falsean los test, es como pretender hacer magdalenas sin levadura: lo que tendremos será cualquier cosa menos magdalenas. 

Según el manual de instrucciones, si la línea de control no se colorea significa que la muestra está mal tomada, pero en el vídeo del agua de grifo, las dos líneas se hacen visibles. Esto ha levantado sospechas de que el resultado que ofrecen estos test puede ser poco fiable. Pero eso es como decir que por copiar en un examen y sacar un 10, los exámenes no son un método de evaluación académica válido. Los exámenes, como los test de autodiagnóstico, deben hacerse de acuerdo a unas normas concretas; si no se respetan, no sirven para nada más que para demostrar que se pueden falsear. 

Un ‘sándwich’ de anticuerpos y antígenos

Los test de antígenos utilizan una tecnología conocida como inmunocromatografía, que ya se usaba anteriormente para detectar embarazos, virus digestivos, respiratorios, y hasta el VIH. El mecanismo funciona solamente con una pequeña tira de papel que se encuentra en el interior del test y que está hecha de nitrocelulosa.

El líquido (buffer) es absorbido por el papel y se vuelve rosa. En caso de que el antígeno esté presente en la muestra (es decir, en el hisopo que la persona se ha introducido en la nariz), los anticuerpos coloreados se unirán a estos antígenos como si de imanes se tratara en la línea de prueba (C) y aparecerá resaltada en la banda del test (T). Si es negativo, solo se visibiliza la línea de control. 

“A un test de antígenos hay que entenderlo como si fuera un sándwich en el que las dos rebanadas de pan son los anticuerpos (están insertados en la tira de papel) y el jamón es el antígeno (proviene de la muestra obtenida con el hisopo si estamos contagiados por el virus)”, explica Barreiro. “Los dos panes entre sí no reaccionan si no es a través del jamón, y es este último el que reconoce las rebanadas y hace de pegamento en la unión antígeno-anticuerpo", concluye.

O sea, que no puede haber interacción entre los dos anticuerpos sin contar entre medias con el antígeno viral. Esto es importante para entender por qué, cuando no hay infección, la línea de prueba no se colorea.

El viaje hacia la línea de control

"Uno de los panes (anticuerpos) está inmovilizado en la línea T de test [la que confirma el positivo], y es el otro, ubicado en la zona de aplicación, en el que migra o se desplaza", apunta. Los anticuerpos ‘migradores’ cuentan con un marcador, una especie de "pelota roja que se va a pegar al antígeno” en caso de que este esté presente en la muestra. 

Una vez formado el combo antígeno-anticuerpo, avanzan juntos hacia la línea de prueba. Ahí espera una segunda tanda de anticuerpos, que en caso de infección hará que la línea se coloree. Todo esto es posible porque hay antígenos en condiciones normales. Si no hubiese virus, no habría antígenos y, por tanto, esta unión entre anticuerpos no sería posible (y la línea no sería visible). 

Paralelamente, el líquido avanza también a la zona de control, que en caso de que el test se haya realizado correctamente (independientemente de si hay infección o no) será visible rápidamente (aunque recordemos que, para tener resultados concluyentes, debemos esperar 15 minutos).

Los test que fallan son retirados

También puede pasar que haya test rápidos de autodiagnóstico que presenten numerosos falsos positivos incluso cuando la toma de la muestra se realiza correctamente. En ese caso, las agencias reguladoras competentes estudian el producto; si descubren que no funcionan como deberían, se procede a su retirada del mercado. 

Es lo que ha pasado precisamente con el Genrui Sars-Cov-2 Antigen Test Kit, un test rápido de autodiagnóstico procedente de China y que cinco empresas de Madrid, Getafe, Barcelona, Sevilla y Asturias distribuían. El aviso de retirada de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) tuvo lugar después de que otro organismo regulador, la autoridad competente irlandesa (HPRA) mandase un aviso a España informado del cese de comercialización y de la retirada del mercado de manera voluntaria en su país.