Miedo a ir a votar y rechazo a los políticos

Los lectores de EL PERIÓDICO han querido compartir sus inquietudes antes estas anómalas elecciones al Parlament, que finalmente se celebrarán el domingo 14, a través de la sección de participación Entre todos, que siempre les da voz. La principal preocupación para algunos es la salud, y la critica más extendida es por qué se convocan en plena tercera ola de la pandemia en lugar de aplazarlas. Sin embargo, hay ciudadanos que querrían votar y no pueden: es el caso del italiano Silvio Ajmone. También confía en la utilidad de las elecciones Jordi Querol, y propone la coalición que a su juicio sacará el país adelante. Otros se detiene más en la situación en la que se encuentra Catalunya, como Francisco Martín Álvarez, quien aprovecha para hacer una replica a las palabras de Dolors Sabater, candidata de la CUP.

Lo que sucedió en su momento con Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, y otros políticos de este tipo ya se ha terminado: las mayorías absolutas no existen. En Catalunya, el próximo 14 de febrero los tres partidos más votados serán ERC, PSC y Junt per Catalunya (JxCat), y todo indica que las diferencias de votos entre ellos –a fecha de hoy, una incógnita– no será muy grande.

En los momentos actuales ya no es posible que se formen gobiernos de partido único, ni de dos cabezas. Lo que hay son gobiernos de coalición: los que suman, más ganan. Dicho esto, se ve claro que, dentro del Ejecutivo elegido para gobernar Catalunya durante los próximos cuatro años, nos encontraremos con dos de los tres partidos aludidos (ERC, PSC yJxCat). De ellos, el único que puede llega a gobernar con dos opciones tan diferentes es ERC.

En estos momentos, de todas las asociaciones posibles, la coalición ERC-PSC-Podem y alguien más es la que tiene más probabilidades. Las discordias y rencillas entre ERC y JxCat han sido demasiadas y así no se puede gobernar. Creo, sinceramente, que con Pere Aragonès y Salvador Illa –dos  funcionarios de la política nada brillantes, pero inteligentes, serios y trabajadores– en estos momentos de zozobras, populismos, crisis económicas, virus, odios, y muertes, es lo menos malo que le puede suceder a Catalunya. Sus respectivos partidos tienen mucha historia, muy poca corrupción, algunas veces andan juntos por Madrid y no tienen a ningún dirigente importante viviendo en el extranjero. 

La señora Dolors Sabater, candidata de la CUP, apela a la resolución 2625 de la ONU, que avala el derecho de autodeterminación, para «poner fin rápidamente al colonialismo», que, desde su perspectiva, es aplicable a Catalunya por su condición de «colonia» de la perversa España. 

Cabe decirle a la señora Sabater que somos una curiosísima «colonia» en la que casi 200 nativos, altos cargos del Gobierno de los colonizados, ganan un sueldo más grande que el presidente de Gobierno de la opresora metrópolis, y en la que otro importante montón de nativos oprimidos viven muy bien de subvenciones y sinecuras por su fundamental labor de pregonar el evangelio de la liberación patriótica.

Además, en los últimos 40 años, muchos dirigentes y acólitos del Gobierno de los colonizados se han lucrado pegando mordidas. ¿Acaso robaban a la malvada metrópolis para regalarlo a los pobres colonizados? ¡No, las víctimas eran sus propios compatriotas y se quedaban con el botín! Como su gran timonel, que provocó en cierta entidad bancaria un agujero de casi 20.000 millones de pesetas que acabó pagando ¡oh, el Gobierno de la metrópolis! Curiosa «colonia», Catalunya, en la que las fortunas de muchos colonizados se hicieron con el tráfico  de esclavos en el siglo XIX.

Resolución 1514 de las Naciones Unidas: «Todo intento de quebrantar total o parcialmente la unidad e integridad de un territorio es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas». De nada. 

Por favor, ¡que alguien me preste su voto! Soy italiano, vivo en Barcelona desde hace 20 años y durante el mismo periodo he pagado impuestos a Hacienda, como sucede con todo aquel asalariado que no puede mover su domicilio a Andorra.  

Llegué aquí en tiempos en que se decía la frase «tothom qui viu i treballa a Catalunya és català» y de esta forma me he sentido desde entonces. Aquí me he integrado, he aprendido dos idiomas que domino, he formado una familia, me he hipotecado y he vivido intensamente la vida social y política de estos años. Después de los hechos de la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), pedí la nacionalidad española en enero de 2018 (todavía en trámite) y después de los disturbios que acontecieron tras la sentencia a los líderes del ‘procés’ me inscribí en el PSC, que es el partido que más comulga con mis ideales sociales y económicos: el sentimiento identitario catalán (el español no me interesa, soy contrario a la independencia por razones racionales y no de tripa).

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Estoy a favor de una España federal. Siempre me ha gustado Miquel Iceta (con quien comparto cumpleaños y orientación sexual) por su dialéctica e inteligencia, pero la apuesta por Salvador Illa me parece muy acertada. Al exministro de Sanidad le denigran como tecnócrata, cuando es justo lo que necesitamos ahora.

Ya sabéis lo que pienso y lo que votaría el 14-F. Como yo no puedo hacerlo, ¿hay algún indeciso que quiera votar en mi lugar? Es la única forma en la que puedo votar. Gracias.