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Pericles Kordolaimis: «Protegemos del mundo real a quien se siente 'bicho raro'»

Profesor de idiomas, es parte de un colectivo organizador de 'micros abiertos' que producen convulsiones culturales

Pericles Kordolaimis, empujando una columna de libros en en la Biblioteca Sant Ignasi Iglésias-Can Fabra.

Pericles Kordolaimis, empujando una columna de libros en en la Biblioteca Sant Ignasi Iglésias-Can Fabra. / RICARD CUGAT

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Hoy es un martes cualquiera y en el Inusual Project, refugio cultural del Raval de Barcelona, hay un tipo bien curioso presentando un 'micro abierto', esto es, un escenario disponible para quien desee expresarse en él como quiera: música, teatro, danza, poesía, literatura, humor... todo vale en esta convulsión cultural. El hombre se llama Pericles Kordolaimis (Atenas, 1975), forma parte del colectivo '7 personajes buscan autor' y, a juzgar por sus juegos de palabras y su manera de hablar, uno podría hacerle de otra época, si bien todo parece indicar que es de la nuestra.

-¿Quién es Pericles Kordolaimis?

-Un profesor de idiomas que da clases particulares de inglés, griego moderno y castellano, al que le apasiona el mundo de la imaginación: lo real por sí solo no aporta tanto como piensa la gente; sin imaginación la vida no vale tanto la pena.

-He escuchado cómo habla y leído sus curiosos curiosos estados de Facebook

-Yo funciono mucho lingüísticamente: si miras las relaciones de las palabras, flipas. A veces hago falsas etimologías: el contrario de sastre podría ser desastre. Tiene mucha lógica. Mi favorita es: "Hay personas que saben hacer crepes, los demás simplemente discrepan". ¡Podría ser! También me gustan las palabras en desuso: creo que no hay que decir "¡qué pasa!", sino "¡qué acaece!".

-Interesante... creo.

-(Ríe) A veces me siento un poco como Sheldon, de The Big Ban Theory, y no lo digo en términos de inteligencia, porque entonces sabría 15 idiomas. Me gusta hablar de cualquier cosa: por eso me fascinan las enciclopedias; voy casi cada día a la biblioteca para leer libros y porque en casa no tengo internet [mientras lo dice, se saca del bolsillo un móvil del Pleistoceno].

-¿Lo dice en el sentido de verse fuera del sistema, de sentirse de otra época?

-Te seré sincero porque creo que eres un periodista que no sólo hace las preguntas 'que tiene que hacer': yo he tenido la sensación de venir de otra dimensión. A veces creo que pertenezco a otra época; por ejemplo, podría vivir en el siglo XIX. Poe me flipa: ¡tuve una imagen suya de foto de perfil dos años!

-Esa esencia me cuadra con este 'micro abierto'.

-Claro: desde el colectivo lo organizamos porque queremos ofrecerlo como una protección del mundo real a quien se siente un 'bicho raro'. Quien en su día a día se siente desubicado, aquí está bien porque puede expresarse libremente, por mucha locura que haga.

-Efectivamente, he visto a gente muy diversa haciendo de todo.

-Sí, porque la cultura es precisamente eso. Puedes expresar las cosas que te dan miedo, las cosas que te preocupan... sin ese miedo. Para mí lo primero es la palabra libertad. ¡Aquí incluso puedes abrazar a un desconocido!, como hice yo con la poetisa Mónica Caldeiro, que ahora es mi amiga.

-¿A usted le han cambiado estos 'micros abiertos'?

-Claro: yo soy mucho más valiente que antes, cuando tenía un miedo escénico brutal y no podía tener delante a gente. Ahora, ya ves: salgo al escenario a presentar [los 7 integrantes del colectivo presentan por turnos], a decir cosas que alguno consideraría bobadas y a recitar poesía.

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-Para acabar, un reto que tenga en mente.

-Vivir una temporada en otra ciudad, quizás Madrid o Londres, mis favoritas después de Barcelona, adonde llegué el año 2009 después de hacer mi Erasmus aquí el curso 95-96. Aquel año me cambió la vida para siempre.