Ferran Agúndez: "El judo te hace abrazar el problema y la solución"

Con 10 años empezó a integrar los principios del judo que hoy comparte con personas, individuales o en colectivos, para mejorar relaciones y objetivos

Ferran Agúndez, en el Centre de Tecnificació de Judo del Bages i Moianès.

Ferran Agúndez, en el Centre de Tecnificació de Judo del Bages i Moianès. / MARC VILA

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Carme Escales
Carme Escales

Periodista

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A veces, la siembra interna que va haciendo una práctica desde la infancia, un deporte, una afición, acaba siendo pilar de un sólido futuro profesional. Esa es la historia de Ferran Agúndez (Manresa, 1960) y el judo. Estrategia, equilibrio, sabiduría y respeto frente al rival llegaron a su vida en la niñez y hoy integran su método para acompañar y pulir crecimiento empresarial y mejores relaciones.

 ¿Cómo se inició en el judo?

El club de hockey sobre patines sonde yo jugaba se deshizo y mi padre, que conocía el judo por un primo, cuando abrieron el primer club de esta disciplina en Manresa, me apuntó. 

¿Qué le aportó?

En la escuela, tenía pánico a saltar el potro y el plinton, y en el judo lo primero que aprendes es a caer. Eso me dio seguridad, en poco tiempo perdí el miedo, y eso me enganchó.

Hizo del judo su aliado.

El judo es una filosofía de vida, un deporte individual que se practica en grupo, y necesita al adversario. Pero luego descubres que el principal adversario eres tú mismo. El judo es una manera de afrontar adversidades en cualquier ámbito de la vida.

Ya nació como método pedagógico para cuerpo y mente.

Sí. Jigoro Kano, que era un educador japonés, a los 22 años, en 1882, fundó la primera escuela de judo. Judo significa camino de la flexibilidad. Él se inspiró en el jujutsu, el arte de guerra sin armas, de los samuráis, y le quitó toda técnica que pudiera lesionar. El mismo kimono permite coger al adversario sin dañarlo y amortiguar su caída.

¿No se trata de vencerlo?

El judo es un camino de mejora propio, de aprendizaje. Por eso, lo primero que aprendemos es a caer, no a tirar al otro. Decimos que en judo, o se gana o se aprende. En realidad, el judo te lleva a abrazar el problema y la solución. Trata de convertir una amenaza en una oportunidad. Por eso lo que interiorizamos con esta disciplina es aplicable a cualquier circunstancia adversa.

¿Cómo?

El reto es intentar cambiar el paradigma, hacer más beneficioso nuestro entorno competitivo. Perder el miedo a caer es perder el miedo al fracaso, la resiliencia, adaptarse. Minimizas los riesgos porque ya sabes caer sin dañarte. En la empresa, si un proyecto no tiene éxito, no es fracaso, es aprender por qué.

Sus sesiones de judo en las empresas (www.judomanagement.com

La aproximación física, el contacto, cambia la perspectiva mutua, ayuda a comprender mejor, a conocer a compañeros de otros departamentos, jefes o becarios. El judo enseña cómo luchando se puede cooperar.

Puede que apliquemos estrategias del judo sin saberlo.

Así lo afirmo en el libro que he dedicado a esta aplicación del judo en las empresas (Judo management. Claves para potenciar la innovación en las organizaciones a través de la filosofía del judo). Negociación, liderazgo, estrategias para un modelo de negocio, se aplican a diario en las empresas. Pero el día a día no permite parar y prestar atención a las oportunidades, también en las aparentes amenazas.

¿Había competido en judo?

De los 14 a los 30 años. Aprendí a utilizar mi energía de forma eficiente, y tras casi 30 años de trabajar en multinacionales, alineo lo que el judo me ha enseñado con lo vivido en las empresas. 

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¿Sigue practicándolo?

Sí, en el Centre de Tecnificació de Judo del Bages i Moianès, a veces somos más de 100 judocas. Mis tres hijos -tres cinturones negros- también.