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Alfonso Fernández: «No nos conformamos con ponerles una cama, sino con su felicidad»

Este voluntario rehabilita viviendas de familias en riesgo de exclusión social en un barrio de Badalona

Alfonso Fernández, en una de las características calles del barrio de Pomar, en Badalona.

Alfonso Fernández, en una de las características calles del barrio de Pomar, en Badalona. / MARTÍ FRADERA

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Hay una frase que sintetiza la labor de la parroquia de San Sebastián del barrio de Pomar, en Badalona: "Intentamos llegar adonde no llega Servicios Sociales". Lo afirma Alfonso Fernández (Badalona, 1962), coordinador de 'San Martín de Porres', uno de los voluntariados de la fundación vinculada a la citada parroquia. El proyecto consiste en rehabilitar viviendas de Pomar para que las familias en riesgo de exclusión social que en ellas viven lo hagan en condiciones dignas y así el barrio deje definitivamente atrás los tiempos en que la vida no le sonrió.

-¿Cómo empezó en el voluntariado?

-Lo conocí hace un año a través de un retiro de Emaús, donde descubres la hermandad cristiana. Ahora me siento más feliz: tengo oportunidad de servir a los demás, algo sobre lo que nos falta conciencia.

-¿Había sido ya voluntario?

-Sí, antes había acompañado a enfermos abandonados en hospitales. Ahora, además de en 'San Martín de Porres', participo en una entidad que envía alimentos y medicamentos a países necesitados.

-¿Cuánto tiempo le ocupa ser voluntario?

-Un par de horas diarias. Yo soy técnico de mantenimiento en una empresa de transportes de Barcelona, razón por la que contaron conmigo para el proyecto, pues hacemos instalaciones en las casas de las familias.

-Un voluntariado en su propia casa.

-Sí, yo soy del barrio de al lado: antaño hubo mucha dejadez, pero aún hay necesidades por cubrir. No solo hay que pensar en ayudar en África, sino también al vecino, incluso el de tu propia escalera. 

El voluntario Alfonso Fernández, en el barrio de Pomar de Badalona. / martí fradera

-¿Con qué tipo de familias trabajan?

-Desde ancianos sin recursos o que no le dan importancia a los desperfectos que tienen, hasta familias desestructuradas sin ingresos. Esto nos puede pasar a todos.

-¿Cómo detectan las familias necesitadas?

-Unas veces ellas manifiestan su necesidad en el comedor social de la parroquia; otras, tenemos otro voluntariado, 'Abiertos al barrio', donde los voluntarios visitan las casas y escanean sus necesidades.

-¿Y después?

-Lo primero es que la familia quiera ayuda, y ahí valoramos qué necesidades hay; si podemos hacer la rehabilitación nosotros, que somos unos diez voluntarios, o si requiere una obra mayor y debe intervenir una empresa.

-¿Qué tipo de reformas hacen?

-Desde arreglos pequeños hasta importantes, además de aportar muebles. Por ejemplo, últimamente hemos hecho una instalación eléctrica completa y hemos reformado una habitación llena de humedades y sin trozos de pared.

-Qué paradoja: casas abandonadas donde viven personas.

-Sí, una degradación muy grande. Vistas desde fuera, tan abandonadas, no podrías pensar que hay gente viviendo. Hasta ahora, yo he participado en unas seis reformas en los cuatro meses que llevo en el proyecto.

-¿Alguna de ellas le ha marcado?

-La que más me marcó fue la de una pareja de hermanos que vivían en unas condiciones que daba miedo entrar en la casa. De hecho, tuvimos que desinfectarla con mascarillas.

-Y, entiendo, están coordinados con Servicios Sociales.

-Siempre: intentamos llegar adonde no llega Servicios Sociales, que a veces tiene dificultades ante situaciones muy complicadas. Tenemos la figura del padrino o la madrina, que hace seguimiento de las familias y les inculca hábitos.

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-Hay una evaluación tras la intervención.

-Claro. Al principio hay cierta distancia con las familias porque no nos conocen, pero cuando ven el resultado el cambio es total: ves en ellos felicidad. Lo que nos diferencia de una empresa es que, tras la rehabilitación de las viviendas, seguimos palpando el estado de satisfacción de las personas. Nosotros no nos conformamos con ponerles una cama, sino con su felicidad.