Gente Corriente

Maricarmen Paredes: «Los objetivos, las metas son nuestra motivación»

Tras 25 años de carrera como enfermera, hoy es la competición atlética su despertador diario, y los paralímpicos de Tokio.

 Mari Carmen Paredes   corredora paralimpica casi invidente  calentando en una cinta en el gimnasio Delfos de Cornella 

 Mari Carmen Paredes   corredora paralimpica casi invidente  calentando en una cinta en el gimnasio Delfos de Cornella  / JORDI COTRINA

3
Se lee en minutos
Carme Escales
Carme Escales

Periodista

ver +

Los partidos de balonmano y maratones en los que participaba su marido, y las competiciones de baloncesto de sus tres hijos, fueron durante muchos años todo el deporte que consumió Maricarmen Paredes (Badajoz, 1963). Hasta que en 1991, visitó la feria del corredor del Maratón de Barcelona, donde había información del maratón de Nueva York. «Si vamos –le dijo su marido– también tienes que correr tú». Y al día siguiente, ella salió a correr. Aguantó diez minutos. Los primeros diez minutos de entreno de una futura campeona. En medio, un embarazo y un diagnóstico de degeneración macular que la obligaría a colgar su bata de enfermera, dejando atrás un cuarto de siglo de atención a pacientes en el Hospital Clínic de Barcelona. El atletismo ha sido su gran rescate.

¿Qué hizo del atletismo su rescate?

Pensando en lo que costaba mantener un ritmo, o escuchando música mientras corría, no le daba vueltas a lo que pasaba. Soy muy competitiva y me apuntaba a carreras para quedar entre las diez primeras. Buscaba un trofeo en cada carrera y arrancarle un segundo a mi marca personal, poco a poco. Hasta que en el 2011 participé en mi primer maratón con la Federación Española de Deportes para Ciegos (FEDC), en Carpi (Italia).

¿Cómo le fue?

Quedé décima de la clasificación general. El seleccionador confió en mí y vio mi margen de mejora. Y en el 2013, en Londres, se alinearon los astros y batí mi propio récord del mundo. Bajé las tres horas. Fue una vivencia increíble. Entrené para esa carrera visualizando cómo me entregaban el trofeo. Recuerdo los últimos 600 metros desde el palacio de Buckingham, y al speacker diciendo mi nombre y récord del mundo. Fue superemocionante, la primera Copa del mundo de maratón y participamos dos mujeres. A partir de ahí la participación fue creciendo y conseguimos que en Río fuera prueba paralímpica. Me siento pionera.

Su triunfo es siempre el triunfo de dos, pues su marido, Lorenzo, corre a su lado.

Sí. En los entrenos, me había caído varias veces. Yo corro en la categoría T12, por mi grado de discapacidad visual. Empiezo a visualizar a dos metros lo que con visión normal se ve a 60 metros. En mis rutinas diarias me defiendo sola, pero en las carreras, sobre todo en los giros, me cuesta ver el cambio en la superficie, un bache, un agujero o saltos. Tengo suerte porque Lorenzo tiene muy buena marca, va más sobrado que yo. Pero no se ha dedicado a competir.

Ahora su mirada está en Tokio 2020.

Antes hay que conseguir una plaza para esos Juegos Paralímpicos, el 28 de abril en el Maratón de Londres, el campeonato del mundo. Estamos comprando todas las papeletas para lograrla, haciendo ocho sesiones semanales de entreno, gimnasio, fisio, alimentación y descanso. Corremos 130 kms por semana, junto al río Llobregat. Hay todo un equipo detrás, además del altruismo de gente que me apoya sin pedir nada a cambio. Desde el gimnasio, el Club Delfos de Cornellà, Esport Base de Viladecans, con zapatillas, Noene, con plantillas. Y algunos más.

¿Qué siente ante todo ese altruismo?

El atletismo me ha hecho conocer a un montón de personas y a vivir experiencias que no hubiera vivido de no haber perdido visión. Cuando se cierra una puerta, un montón de ventanas se abren, y son oportunidades para  aprovechar, y yo elegí el deporte, para mí la forma más bonita.

Noticias relacionadas

Echó a volar.

No quise quedarme en casa llorando, hay mucha vida tras un diagnóstico como el mío. Pierdes una capacidad pero tienes otras. Y los objetivos, las metas son nuestra motivación. Con esfuerzo y ganas saltas barreras, y con ilusión en el camino. Los límites los ponemos nosotros. Lo dije a clientes y empleados de CaixaBank (patrocinador del Comité Paralímpico Español) en una charla sobre cómo afrontar un maratón.