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Nura Ahmad: "Siempe busco la manera de seguir en pie"

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Gemma Tramullas

Su carrera académica ha sido, y es, un extenuante maratón en el que la falta de recursos se erige como un formidable obstáculo. Gracias a una perseverancia a prueba de bomba, Nura Ahmad (Kano, Nigeria, 1982) está estudiando un doctorado en la Escola Superior d’Agricultura de Barcelona (ESAB) de la Universitat Politècnica de Catalunya, donde participa en un programa para mejorar el control de la tuberculosis en Nigeria a través de las matemáticas.

¿A qué se dedican sus padres?

Yo soy la primera persona de mi familia que ha ido a la universidad. Mi padre es profesor de árabe y mi madre, que se casó con 13 años y ha tenido 10 hijos, está estudiando historia y literatura inglesa.

¡Caramba! Habrá que entrevistar a su madre.

[ríe] Es todo un carácter, muy perseverante ¡y saca muy buenas notas! Ella siempre decía que lo más difícil que uno podía hacer era estudiar Medicina y eso es lo que yo siempre quise. Me gustan los retos; creo que lo he heredado de ella.

El camino no fue fácil.

Entré en un centro de secundaria especializado en ciencias a donde van los alumnos más brillantes y solo dos veníamos de escuelas públicas. Para ir a clase tenía que andar más de tres horas.

Finalmente logró llegar a la universidad.

Pasé el examen de ingreso, pero no podía pagar la facultad de Medicina y terminé estudiando Matemáticas. Paralelamente hice un montón de trabajos: fui sastre, barbero, mecánico, vendedor… de todo.

Se graduó en 2008 y se sacó el máster en un tiempo récord. ¿Cuál es su especialidad?

Me interesa cómo las matemáticas nos pueden ayudar a entender el comportamiento de sistemas complejos. Si hay una pandemia en una zona y queremos saber cómo podemos controlarla, lo que hacemos es estudiar el sistema y reproducirlo en forma de modelo matemático para entender cómo funciona y encontrar las soluciones óptimas.

Y en la ESAB investigan justamente eso.

Estamos trabajando en un modelo en el estado de Gombe, al noreste de Nigeria, donde estudié el máster. A pesar de todo el dinero que se ha invertido, en Nigeria la incidencia de la tuberculosis sigue siendo igual de alta que hace 25 años. ¿Por qué? Fui a Gombe a recabar información y con los pocos datos que tenían creamos un modelo que nos dio un resultado importante: solo el 16% de los enfermos de tuberculosis van al hospital.

Es un dato clave.

¿Es un problema de los trabajadores de la salud, del hospital, de la gente? Volví a Gombe para entrevistar a pacientes y la mayoría no conoce los síntomas de la tuberculosis y no saben que pueden contagiarlo. Cientos de miles de personas mueren por esta causa y el número no hará más que crecer. Yo no soy político, solo puedo señalar el problema, encontrar la mejor manera de solucionarlo y pedir ayuda. Aunque tenemos el apoyo del Centre de Cooperació per al Desenvolupament de la UPC, el mayor reto al que nos enfrentamos es la falta de financiación.

El dinero, o mejor dicho la falta de él, ha marcado su vida.

Sin dinero no puedes hacer nada. La situación en Nigeria te obliga a luchar noche y día y venir aquí tampoco es fácil. Mi visado tardó casi un año, mi beca se canceló y vendí mi casa, mi coche, todo, pero en euros seguía siendo una miseria. Tengo hijos y también me ocupo de mi madre y mis hermanas, que han podido ir a la universidad. Al principio trabajaba dando clases de inglés en Sabadell, venía al campus de Castelldefels para el doctorado y dormía en Llinars.

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¿Qué hace cuando siente que no puede más?

Siempre busco la manera de seguir en pie. Mi grupo de investigación de la ESAB me ha ayudado muchísimo y no puedo permitirme ser una víctima de las circunstancias. Supongo que soy una persona con suerte. He logrado todos mis objetivos trabajando muy duro.