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Lluís Fenollosa: "El conflicto que se gana por la fuerza siempre rebrota"

Uno de los pioneros de la no-violencia Catalunya relata los orígenes de este movimiento.

Lluís Fenollosa, junto a la estatua de Gandhi en Poblenou. 

Lluís Fenollosa, junto a la estatua de Gandhi en Poblenou.  / LAURA GUERRERO

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Nacido en el seno de una familia obrera, Lluís Fenollosa (Barcelona, 1937) es uno de los muchos nombres propios que contribuyeron a implantar la acción no-violenta como estrategia para la transformación social en Catalunya. Bajo la silenciosa mirada de la estatua de Gandhi en Poblenou, ha accedido a compartir su experiencia.

-¿Cuál es su primera referencia de la no-violencia?

-He pensado que le gustaría ver esto [muestra un libro antiguo]. Es una edición de 1930 de 'Mahatma Gandhi', un libro de Romain Rolland que incluye un prólogo en el que Francesc Macià expone su admiración por el líder de la independencia de la India.

-¿Qué otras influencias recuerda?

-Otro libro, ‘Sin novedad en el frente’, que rompía la visión épica de la guerra y la mostraba en toda su crueldad, y también las noticias que nos llegaban sobre las acciones de Martin Luther King. Todo esto me llevó a interesarme por Lanza del Vasto, un discípulo de Gandhi que había creado la Comunidad del Arca en el sur de Francia, donde seguían un estilo de vida alternativo basado en la no-violencia.

-¿Usted estuvo en esa comunidad?

-Sí. En los años 60 llevaba el pelo largo y calzaba sandalias. Vivía mal la contradicción entre mi trabajo en una gran empresa y mi manera de pensar y me fui a la comunidad a reflexionar. Nada más llegar me pidieron que fuera a Toulouse a promover un movimiento de resistencia al juicio de Burgos.

-¿En Catalunya se conocía el término no-violencia?

-Ni se conocía ni se entendía. Fue en el grupo Amics de la Comunitat de l’Arca donde se empezó a hablar de la no-violencia. Yo me incorporé en 1967 y al principio nos centrábamos más en el cambio personal, pero unos cuantos creamos un grupo de no-violencia activa y se pasó a participar en conflictos sociales y políticos.

-Primer objetivo: el reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia.

-Una de las acciones internacionales que se planearon cuando salió el primer objetor, Pepe Beúnza, fue una marcha a pie desde Ginebra hasta Valencia, donde iban a encarcelarle. Éramos un conjunto muy variopinto, desde el macrobiótico al anarquista, íbamos con carteles y parábamos en los pueblos a hacer charlas. A lo largo de 50 días fuimos sumando gente y hubo mucha repercusión en los medios.

-Al llegar a la frontera, les encarcelaron.

-Acabamos tres hombres en Carabanchel y dos mujeres en Yeserías. Hubiéramos podido salir pagando una fianza pero no queríamos. El objetivo era mostrar que había seis objetores presos, Beúnza y nosotros.

-La ley que regula la objeción de conciencia se aprobó en 1984.

-Para entonces la no-violencia activa dejó de ser una cosa de grupos concretos y ya era una estrategia reconocida y adoptada por la mayoría social.

-El independentismo suele invocar a Gandhi y Martin Luther King.

-Sí, pero más que estos nombres, que pueden sonar lejanos, la no-violencia se extendió gracias a muchas acciones, como las huelgas de hambre de Xirinacs, la Marxa de la Llibertat, el NO a la OTAN… La Primera Convenció per la Independencia, en 1987, ya incorporaba esta estrategia y durante la formación de la Assemblea Nacional Catalana conseguimos que en sus estatutos figurara la adscripción a los preceptos de la no-violencia.

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-¿Cómo ve el conflicto Catalunya-Espanya?

-El conflicto que se gana por la fuerza siempre rebrota y eso nos lleva a la no-violencia como única vía de solución. Pero para que la no-violencia sea sólida y permanente tiene que darse a tres niveles: el de los hechos, las actitudes y los sentimientos. En Catalunya se ha trabajado mucho pero deberíamos reforzar el nivel de los sentimientos porque al final tendremos que convivir todos.