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Toni Fernández: "¡Puse al conservatorio a estudiar braille!"

Ha perserverado en el mundo de la música y hoy es el primer alumno invidente que cursa un grado superior en el Taller de Músics Escola Superior d'Estudis Musicals de BCN

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jcarbo43633304 toni fernandez180611123819 / MARTÍ FRADERA

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Mauricio Bernal

Sus padres le cuentan que cuando era un bebé y estaba en el hospital en tratamiento solían ponerle música. "En la habitación, después de las quimios", dice. Quién sabe, quizá de ahí le vino a Toni Fernández la pasión; quizá por eso emprendió el camino que emprendió. Nacido en Andorra hace 24 años, a los seis meses le diagnosticaron un cáncer en las retinas por culpa del cual perdió la vista. Pero la música estaba ahí, y él respondió a su llamada. Hoy se ha convertido en el primer alumno invidente que cursa un grado superior en el Taller de Músics Escola Superior d’Estudis Musicals de Barcelona.

-¿Se ha encontrado muchos obstáculos?

-¿En el estudio o en la vida?

-Hablemos del estudio, para empezar.

-Obstáculos ha habido, pero menores, sobre todo porque lo que más me he encontrado es buena voluntad. Cuando entré en el conservatorio en Andorra todo el mundo se puso las pilas.

-¿Qué quiere decir? ¿En qué sentido?

-Empezaban de cero. Tuvieron que aprender braille. ¡Puse al conservatorio a estudiar braille! Empezaron a colaborar con la ONCE para que yo pudiera estudiar.

-¿Y aquí?

-¿En la escuela? Igual hay algún tipo de incompatibilidad entre el material que utilizo yo y el que utilizan mis compañeros, pero es un problema menor y fácil de resolver. Siempre que he querido una partitura en braille la he tenido, pero para mí es más fácil estudiar de oído. Cuando escucho una canción, si me gusta, se me queda la melodía en la cabeza. Eso me permite llegar a los ensayos sin papeles.

-¿Por qué música? No fue solo porque se la hayan puesto mientras estaba enfermo…

-No, claro que no. Tuvo que ver mucho un profesor mío de la ONCE, Isidre Vallés. Él descubrió que tengo lo que se llama oído absoluto, que te sirve para distinguir los tonos con mucha precisión. Él me ha animado mucho. Pero creo que también… Que la música toda mi vida me ha ayudado a desconectar.

-¿Qué quiere decir?

-A desconectar y a enfrentar. Por ejemplo, mi integración en la escuela fue un desastre, un auténtico desastre. El 'bullying' era constante y potente. Yo desconectaba oyendo música.

-¿Cuál es su instrumento? ¿La guitarra? He visto vídeos suyos tocando la guitarra.

-Sí, la guitarra, pero también el bajo y el piano. Cuando entré en el conservatorio a los ocho años empecé a tocar el piano, pero un día estaba en casa de un primo en el Masnou que empezó a tocar la guitarra eléctrica delante mío y yo dije: "Guau. Yo quiero hacer esto".

-Corríjame si me equivoco, está haciendo un grado superior de Interpretación de Jazz y Música Moderna. ¿Eso es lo suyo? ¿El jazz?

-Me gusta el jazz, pero me gustan muchas cosas. Ahora estoy metido en un grupo de jazz que se llama Pic Negre, pero también en un grupo de flamenco fusión llamado Pali. Y cuando toco en solitario procuro fusionar estilos.

-Se lo pregunto de otra manera. ¿Dónde se ve de aquí a cinco, a 10 años?

-Yo yo le respondo: no lo sé. Una vez toqué en el Liceu en solitario en una velada organizada por el grupo Sifu, que hace cosas en el ámbito de la integración social. Cuando salí de esa actuación, que fue increíble, me pregunté eso, dónde estaré dentro de cinco años. Y pensé que ya se irá viendo.

-Al final no le pregunté por los obstáculos que se ha encontrado en la vida.

-Ah, sí. En Barcelona lo he tenido más fácil porque la gente está más concienciada. Pero en Andorra los prejuicios están más vigentes. He tenido problemas de acceso en muchos ámbitos, no solo en temas de movilidad.

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-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, no sé: yo quería hacer judo cuando era más pequeño y mi madre no me pudo apuntar. No me dejaron entrar. Prejuicios...