CAMINOS DE RONDA

Caminos de ronda: paseos junto al mar

Antiguos pasos de pescadores, contrabandistas y vigilancia marítima son hoy senderos para caminar el litoral mediterráneo

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CARME ESCALES

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Calas, acantilados, el horizonte entre el cielo y el mar Mediterráneo, tienen a primera línea en tierra, sobre la propia costa marítima catalana, miradores excepcionales. Y muchos de ellos los encontraremos en los caminos de ronda, los tramos más bellos e idóneos para pasear junto al mar. Durante años fueron los pasos utilizados prácticamente en exclusiva por los pescadores de las poblaciones cercanas, también por los contrabandistas que llevaban o recogían mercancías de estraperlo transportadas por mar; y por los vigilantes que debían controlarlo. Hoy son senderos a merced de todo caminante que desee disfrutar del privilegio de su ubicación.

El romper de las olas contra las rocas, la brisa marina y las salidas y puestas de sol son espectáculos naturales desde estos caminos costeros que siluetean la tierra a primera línea de mar siguiendo la costa mediterránea. Los faros amenizan su trayectoria, son el skyline de estas rutas para caminar. Desde Portbou, hasta las puertas del País Valencià, hallaremos senderos de mar considerados caminos de ronda. Algunos, como la mayoría en toda la Costa Brava, están perfectamente arreglados para caminar sin apenas obstáculos, y señalizados.

Muchos tramos de caminos de ronda coinciden con el trazado de una ruta de gran recorrido, el GR-92, que avanza paralela a la costa mediterránea también pero en algunas etapas algo más hacia el interior. Desde la Federació d’Entitats Excursionistes de Catalunya, muestran por etapas el itinerario del GR-92 en las comarcas de la costa de Girona, con su ficha técnica e imágenes. En la primera de ellas, se recorren los aproximadamente 10 kilómetros de Portbou a Llançà, pasando por el pueblecito de Colera y playas como la de Canyelles y la del Cap Ras. 

Tal como nos recuerdan desde el Patronat de Turisme Costa Brava Girona y el de Costa Daurada, en Tarragona, además de un buen calzado para caminar por estos senderos junto al mar, hay que llevar consigo también el bañador, porque parte del encanto de descubrir estos caminos es aprovechar cada aproximación que nos regalan a preciosas pequeñas calas donde es casi imposible decirle que no al mar que se nos acerca a refrescar. Una botella de agua, gorra y protección solar son los otros elementos clave para disfrutar más del paseo por los caminos de ronda.

De Port de la Selva a Roses

En pleno Parc Natural del Cap de Creus, el camino de ronda de Port de la Selva a Roses nos acerca a calas y playas de ensueño. Pasaremos también por Cadaqués y junto al far del Cap de Creus. Cala Montjoi es otro de los puntos de este recorrido que merecen parada. Son unos 300 metros de playa en forma de concha, custodiada por pinos, con arena gruesa y los diferentes tonos del transparente al azul oscuro, pasando por diversos turquesas, efecto de un fondo que es una exhibición una ceremonia de belleza marina, con y sin gafas de snorkel.

Entre S’Agaró y Sant Feliu de Guíxols aguarda otra experiencia sublime en esta travesía de pasos tranquilos al lado del Mediterráneo. Más calas, playas y rocas bañadas por el ímpetu del oleaje donde al azul explota en burbujas blancas contra la piedra.

De Llafranc a Calella de Palafrugell, de Torroella de Montgrí a l’Estartit, de Sant Antoni de Calonge a Platja d’Aro, los senderos para seguir a pie sobre la costa son el balcón marinero. Con más o menos dificultad en algún tramo, prosiguen también, señalizados y balizados sobre el litoral de Barcelona, en el Maresme, el Baix Llobregat y el Garraf. De Calella a Sant Pol de Mar tenemos uno, por ejemplo, y otros más en el Delta del Llobregat y silueteando las playas del Garraf, el de Sitges a Vilanova i la Geltrú invita, además, a hacer parada en estas poblaciones marítimas y sus playas de arena.

El camino de ronda en Montjuïc

En la misma ciudad de Barcelona, podemos también recorrer el camino de ronda con vistas al mar. Bautizado como el Camí del Mar, transcurre al pie de la muralla del castillo de Montjuïc, a lo largo de unos dos quilómetros de itinerario circular que pasa por los miradores del Migdia y del Alcalde y está provisto de bancos.

Y ya en la costa de Tarragona, Roda de Berà ya nos recibe con una ruta de costa, circular, para disfrutar junto al mar caminando 9 kilómetros. De Torredembarra a Altafulla, iremos de cala en cala más de 4 kilómetros. Adentrándonos en la vegetación mediterránea y naturaleza salvaje, a cada momento el azul del mar nos saluda. Pasando por calas y playas llegaremos al faro de Torredembarra, el último construido en el siglo XX y que tiene la torre más alta de todos los faros de Catalunya. También desde Tamarit o L’Hospitalet de l’Infant, de l’Ametlla de Mar a l’Ampolla, podremos caminar aireados por la brisa marina. Del Empordà a l’Ebre, el viaje a pie junto al mar es un adorable pretexto para dejarnos sorprender por las vistas y tomar nota de los pueblos que cruzaremos, enclaves de vida marinera, con la que también podremos interactuar a través de su fabulosa gastronomía, y completar así este paseo al filo del Mediterráneo, con los cinco sentidos.