Elecciones generales 2023

El PSC activa el voto metropolitano para frustrar una suma independentista tras el 12M

Salvador Illa rechaza un debate a tres y fuera de Catalunya con Aragonès y Puigdemont

Así están las encuestas de las elecciones en Catalunya 2024

El líder del PSC, Salvador Illa, en el congreso del partido el mes pasado

El líder del PSC, Salvador Illa, en el congreso del partido el mes pasado / MANU MITRU

Sara González

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A Salvador Illa no le basta con ganar las elecciones del 12 de mayo. Para que no se repita la victoria agridulce de 2021, cuando el PSC se impuso, pero no pudo alcanzar la Generalitat, necesita quedar primero con suficiente ventaja como para que los partidos independentistas no puedan sumar. El fantasma del bloqueo y la repetición electoral sobrevolará unos comicios en que todo pacto de cualquier naturaleza se antoja complejo, pero los socialistas entienden que el mejor antídoto para alejar ese escenario es lograr un resultado contundente. Su cálculo es que necesitan alrededor de un millón de votos para cumplir con este propósito, el hito que en unas catalanas solo consiguieron con Pasqual Maragall en 1999 y en 2003, año en que fue investido ser presidente.

En las generales del 23 de julio, los socialistas ganaron en Catalunya con 1,2 millones de apoyos y 19 diputados sin que nadie les hiciera sombra -los Comuns quedaron segundos con siete representantes. Ese resultado suponía engrosar su bolsa de votantes en medio millón más que en las municipales del año pasado -712.000-, en las que fueron el partido más elegido, y que en las catalanas de 2021, cuando obtuvieron 654.000 sufragios y empataron con ERC a 33 diputados. Las encuestas pronostican que ahora el PSC podría encajar su cuarto triunfo consecutivo desde que Illa cogió las riendas de la formación, con la gran incógnita de si será suficiente para que su líder sea el presidente. La cúpula del partido se ha fijado como objetivo alcanzar los 40 diputados para desbancar a sus principales contrincantes: Pere Aragonès y Carles Puigdemont.

En el cinturón rojo y más allá

Activar el gran granero del área metropolitana vuelve a ser troncal para su estrategia electoral, explican desde la sala de máquinas de la calle de Pallars, que trabaja a pleno rendimiento desde el congreso del partido el mes pasado. Es en el llamado cinturón rojo donde los socialistas catalanes tienen el voto más irreductible, el que ha estado a las duras y a las maduras y le ha permitido mantener un suelo en los momentos de mayor pérdida de poder institucional durante los años de crecimiento del 'procés'.

Ahora que está en línea ascendente, el PSC, de la mano de Pedro Sánchez desde la atalaya de la Moncloa, tirará de nuevo de sus caladeros históricos, pero no solo. Esta vez, aseguran, también se buscará la movilización de todos los puntos más allá del metropolitano en el que han experimentado un crecimiento desde las municipales. Consideran que han asentado un "cojín" territorial que puede también resultar clave para un último empujón que les acerque a la icónica cifra, especialmente en las capitales de provincia -tienen la alcaldía de Tarragona y Lleida y quedaron primeros en la ciudad de Girona pese a no gobernar-.

La gestión en el epicentro

Para Illa, las coordenadas de esta campaña se mueven en el terreno de la gestión y no en el del conflicto territorial y el 'sí' o el 'no' a la independencia. Que la principal preocupación de los catalanes sea la sequía, según el CEO, les da la razón, suelen recordar. El líder del PSC da los bloques por rotos -"Todos han pactado conmigo", replica ante los vetos de ERC y de Junts- y el 'procés' por acabado. Por eso sostiene que Puigdemont "no está en sintonía" con la mayoría de la sociedad catalana con su promesa de retomar el hilo del 1-O de 2017 y sitúa en el "pasado" la propuesta "divisiva" del referéndum pactado que abandera ERC.

Su principal apuesta pasará por "movilizar el voto de izquierdas" que ya sedujo el PSC, aunque fuera por utilitarismo para frenar un gobierno de PP y Vox, bajo la premisa de que debe pasarse página tanto a las aspiraciones frustradas del 'procés' como a la "inoperancia" del Govern de Aragonès que creen que ha "calado" en la opinión pública. Su programa electoral se basará en las propuestas que durante estos tres años se han consensuado desde el llamado 'Govern alternativo', el formato escogido por Illa para fiscalizar al Executiu y proyectarse como el recambio en la Generalitat.

Exprimir las fronteras de voto

"Estamos en medio de la curva de Gauss, tenemos frontera de voto por la izquierda con Comuns y ERC, y también por el de centro y pragmático de Junts", sostienen desde la cúpula del PSC, que también señalan que hay mucho camino por recorrer entre los indecisos y los abstencionistas. Sin embargo, el CEO apunta que el mayor trasvase de votos lo pueden tener de lo que queda de Ciutadans -un 17%-, pese a que los socialistas consideran que ya atrajeron hace tres años buena parte del apoyo que tenía el partido naranja y que, en todo caso, serán PP y Vox los que se nutran más de lo que queda de él.

No por ello dejarán de jugar también con la carta de que, por mucho que haya parte de su electorado que frunza el ceño ante la concesión de la amnistía, son el voto útil para los que esperan que Catalunya tenga un presidente no independentista tras más de una década de 'procés'. Con ese filón ante sus grandes feudos y que nada tiene que ver con el contexto y el hilo argumental que en su día llevó a Maragall a la Generalitat poniendo fin a 23 años de gobiernos de CiU, el PSC buscará aproximarse al millón que encumbre a Illa, si los pactos se lo permiten.

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