EDUCACIÓN

Barcelona rectifica y descarta cerrar la escuela Can Clos

El Consorci atiende finalmente a la reivindicación de las familias y mantendrá abierto este colegio en la barriada escondida en la falda de Montjuïc.

La idea de la administración, hoy enterrada, era trasladar el centro al transitado paseo de la Zona Franca en su estrategia contra la segregación.

Protesta de la comunidad educativa de Can Clos.

Protesta de la comunidad educativa de Can Clos. / Jordi Cotrina

Helena López

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La dirección política del Consorci d'Educació de Barcelona ha decidido finalmente descartar "de forma definitiva" el anunciado cierre de la escuela Can Clos, tras meses de movilizaciones por parte de las comprometidas familias de este centro de alta complejidad en la falda de Montjuïc, en la barriada que le da nombre. El presidente del Consorci y director general de Centres Públics de Catalunya, Josep Gonzàlez-Cambray, así lo comunicó este miércoles a las familias y a la dirección del centro en un encuentro conjunto con la comisionada de Educación del Ayuntamiento de Barcelona, Maria Truñó y el concejal del distrito de Sants-Montjuïc, Marc Serra.

"Esta decisión implica la apuesta por la continuidad de la escuela y se acompaña de un compromiso formal para la mejora del equipamiento por parte del ayuntamiento, que ha anunciado una inversión de un millón y medio para reformar el centro [uno de los argumentos que daba la administración para justificar el cierre era el mal estado del edificio], señala el Consorci en la nota de prensa en la que ha hecho pública la decisión.

Un barrio con las ideas claras

Laura Martínez, portavoz del ampa del Can Clos, explicaba en noviembre a este diario cómo le dolía que el Consorci justificara el cierre del centro como medida contra la segregación y tenía claro el diagnóstico. "El problema no es la segregación escolar; el problema es que la segregación escolar es fruto de la segregación social, de la segregación económica y de la segregación laboral que sufre históricamente Can Clos. Es ahí dónde tendrían que actuar, con políticas, con inversión; no cerrando una escuela que tiene baja matrícula, es cierto, pero también un proyecto educativo que funciona y en el que todas las familias de los alumnos creemos", señalaba esta combativa madre, quien subraya que la diversidad del alumno es vivida por estos como una riqueza. "En un barrio con realidades complejas como este, la escuela es un lugar en el que todos los niños aprenden de todos, un ejemplo vivo de qué es una escuela inclusiva, una escuela que lucha", reivindicaba emocionada. 

Sus palabras y la del resto de madres y padres de este centro -con un edificio viejo, sí, pero un entorno envidiable y una comunidad educativa todavía más- han surgido efecto.

La intención inicial del Consorci era trasladar la escuela Can Clos al transitado paseo de la Zona Franca, fusionándola allí con la escuela Enric Granados -también de alta complejidad y baja matrícula, pero con un edificio nuevo- en su estrategia contra la segregación. Las familias de Can Clos no tenían nada contra el Enric Granados, pero ni querían dejar el barrio sin colegio -la escuela es el único equipamiento de esta barriada levantada en 25 días para el Congreso Eucarístico, en 1952- ni querían cambiar su entorno -la montaña de Montjuïc-, por el paseo de la Zona Franca.