Coyuntura

El miedo a endeudarse heredado de la crisis financiera tapona la inversión de las empresas

La formación bruta de capital cayó el 0,5% en 2023 mientras prosigue el desendeudamiento de las sociedades

Esade cifra en el 41% la ejecución de los fondos europeos y urge a acelerar para no perder dinero

Operarios, trabajando en una obra.

Operarios, trabajando en una obra. / EFE/ David Arquimbau Sintes

Rosa María Sánchez

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La caída que experimentó la inversión pública y privada en 2023 es algo que no deja de desconcertar a los economistas. La economía española sorprendió en 2023 con un crecimiento del 2,5%. Sin embargo, el epígrafe de inversión (en términos de formación bruta de capital) retrocedió el 0,5% en 2023 respecto el año anterior, desafiando las perspectivas del Gobierno, que esperaba un fuerte repunte. En particular, la inversión en bienes de equipo se desplomó el 1,8% (el Gobierno esperaba un crecimiento cercano al 9%). Estos datos de caída son especialmente llamativos, si se tiene en cuenta la inyección de fondos europeos Next Generation EU, que empezaron a llegar a la economía española en 2021 y de los que, según datos oficiales, ya se habrían ejecutado unos 35.000 millones de euros a finales de 2023. De no ser por ello, la caída de la inversión aún habría sido mayor ¿Por qué cae la inversión en España a pesar de los fondos europeos? ¿Por qué retrocede, mientras que sigue creciendo en la zona euro?

Los expertos coinciden en señalar la más lenta ejecución de los fondos europeos, respecto a lo esperado, como un factor que explica la decepcionante evolución de la inversión. Pero hay otro factor que aún puede ser aún más relevante, que es “la memoria de la crisis financiera”. “El comportamiento de esta memoria traumática se traduce en una obsesión por el desendeudamiento de las empresas. El saneamiento de la deuda es bueno, pero hay un momento en el que lleva a la parálisis”, explica Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).  

Peor evolución que en Europa

"Nos preocupa el retraso en la recuperación de la inversión", afirmó esta semana el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafel Doménech. "La recuperación de la inversión privada en España se ha desacoplado, a pesar de los fondos europeos, y esto es un factor preocupante", señaló durante la presentación del informe 'Situación España'. "Es un fenómeno bastante largo. Hay elementos a corto plazo que pueden pesar mucho, como es el desapalancamiento de las empresas, los cuellos de botella de las cadenas de susministro, el covid... Son factores que han afectado a todos los países, pero que lo han hecho en mayor medida sobre la inversión española", abundó el economista jefe del Grupo BBVA, Jorge Sicilia.

Tras haber tocado techo en 2007, antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, la inversión (en términos de formación bruta de capital) se desplomó un 40% hasta tocar suelo en 2013. Desde entonces, el proceso de recuperación -solo interrumpido por la pandemia- ha seguido adelante, hasta quebrar en 2023, con un retroceso del 0,5%.

Según Funcas, la inversión en bienes de equipo se encuentra en España por debajo de los niveles prepandemia, en contraste con la trayectoria creciente que presenta en el conjunto de la eurozona, donde supera dichos niveles. Tomando como medida la inversión acumulada de los últimos cuatro trimestres, España es el país de la UE donde más ha caído la inversión en bienes de equipo con respecto a 2019. Por comparación, la inversión en Grecia, Italia y Portugal se ha incrementado por encima del doble dígito. Alemania aún no ha recuperado el nivel prepandemia, pero se encuentra por encima del de España, según Funcas.

"Estamos invirtiendo por debajo de la UE en los últimos 25 años", certifica Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económico, vinculado a la patronal CEOE, y expresidente del INE. El nivel de inversión en bienes de equipo aún se sitúa el 9% por debajo del nivel prepandemia; y el de la construcción, está el 4,5% por debajo. "El retraso en la recuperación de la inversión también se aprecia en el tejido productivo, en los datos de demografía empresarial, que no se han recuperado hasta enero de 2024", añade.

Menor ejecución de los fondos europeos

Aunque España es el segundo país receptor de fondos europeos Next Generation y desde el primer momento despuntó como el que más rápido iba en su recepción, en 2023 se produjo una ralentización. El calendario electoral impidió aprobar en tiempo algunas de las reformas pendientes y eso demoró hasta diciembre la solicitud del cuarto pago (10.000 millones), que aún no ha sido desembolsado por parte de la Comisión Europea. En principio estaba previsto que en 2023 se hubieran solicitado dos tramos, por un total de 17.000 millones.

Según un reciente informe de la escuela de negocios Esade, en el ecuador del plazo para emplear los fondos europeos Next Generation EU -y a falta de dos años y medios para que se agote el plazo en junio de 2026- España ha ejecutado el 41% del total de 80.000 millones en dinero a fondo perdido asignados. "Si evaluamos este ritmo desde un punto de vista estrictamente temporal, diríamos que para cumplir en plazos habría que acelerar sensiblemente", sostienen los expertos de EsadeEcPol.

"Los fondos no se están ejecutando con la agilidad y celeridad necesaria. Y no siempre están llegando a las empresas privadas, sino al sector público", apunta Gregorio Izquierdo. Desde el punto de vista del IEE, "los fondos que se canalizan a través de las empresas privadas tienen un mayor efecto multiplicador". Con todo Izquierdo es optimista. "Creemos que, paradójicamente, los préstamos con cargo a los fondos europeos van a conceder a las empresas un mayor dinamismo que las transferencias y eso puede producir un mayor estímulo de la inversión. Se prevé que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) podrá comenzar a ofrecer a partir del segundo trimestre del año, probablemente en el "entorno" del inicio del verano, hasta 39.862 millones de euros de financiación para empresas y autónomos (y en menor medida, particulares) con cargo a los más de 84.000 millones en préstamos que los fondos europeos 'Next Generation EU' han asignado a España. 

La memoria traumática de la deuda

En el caso de las empresas españolas existe un factor diferencial que contribuye a explicar la debilidad inversora. La crisis financiera y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria sorprendió a las empresas españolas con un nivel espectacular de endeudamiento, que llegó a rozar el 120% del PIB, en un momento en el que en la zona euro no llegaba al 80%.

Desde 2009, la deuda sobre PIB de las empresas se ha recortado en 54 puntos y se ha situado casi en la mitad, en el entorno del 65% del PIB, incluso por debajo del nivel de la zona euro (68%). En el momento en que los tipos de interés empezaron a subir en los mercados (a finales de 2021), las empresas españolas se esforzaron aún más soltar lastre de deuda. "El endeudamiento de las empresas españolas, más vinculado a referencias de corto plazo, como el euríbor, las hace más sensibles a escenarios de subidas de tipo", interpreta Gregorio Izquierdo.

Los datos muestran que "las empresas prefieren desendeudarse a invertir", interpreta Raymond Torres, de Funcas. Torres ve detrás de esta opción lo que él llama "la memoria de la crisis financiera", una idea que alude al miedo de las empresas a verse enredadas en una trampa de deuda similar a la que atrapó a la economía española después de 2008.

El saneamiento de los balances es positivo, "pero hay un momento en que es paralizante", advierte Torres. La "memoria traumática de la crisis" podría estar provocando una suerte de 'recesión de balance', ('balance sheet recession' por su expresión en inglés) que ocurre cuando empresas o familias se concentran colectivamente en ahorrar para limpiar deuda, en lugar de invertir o gastar.

Beneficios empresariales crecientes

La caída de la inversión en 2023 se produjo en un contexto de crecimiento de los beneficios empresariales. La encuesta trimestral de la Central de Balances que elabora el Banco de España apunta a un crecimiento del beneficio empresarial del 7,5% en el acumulado de los tres primeros trimestres de 2023.

Este crecimiento del resultado fue compatible con una caída de la cifra de negocio del 7% en los tres primeros trimestres del año (frente al incremento del 45% observado en el mismo periodo de 2022), muy afectada por la caída de precios en las ramas vinculadas con la energía y los combustibles, que tienen un peso muy elevado en la muestra de la Central de Balances trimestral.

Desde 2019, los beneficios de las empresas se habrían multiplicado por 2,2 veces, según los datos de la Central de Balances.

¿Qué va a pasar a partir de ahora?

Tras el pinchazo de la inversión en 2023, la mayor parte de los pronósticos coincide en anticipar una recuperación intensa a partir de ahora. "Tenemos esperanza. Si los fondos europeos se han ejecutado hasta ahora con retraso cabe pensar que se materializarán en el futuro", apunta Gregorio Izquierdo. Además,

"En un contexto en que los tipos de interés han empezado a flexionar y se prevé una mayor disponibilidad de los fondos europeos, pensamos que 2024 va a ser mucho mejor que 2023 en materia de inversión y que esta se estabilizará", añade. "El crédito empresarial se acelerará después del verano. Seguramente más en las inversiones a largo plazo", anticipó el consejero delegado del Santander en España, Ángel Rivera, en una entrevista en EL PERIÓDICO. 

Mirando a 2025, la recepción de fondos europeos y el bajo nivel de endeudamiento de las empresas españolas “debería generar un efecto de arrastre favorable de cara al año que viene", abunda Funcas.

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