Crisis energética

La ‘excepción ibérica’ lleva tres meses inactiva (y puede que no se vuelva a usar nunca más)

El mecanismo para evitar grandes subidas de la luz solo funciona si el precio del gas supera determinados topes de precio y las previsiones del mercado auguran, de momento, que no se rebasarán en lo que queda de año

Torres de la red de transporte de electricidad de Red Eléctrica de España.

Torres de la red de transporte de electricidad de Red Eléctrica de España. / REE

David Page

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España lleva tres meses seguidos sin que funcione la denominada excepción ibérica, el mecanismo que impone un límite al precio de gas que se utiliza para producir electricidad para bajar el precio final de la luz. El tope busca que el resto de tecnologías de producción de la electricidad no se contagien de las subidas del precio del gas. Lo que sucede es que ahora el precio del mercado ibérico del gas, Mibgas, está por debajo del tope fijado por el mecanismo y por eso no se aplica desde el pasado 26 de febrero.

La solución ibérica (nueva denominación que trata de popularizar el Gobierno de Pedro Sánchez) contempla el pago de una compensación a las centrales de gas, de carbón y parte de las de cogeneración para que cobren por la electricidad en base al precio real del gas natural, sin el tope del resto de tecnologías de generación, y así evitar que produzcan con pérdidas.

Una compensación que han pagado casi íntegramente los clientes españoles desde que el tope al gas se puso en marcha y, muy en menor medida, se financia con las tasas que pagan las eléctricas por usar la interconexión para mandar electricidad a Francia (y que en último término acaban pagando los consumidores eléctricos galos). Como el precio del mercado de gas está por debajo del tope establecido el coste de este ajuste es cero, simplemente no se aplica y no tiene impacto en la factura final de los clientes.

“Es una buena señal que no se aplique la excepción ibérica, es indicador de que el precio del gas está por debajo del tope del mecanismo y que tiene precios competitivos, y también de que los precios eléctricos son bajos sin necesidad de aplicar el tope”, sostiene Juan Antonio Martínez, analista de la consultora especializada Grupo ASE. Tras marcar récord tras récord en lo peor de la crisis los precios energéticos por fin se están moderando.

Lejos del precio tope

El precio máximo que se aplica el gas que se usa para producir electricidad va subiendo cada mes. Actualmente, en mayo, ese tope es de 57,2 euros por megavatio hora (MWh), pero la cotización del mercado gasista español está en el entorno de los 27 euros. El precio del mercado mayorista ha estado por debajo del nivel máximo permitido de manera ininterrumpida desde el 27 de febrero. Que la excepción ibérica quedara sin efecto por la bajada del precio del gas había sucedido do de manera esporádica en meses anteriores (incluso durante unas semanas salió a devolver a los clientes), pero nunca se había prolongado durante tanto tiempo.

La Comisión Europea ha dado el visto bueno para prorrogar el mecanismo ibérico en España y Portugal hasta fin de este año, estableciendo una senda de subidas mensuales del tope de precios del gas hasta llegar a los 65 euros por MWh en diciembre. Y dado el nivel actual de precios del gas en el mercado y las previsiones que anticipan los inversores, desde el sector energética se ve como probable que se mantenga de manera permanente por debajo del tope fijado y la excepción ibérica no vuelva a aplicarse.

¿Sin efecto todo el año?

“No es imposible que suba el precio del gas hasta fin de año, pero es complicado que haya que volver a utilizar la excepción ibérica”, apuntan fuentes oficiales vinculadas al funcionamiento del mecanismo. “Estamos en mitad de una guerra y aún puede haber sobresaltos que vuelvan a tensionar los mercados, y habrá que ver cómo de grave es la sequía en verano y si se vuelven a utilizar las centrales de gas de manera intensiva. Pero de momento los mercados de futuros anticipan que el precio del gas va a seguir por debajo del tope hasta fin de año e incluso también en 2024”.

Los mercados de futuros -en los que las eléctricas y los traders compran y venden electricidad con entrega en un plazo establecido y sirven para anticipar los precios esperados por el sector para semanas y meses posteriores- reflejan que los inversores prevén que el precio del gas que en los meses de verano se sitúe entre los 27 y los 29 euros por MWh, y augura que para los últimos meses del ejercicio escale hasta los 44 euros. Siempre por debajo del tope fijado por la excepción ibérica, lo que la dejaría inactiva hasta la fecha prevista para su finalización.

“No está claro que el precio del gas se vaya a mantener así de bajo todo el año”, contrapone Martínez, de Grupo ASE. “El mercado de gas puede seguir sometido a una volatilidad extraordinaria. Un aumento de la demanda de gas en los países asiáticos o en la propia Europa y algún problema en el suministro global de GNL [gas natural licuado, el que se transporta por barco] pueden romper el frágil equilibrio del mercado, que es poco flexible. Cualquiera de estos riesgos pueden volver a tensionar los precios”, advierte.

Cuando la ‘excepción ibérica’ salió a devolver

La excepción ibérica se puso en marcha en España y Portugal el 15 de junio en un momento en que los precios del gas estaban disparados y contagiaba al precio de la electricidad. Durante los primeros siete meses gran parte de los consumidores españoles tuvieron que pagar un recargo en sus facturas para financiar el ajuste para compensar a las centrales de gas, pero durante unas semanas el ajuste no representó un sobrecoste, sino que implicaba una devolución para los consumidores.

El descenso del precio del gas natural, un menor uso de las centrales térmicas y que las exportaciones de luz a Francia siguieron siendo siendo intensas provocaron que durante cuatro días en diciembre, 16 días en enero y 18 días de febrero a los clientes españoles se les devolviera una parte del coste. Y es que las tasas obtenidas por las ventas a Francia fueron -singularmente en febrero- superiores a toda la compensación que ha habido que pagar a las centrales de gas y se reflejaron en pagos al cliente incluidos en su factura (para un consumidor medio, unos 34 céntimos de euro).

Impacto en la factura de luz

En total, las centrales térmicas han percibido ya mediante estas compensaciones un total de 6.641 millones de euros entre junio del año pasado y abril de éste, según los registros de OMIE, el operador del mercado mayorista de electricidad, conocido como pool. Esa compensación sirve para que esas centrales funcionen cobrando por el precio real del gas, mientras se evita que el resto de tecnologías de producción (renovables, nucleares, hidroeléctricas…) que vendan electricidad en el mercado mayorista cobren ese mismo precio sin estar asumiendo los costes derivados de la subida del gas e impidiendo así posibles beneficios excepcionales.

De ese importe total percibido por las centrales de gas, los clientes españoles -todos los que tienen tarifa regulada PVPC y una parte de los que tiene contratos del mercado libre- pagaron a través de su recibo de luz 5.993 millones de euros entre junio y abril. Según los datos de OMIE, en febrero a los consumidores eléctricos españoles se les devolvió 20,6 millones de euros, y en marzo, abril y también en lo que va de mayo no se han pagado nada.

El resto del ajuste para remunerar a las centrales térmicas se paga con una parte de las rentas de congestión (las tasas que las eléctricas deben pagar por utilizar las interconexiones internacionales), con 667 millones de euros entre junio y febrero. Desde el año pasado la venta de electricidad a Francia se ha disparado y el saldo de las interconexiones siempre ha sido exportador para España, por lo que esas rentas de congestión han acabado siendo abonadas de manera indirecta por los consumidores franceses. Con la excepción ibérica inactiva, en marzo, abril y mayo no se ha destinado nada de las rentas de congestión a financiar el ajuste.

Según los cálculos del Ministerio para la Transición Ecológica, comandado por la vicepresidenta Teresa Ribera, los consumidores españoles se han beneficiado de un ahorro neto de casi 5.200 millones de euros por el menor precio marcado por el mercado gracias al tope al gas, incluyendo el impacto de los más de 6.600 millones transferidos a las centrales de gas y carbón a modo de compensación.