Automoción

La Comisión Europea ya habla de eliminación gradual en lugar de prohibición para los motores de combustión en 2035

Europa reconoce en un borrador la aceptación de los combustibles sintéticos neutros para convencer a Alemania, mientras Italia reclama que se acepten motores de biodiésel.

Luca De Meo, presidente de los constructores europeos, lanza un aviso con la nueva norma Euro 7 y advierte que la industria puede dejar de invertir en los eléctricos para adaptarse.

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Álex Soler

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El 'no' de Alemania e Italia que dejó en el limbo la votación de la Comisión Europea sobre la prohibición de la venta de vehículos con motor de combustión a partir de 2035, podría dejar de erlo si finalmente se aprueba el borrador de la propia comisión ha elaborado para tratar de atraer a alemanes e italianos. Ambos países habían mostrado su oposición, argumentando la ausencia de la pretendida neutralidad tecnológica que reclama Bruselas en el tema de lucha por el cambio climático.

Según informa Reuters, el borrador sugiere crear un nuevo tipo de categoría de vehículos en la Unión Europea para automóviles que solo pueden funcionar con combustibles sintéticos neutros en carbono. Para ello, todos esos vehículos que incorporen esta tecnología no arrancarían en el caso que se empleara otro tipo de carburante, empleando un "sistema de inducción de combustible". Este tipo de combustible que marcas como Porsche o Audi ya están investigando, se fabrican sintetizando las emisiones de CO2 capturadas y el hidrógeno producido utilizando electricidad libre de CO2.

Esta medida permitiría a los fabricantes seguir vendiendo coches de combustión más allá de 2035, empleando esta nueva tecnología. Además, el propio responsable de política climática de la Unión Europea, Frans Timmermans, ya señalaba que "cualquier solución sebe cumplir con la eliminación gradual de 2035 acordada el pasado año". Nótese el término "eliminación gradual" y no "prohibición", lo que abre una puerta a un acuerdo para llevar la producción de coches de combustión algunos años más, antes de su desaparición, víctimas del cambio climático y a manos de unos coches eléctricos que no acaban de encajar en muchos países europeos.

Italia y el biodiésel

Desde Italia también avisan a la Unión Europea que no van a aceptar la exclusión de los biocarburantes dentro de la descripción de combustibles neutros que señala el borrador de la Comisión, confiando en que no se haga "una interpretación restringida". En una carta enviada al vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, los representantes del Gobierno italiano, el ministro de Infraestructuras, Matteo Salvini y el ministro para la Transición Ecológica, Gilberto Pichetto Fratin, recuerdan que siempre han destacado "la necesidad de respetar el principio de neutralidad tecnológica para garantizar una transición económicamente sostenible y socialmente equitativa hacia la movilidad de cero emisiones". Italia defiende el uso de biodiésel extraído de los aceites de palma y soja.

La norma Euro7

Mientras el Comisión Europea trata de desenredar el tema de la limitación de los motores de combustión prevista para 2035, en el otro frente que tiene abierto, la normativa Euro 7, el presidente de los fabricantes y CEO de Renault, Luca De Meo, arremetió contra ella al señalar que el coste para los constructores de adaptarse a esta norma rondaría entre 20.000 y 35.000 millones de euros. El representante de los fabricantes reconoce que los costes adicionales derivados de la normativa corresponden a los sistemas y pruebas de homologación para adaptar los vehículos a la propuesta actual. De Meo considera que es una norma que no aporta "valor añadido" al ser muy "residual".

El CEO de Renault reconoce que las inversiones necesarias para adaptarse a la nueva normativa obligará a disminuir los esfuerzos de los fabricantes en la tecnología eléctrica, que es la gran apuesta en materia de descarbonización por parte del sector. Para De Meo, la aplicación de la versión actual de la normativa supondrá un incremento de alrededor de 2.000 euros en el precio de los coches nuevos con motores de combustión, una situación que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) considera que puede ser más lesiva para España que para otros países fabricantes del entorno.

De Meo admite que: "Europa y su industria automovilística se encuentran en un punto de inflexión. Los desafíos son enormes, al igual que la presión sobre el sector de la automoción. A medida que disminuyen los incentivos a la compra de vehículos de cero emisiones en la Unión Europea (UE), notamos un apoyo masivo por parte de nuestros competidores en China y Estados Unidos. Todo esto está sucediendo en un contexto en el que la competitividad europea en general se está erosionando".