Crisis energética

Duralex, el precedente de las dificultades temidas por la industria en Francia

La famosa empresa de vidrio suspende temporalmente el funcionamiento de su fábrica

Otras empresas francesas siguen el mismo ejemplo ante los elevados precios de la electricidad y el gas

Duralex

Duralex / INDUSTRIE-SOCIAL-VERRE

Enric Bonet

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Un primer precedente del escenario temido por la industria francesa. La famosa empresa de vidrio Duralex anunció la interrupción del funcionamiento de su fábrica en La Chapelle-Saint-Mesmin, cerca de Orleans, en el centro de Francia. Este grupo, conocido por los vasos de los comedores escolares, pero también de whisky en las películas de James Bond, adoptó esta decisión por los elevados precios de la electricidad para las empresas francesas, bastante superiores a los de España. Desde entonces, el de Duralex se convirtió en un ejemplo imitado por otros grupos industriales en Francia, sobre todo en sectores que consumen grandes cantidades de energía y gas.

Duralex, creada en 1945, interrumpió su producción el martes 1 de noviembre y seguirá paralizada durante al menos cuatro meses. Las instalaciones estarán paralizadas hasta la primavera del año que viene. Tomó esta medida porque la energía “es ahora nuestra primera parte de los costes, por delante de la masa salarial. Ahora representa el 40% de nuestra cifra de negocios, esto resulta insostenible”, explicó el presidente de Duralex, el catalán José Luis Llacuna, quien dirige este famoso grupo francés desde la primavera del año pasado.

En condiciones normales, esta vidriera, que depende mucho del gas y la electricidad, consume 150 gigavatios (GW). Sus facturas energéticas solían elevarse a los 3 millones de euros, pero en el último año el precio de la electricidad en Francia se multiplicó por 22 y el del gas, por 18.

“El primero de muchos”

Con la suspensión temporal del funcionamiento de su fábrica, sus dirigentes confían en ahorrar la mitad del coste energético. También aseguraron disponer de reservas suficientes para mantener la actividad comercial del grupo, que tuvo el año pasado una cifra de negocios de 23,4 millones. Los 250 trabajadores de la planta estarán en desempleo parcial y cobrarán el 95% de su sueldo. Ante la situación actual, “prácticamente la única solución es lo que ha hecho Duralex y confiar en que la situación mejore dentro de seis meses”, explica a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA Nicolas Meilhan, ingeniero y consultor en temas de energía.

“Me gustaría pensar que el de Duralex es un caso aislado, pero me temo que será el primero de muchos”, añade este experto, que forma parte del colectivo de los Econoclastas. “En la industria francesa o alemana, los cortes de producción se han multiplicado por tres y por cinco, respectivamente”, lamenta. 

Aunque el Ejecutivo francés decidió el año pasado limitar a un 4% la subida de las facturas reglamentadas de la luz —el año que viene se limitará al 15%—, solo se benefician de esta medida los particulares y las pequeñas empresas de menos de 10 trabajadores. “Para las grandes empresas que consumen más energía, impulsó unas ayudas de 3.000 millones, pero los criterios para acceder a ellas eran muy complejos y, de momento, solo se dieron 500 millones”, apunta Meilhan sobre un problema que el Gobierno dijo que corregiría.

¿Un freno a la reindustrialización?

El ministro de Industria, Roland Lescure, indicó que unas 300 empresas podrían encontrarse en dificultades antes de finales de año. Según el Movimiento de Empresas de Talla Intermedia, más de la mitad de empresas medianas, muchas de ellas en el sector industrial, “corren el riesgo de reducir su actividad”, si no bajan los precios de la energía. En las últimas semanas, no paró de crecer la lista de grupos que toman medidas de reducción de su actividad, sobre todo en el sector del vidrio, del automóvil o de la metalurgia.

Es el caso del grupo vidriero Arc, uno de los líderes mundiales en este sector, que suspenderá el funcionamiento de la mitad de sus nueve hornos y sustituirá el gas por fuel. La multinacional siderúrgica Arcelor Mittal detuvo uno de sus hornos en el norte del país. Aluminium Dunkerque, mayor productor de aluminio en Francia, ha previsto reducir su producción un 22%. La empresa de equipamiento de automóviles Lisi recurrirá al desempleo parcial para 1.000 trabajadores. Y la de aleación Bronze-Alloys también anunció el cierre de su fábrica en Lorena (este).

Con un peso de la industria del 13,4% del PIB, Francia es un país que sufrió una intensa desindustrialización desde la década de 1970. El secundario tiene una importancia mucho menor en comparación con su vecina Alemania. Por consiguiente, las dificultades actuales de su industria difícilmente abocarán su economía a la recesión, como sucederá con la alemana. 

Sin embargo, la crisis energética sí que podría lastrar la voluntad del Ejecutivo galo de reindustrializar el país. “Hubo una gran ola de desindustrialización en Francia a principios de los 2000 y ahora podría producirse una segunda”, advierte Meilhan, quien cita la decisión de Tesla de renunciar a la construcción de una fábrica de baterías en Alemania. Toda una advertencia para las esperanzas puestas por Emmanuel Macron en el coche eléctrico para industrializar de nuevo su país.

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