Plan de emergencia energética

La UE logra un acuerdo para ahorrar gas frente a la amenaza de Rusia

Los Veintisiete Estados miembros acuerdan reducir su consumo a partir de agosto en un 15% con excepciones para países como España que lo reducirá a la mitad de esa cifra (7%)

España apoya el plan para reducir el consumo de gas en la UE, pero descarta recortar un 15%

España apoya el plan para reducir el consumo de gas en la UE, pero descarta recortar un 15%. Así lo explica Teresa Ribera. /

Sara Ledo

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Los ministros de Energía de la Unión Europea han llegado a un consenso para reducir el consumo de gas con vistas al invierno y ante la amenaza de un corte total del suministro por parte de Rusia. "Hoy enviamos una señal potente no solo a Vladimir Putin, que ha fallado una vez más en su intento de dividir a la Unión Europea, pero sobre todo para nuestros ciudadanos. La decisión de hoy asegura que no tendremos que enfrentarnos a consecuencias dramáticas en invierno de escasez ni picos de precios", ha indicado Jozef Síkela, el ministro de Industria de la República Checa, país que ostenta la presidencia del Consejo de la UE.

El pacto mantiene una reducción voluntaria del 15% de su consumo de gas entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023 en comparación con la media de este periodo durante los cinco años previos, que en caso de emergencia sobre la seguridad del suministro sería obligatoria, pero con excepciones para algunos países como España. En este caso, el Gobierno español ha acordado reducir de forma voluntaria la demanda a la mitad de lo previsto, entre un 7% o un 8, de forma que será suficiente para no tener que limitar la actividad económica, según confirmó la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a la salida de la reunión de ministros europeos.

En concreto, la Comisión Europea plantea seis casos en el que los estados miembros podrán eludir esa obligación del 15%, y aunque muchas de ellas son diseñadas 'adhoc' para determinados estados, en todos los casos no será una será una aplicación automática, sino que deberá ser solicitada: uno para aquellos estados que tienen un sistema eléctrico sincronizado con Rusia, como es el caso de los países Bálticos; otro específico para las islas, por no estar conectadas directamente con el continente, como Irlanda, Malta y Chipre; un tercero para aquellos países que consigan un nivel de llenado de sus almacenamientos de gas por encima del 80% durante este año, y un cuarto que aplica en el caso de industrias críticas que necesitan gas para su producción.

En quinto lugar, los miembros con interconexiones limitadas también “podrían reducir su rebaja obligatoria” si pueden demostrar que sus capacidades de exportación de interconexión o su infraestructura nacional de GNL se utilizan para redirigir el gas a otros estados miembros al máximo. Este es el caso en el que ese inscribe España. Mientras que una última opción la podrán aplicar aquellos países cuyo consumo de gas para producir electricidad haya aumentado al menos un 8% en el último año en comparación con el promedio y corran peligro de suministro.

Por otra parte, el pacto también garantiza que la última palabra para activar la alerta de emergencia de la Unión, que activa las obligaciones de reducir el consumo, la tiene una mayoría cualificada de Estados miembros, a iniciativa de Bruselas o de cinco países (en la propuesta presentada la semana pasada la decisión definitiva recaía sobre la Comisión Europea o un total de dos países). 

"No hay ninguna otra opción más que ahorrar gas. La decisión de hoy resultará en ahorros suficientes y garantizará que todos pagamos una cuota justa. A corto plazo los consumidores europeos no tendrán que tomar medidas drásticas en caso disrupciones de gas en invierno. En el medio plazo, todos nos beneficiaremos. A no ser que la Unión Europea se deshaga de la dependencia del gas ruso los precios seguirán altos, si tenemos éxito los precios se reducirán", advertía el ministro checo.

En Bruselas insisten en que Moscú juega a limitar el volumen de gas para así subir los precios, algo que quedó patente con el anunció del lunes de reducir el flujo a través del Nord Stream al 20% de su capacidad, lo que llevó a la cotización del gas en el mercado de referencia para Europa, el TTF holandés, a pasar de los 150 euros antes del anuncio a superar los 200 este martes.

El acuerdo de los Veintisiete era casi un secreto a voces en las horas previas tras las muchas negociaciones de los Estados miembros, a nivel embajadores, para llegar a la reunión de ministros con el trabajo prácticamente hecho, como se ponía de manifiesto en el optimismo de los titulares europeos a su llegada al edificio Europa en Bruselas, incluida la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica de España, Teresa Ribera, una de las más críticas la semana pasada cuando la Comisión Europea presentó su plan ‘Save gas for a safe winter’. “Creo que estamos obligados a decir que sí a los términos en los que aparece el texto de esta mañana, a trabajar, a seguir impulsando medidas de ahorro y eficiencia en casa y a seguir contribuyendo a la seguridad de nuestros vecinos”, decía a su llegada la vicepresidenta.

Y así será porque Ribera ha llegado a un acuerdo voluntario en el que España se compromete a reducir su consumo del 7%, tras acogerse a la excepción por el uso de las infraestructuras, para lo cual no es necesario limitar la actividad. Según la vicepresidenta, para alcanzar este objetivo será suficiente con el plan de ahorro de la Administración General del Estado y de las comunidades autónomas y municipios --a quienes ha emplazado a colaborar y con quienes se reunirá esta semana--, así como con las medidas de eficiencia y ahorro por parte de los ciudadanos y de "flexibilización" de la industria.

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, ha defendido que el porcentaje del 15% de reducción de la demanda se plantea a partir de una hipótesis de interrupción total del flujo desde Rusia este julio, lo que supondría una brecha de entre 30.000 y 45.000 millones de metros cúbicos en invierno. Y ha asegurado que "incluso si se usaran todas las exenciones se lograría una reducción de la demanda para pasar un invierno seguro" algo poco probable porque como España, aunque los países se acojan a una excepción mantienen su intención de reducir su consumo. Con todo, según Simson, es "imposible predecir cuánto gas será necesario este invierno y más allá". Dependerá del clima, la cantidad de suministro que pueda llegar de otros orígenes y de la demanda mundial de gas natural licuado (GNL).