CAMBIOS EN EL MUNDO DEL TRABAJO

El "trabajo líquido" se hace fuerte en el mercado laboral post-covid

La pandemia nos ha obligado a cambiar nuestra forma de trabajar. Ahora, la flexibilidad y la movilidad han cobrado más relevancia que nunca, si bien necesitamos revertir el distanciamiento social en el trabajo. 

La pandemia nos ha obligado a cambiar nuestra forma de trabajar. Ahora, la flexibilidad y la movilidad han cobrado más relevancia que nunca, si bien necesitamos revertir el distanciamiento social en el trabajo.

trabaj

trabaj / economia

Fran Leal

Fran Leal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La pandemia ha modificado muchas de las rutinas que estaban asentadas en nuestro día a día. Y en relación al trabajo, los cambios han sido gigantescos, con una nueva realidad marcada por lo que se ha denominado como trabajo líquido.

Este nuevo contexto vendría marcado por la flexibilidad, el teletrabajo y la movilidad de los empleados, que han visto cómo pueden desempeñar su labor, en muchos casos, sin fijar un espacio concreto. Todo ello reservando un papel protagonista a la digitalización.

Cambio en profesionales y empresas

Según recuerda Woffu, la startup especializada en la optimización de la gestión del tiempo de los empleados, el trabajo líquido (término acuñado por Accenture) apuntaría al empleo de una variedad de recursos distintos (internos y externos) para satisfacer las necesidades del negocio, ajustando esos recursos conforme a las necesidades cambiantes. Así, la empresa líquida se asentaría sobre tres pilares: digitalización, flexibilidad y movilidad. Ahora bien, estos cambios que ya se venían vislumbrando, y se han acelerado con la pandemia, ¿perdurarán en el tiempo? 

En opinión de Miguel Fresneda, CEO de Woffu, “el trabajo líquido ha llegado para quedarse”. Y es que, cada vez son más los profesionales que “trabajan para adquirir experiencia y formarse como personas y no como empleados atados a un único proyecto de por vida”, expone. De ahí que las compañías tengan que adaptarse a esta nueva situación, marcada por la interacción entre profesionales, que les libera de ataduras. En este sentido, “ofrecer flexibilidad horaria, movilidad y medir el rendimiento por objetivos”, apunta Fresneda, puede ayudar a las compañías a adaptarse a la nueva realidad en la que el empleado se ha convertido en “el protagonista de la película”.

Por su parte, Patricia Gómez, responsable de Expansión y Comunicación de Nexian, considera que si bien la pandemia pasará, el ritmo de los ciclos económicos son y seguirán siendo cada vez más veloces y cambiantes, lo que “nos obliga a que la movilidad y la flexibilidad entre profesionales y empresas sea, necesariamente, cada vez mayor”. De hecho, según nos cuenta, irá ganando valor la experiencia, los conocimientos y las habilidades del profesional, relegando a un segundo plano aspectos como “desde dónde trabaje o para cuántas empresas más lo haga”. Y en esto, la tecnología está funcionando como claro facilitador de un cambio de modelo en el mercado laboral que “se distancia cada vez más del modelo industrial, en el que los horarios eran fijos, la exclusividad con la empresa era total, las jerarquías estaban muy definidas y el entorno era bastante rígido y estable”, señala Gómez.

Rosario Sierra, directora de Negocio Corporativo de LinkedIn, ahonda en esta dirección y sostiene que la rigidez del puesto de trabajo ha quedado atrás, para dar lugar a una clara “tendencia a la transversalidad de roles dentro de una misma empresa”. Así, los empleados ya no se limitan a una única tarea, sino que “lo que se espera de ellos es que puedan aportar conocimiento en diferentes niveles y equipos”, asevera. De este modo, no es de extrañar que Sierra ponga en valor la formación continua, tanto en hard skills como en soft skills, que nos permita a los profesionales reinventarnos en términos de “liderazgo, gestión de equipos, empatía o capacidad de adaptación”, dado que, hoy por hoy, “las competencias actitudinales son más importantes que nunca”.

Recuperación de la cohesión social en lo laboral

Una vez pase la pesadilla que, en cierto modo, nos ha obligado a cambiar la manera de trabajar, algunos de los cambios se revertirán. Por ejemplo, Gómez pone el foco en el cambio de lo urbano por lo rural, algo que “parece que se ha convertido en tendencia durante estos últimos meses”, y en la pérdida de un cierto interés por el teletrabajo. Al respecto, aunque Fresneda defiende que se debe apostar por el teletrabajo, también destaca que “los extremos no son sostenibles en el tiempo”. Es decir, el teletrabajo “debe ser combinado con el trabajo en oficina de una forma equilibrada y analizando la situación de cada empleado en concreto”, afirma.

Además, otro aspecto que posiblemente se mitigue tras la pandemia es el “distanciamiento social entre empleados”, señala Fresneda, que recuerda que los responsables de personas deberán dedicar recursos para lograr la cohesión social aparcada de forma obligada durante este año. En este sentido, Sierra asegura que “el contacto con los compañeros de trabajo o con los clientes es fundamental para crear sentimiento de grupo y que estos creen un entorno de confianza donde seguir creciendo”, porque no olvidemos que “la parte social es fundamental en el desarrollo de la actividad profesional”, concluye.

En resumidas cuentas, lo que se puede ver con claridad es cómo el mundo del trabajo también se ha visto afectado, y de qué manera, por la llegada de la crisis sanitaria del Covid-19. Algunos de los cambios han llegado para quedarse, mientras otros iremos viendo cómo se revierten o calibran, pero lo que no cambia es la necesidad creciente de reforzar nuestra capacidad de adaptación a entornos cada día menos rígidos.