EMPRENDIMIENTO

Socios y pareja: ventajas y dificultades de emprender con quien más quieres

¿Cómo montar un negocio con tu compañero o compañera sin que la empresa y la relación se vayan a pique? Estos son los consejos que dan algunas parejas emprendedoras.

¿Cómo montar un negocio con tu compañero o compañera sin que la empresa y la relación se vayan a pique? Estos son los consejos que dan algunas parejas emprendedoras

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Alberto Payo

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A la hora de montar un negocio muchas veces recurrimos a la gente que tenemos más cerca, como amigos, compañeros de trabajo, familiares o incluso nuestra pareja. Pero ¿es recomendable que nos asociemos con la persona a la que queremos para fundar una startup o un negocio digital? ¿Emprender en pareja puede suponer una fuente de problemas que acabe destruyendo la relación o por el contrario es una experiencia enriquecedora que la afianza?  Los inversores y algunos emprendedores en serie lo desaconsejan completamente. No obstante, hemos querido hablar con algunas parejas emprendedoras para que nos den su opinión al respecto y nos cuenten los mejores trucos para conciliar vida laboral con sentimental.

Elena Molina Castillo y Antonio J. de la Torre han puesto en marcha ya varios negocios juntos y repetirían. De hecho, creen que su negocio actual “seguro que no será el último”. Primero fundaron una tienda online de vinilos decorativos para portátiles y smartphones que fabricaban ellos mismos y con la que incluso llegaron a acuerdos para su venta en El Corte Inglés, Fnac, Mediamarkt o algunas tiendas Apple Premium Resellers. Después lanzaron una cadena de centros de estética y recientemente han creado Método Estetiplan, una empresa que invierte en centros de este tipo y los dota de maquinaria. Su compañía emergente ha sido apoyada por Lanzadera, la aceleradora e incubadora de empresas de Juan Roig, fundador de Mercadona.

Elena y Antonio explican para BYZness que lo más complicado es “diferenciar entre el trabajo y lo personal” al pasar tanto tiempo juntos. Para separar, ambos se han propuesto “dejarnos los portátiles en la oficina e intentar no hacer nada de trabajo en casa, aunque lo malo es que así pasamos más tiempo en la oficina”. Por otro lado, también se han marcado como objetivo hablar menos de su proyecto cuando estén en casa. No obstante, confiesan que les resulta complicado, ya que “nos gusta nuestro trabajo, disfrutamos con él y esto es algo en común que tenemos todos los emprendedores”.

Para Raúl González Miguel y Mercedes García Rivas separar entre la faceta profesional y la de pareja también es “sumamente difícil. Al final hay que establecer reglas y espacios libre de trabajo y frenar los impulsos que te obligan a hablar de trabajo”, apostilla González. “Incluso trabajamos en fines de semana, y hace difícil sacar tiempo para nosotros. Al final si no soy yo, es ella la que tiene alguna tarea pendiente”, lamenta. Raúl y Mercedes se plantearon emprender en pareja al volver de México y lanzaron Ecodicta, un servicio de suscripción de fashion sharing que además permite vestir de forma sostenible. Afirman que si hay algo de lo que se arrepienten es de no haber “emprendido antes” en equipo.

Emprender, una evolución de la relación

Elena Zhabreva y Manuel Gouveia son cofundadores de Florster, una startup que te permite enviar flores en Barcelona con entrega en bicicleta y la posibilidad de obtener un vídeo de cómo ha sido el reparto. En su caso, explican que para plantearse montar algo juntos fue fundamental tener “metas comunes y capacidades complementarias”. Manuel cuenta que nunca dudaron que emprender juntos sería “una experiencia maravillosa”.

El cofundador de Florster pone de relevancia una de las principales problemáticas de que los dos socios pertenezcan a la misma unidad familiar. “Cuando emprendes en solitario el riesgo de que todo salga mal lo asume solo uno, mientras que cuando emprendes en pareja tienes una presión extra”, subraya Gouveia. “En nuestro caso pasamos de tener dos nóminas independientes a un ingreso según ventas muy incierto y a los ahorros de los que depende toda la familia”.

Elena y Manuel reconocen que les cuesta mucho separar su rol de socios y su rol de marido y mujer, aunque tampoco tratan de dividirlo “de manera forzada”. “Solemos ir de temas como el lanzamiento de un nuevo producto para la nueva temporada a nuestro próximo paseo con el bebé”. Los dos emprendedores ven el hecho de tener un negocio juntos como “una evolución de la relación. Es llevarla a otro nivel de confianza, cohesión, compromiso y constancia”, aseveran.

Esta pareja encuentra algunas ventajas claras en el hecho de emprender en equipo. “Ahora pasamos más tiempo juntos que antes. Antes podíamos vernos después del trabajo y algunos fines de semana. Ahora compartimos mucho más, comemos juntos, pasamos más tiempo de calidad y en familia”, destacan.  

Los co-fundadores de Ecodicta coinciden. Consideran que ser un tándem empresarial también tiene sus beneficios. “Nos ha aportado conocernos más el uno al otro en el ámbito profesional. Pasamos mucho tiempo juntos, y también es muy divertido comer juntos, ir a casa juntos, reunirnos con gente ...”, cuentan.

No todas las parejas pueden emprender juntas

¿Están preparadas todas las parejas para fundar una startup conjunta? Probablemente no. No se trata tanto una cuestión de complicidad o de confianza entre dos personas que han iniciado una relación sentimental, sino de mucho más. Se deben reunir ciertas características propias de los emprendedores en los dos miembros y ambos deben tener roles o perfiles que se complementen. “Emprender es muy duro, emprender significa sacrificar muchas cosas. La gran mayoría de las personas no están preparadas para esto. Los emprendedores somos una minoría y que en una pareja coincidan dos emprendedores es muy difícil”, advierten los creadores de Método Estetiplan.

Raúl González y Mercedes García opinan que es esencial que la pareja encaje a nivel profesional para realizar una correcta división de tareas. “Si hay perfiles similares se corre el riesgo de pisarse las funciones”, avisan. Asimismo, recomiendan “tener mucha paciencia y tener claro por ambas partes que el camino es muy duro”.

En la misma línea hablan Zhabreva y Gouveia. Defienden que para fundar una startup hay que mostrar “una ambición grande por crear un negocio desde cero”, por lo que “si tu pareja no tiene esa misma actitud ante la vida, si no da el 1000% como tú por esa meta en común, al final tendrás problemas y tanto la relación como el proyecto corren mucho riesgo de fracasar”. A las parejas que quieran emprender juntas les recomiendan analizar primero las necesidades de la startup que se va a fundar y después ver los perfiles necesarios para cubrirlas. “Si estás seguro de que tu pareja es la persona que puede hacer ese trabajo entonces ya tenemos el coctel perfecto”.