MOROSIDAD EN PYMES Y AUTÓNOMOS

Así puedes enfrentarte a los morosos si tienes una pyme o eres autónomo

Hablamos con Darío Hernández, director de Ventas y Clientes de Intrum, sobre la situación que viven las pequeñas empresas y los autónomos españoles en cuanto al cobro de sus facturas, cuyo periodo gira en torno a los 109 días de espera.

Hablamos con Darío Hernández, director de Ventas y Clientes de Intrum, sobre la situación que viven las pequeñas empresas y los autónomos españoles en cuanto al cobro de sus facturas, cuyo periodo gira en torno a los 109 días de espera

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Lidia Álvarez Vellido

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A pesar de que la mitad de las empresas españolas reconocen estar familiarizadas con la Directiva Europea de Lucha contra la Morosidad, una gran parte de las mismas tienen un periodo de deuda de entre 31 a 60 días, según el último Informe Europeo de Pagos de Intrum.

Las pymes españolas se encuentran en un periodo medio de espera para el cobro de sus facturas en torno a los 109 y 110 días, “algo que se ha convertido en un problema complejo de gestionar para estas pequeñas empresas en las que una espera importante en el cobro de las facturas genera tensión de liquidez, lo que pone en  riesgo la gestión financiera de la misma”, explica Darío Hernández, director de Ventas y Clientes de Intrum, empresa especializada en resolver estos problemas económicos empresariales.

Así lo dan a conocer también las propias empresas españolas encuestadas para la realización del Informe antes citado, del que se desprende que el 30% de las mismas ven directamente mermado su crecimiento y la mitad reciben solicitudes de alargamiento de plazo.

A juicio del experto, “si sumamos estos dos porcentajes, nuestras pymes y autónomos, que son la base del tejido empresarial del país, tienen un problema verdaderamente grave que hace que no tengamos un segmento en esta parte de la economía verdaderamente ágil y saneado en términos financieros”.

¿Cuáles son las causas de estos impagos?

Entre las principales causas de demora en los pagos se encuentran las dificultades financieras que tienen las otras empresas, lo que produce una situación de “la pescadilla que se muerde la cola”.

En este sentido, Hernández apunta que si se prestan servicios o se venden productos a  otras compañías y éstas no pagan, “yo también tendré dificultades para hacer frente a los gastos, lo que provocará una reacción en cadena que me va a hacer tarde a mis propios proveedores”.

Por otro lado, se habla de ineficiencia administrativa. Dependiendo de si vendes un producto o prestas un servicio, la forma de las facturas es distinta y la burocracia de las empresas también, siendo en la mayoría de los casos compañías que no están incorporadas a la cultura de la digitalización, por lo que el proceso interno es tan artesanal que produce estos retrasos.

Por último, un pequeño porcentaje de las entidades encuestadas hacen referencia al impago como consecuencia de un conflicto entre los clientes.

4 consejos para hacer frente a la morosidad

Para Hernández, el principal enemigo de la morosidad es la antigüedad de la deuda, el transcurso de tiempo “penaliza las expectativas de recuperación, por lo que cuanto más largo sean los plazos más complicado será recuperarla”.

En este aspecto, la compañía de la que es director de Ventas y Clientes Hernández aconseja:

  1. Anticiparse y prevenir: La compañía Intrum propone  disponer de una estrategia de anticipación en la gestión de estos impagos como por ejemplo realizar recordatorios de pago antes de vencimiento de la factura.
  2. Aplicar técnicas de análisis y clasificación: Para la gestión de cobros se recomienda aplicar métodos de análisis y clasificaciones que permitan hacer un seguimiento de las facturas y estar informado de la situación.
  3. Reaccionar sin “enfadar” al cliente: Para Intrum la clave del éxito está en actuar con profesionalidad y comprobar la viabilidad de un acuerdo amistoso en el que todas las partes salgan beneficiadas.
  4. Recurrir a la justicia: en el caso de que no funcionen estas estrategias  o herramientas habrá que recurrir a la justicia.

“Si eres capaz de tener una relación fluida con tus clientes que te permita anticiparte y solucionar los problemas cuando se produzcan o inmediatamente después de producirse, vas a tener muchas posibilidades de que los plazos de impago se acorten”, concluye  Darío Hernández