Diferentes modelos
Los modelos de pensiones de otros países, al detalle
La irrupción del economista del PP Daniel Lacalle en el debate sobre las pensiones con su declarada preferencia por el 'modelo sueco' y sus confusas referencias a la 'mochila austriaca' abren la puerta a un mundo de complejas referencias internacionales que evocan la existencia de una auténtica 'geopolítica' en las prestaciones por jubilación.
Modelo sueco
Hasta el 1994 Suecia tenía un sistema público de pensiones basado en un modelo de reparto similar al existente en España. En ese año, el país que había sido paradigma del Estado de Bienestar, puso en práctica una reforma para dar respuesta al desafío demográfico por la baja natalidad y al hundimiento de los ingresos por cotizaciones, en un contexto de recesión económica.
El nuevo modelo sigue siendo de reparto. Las cotizaciones de hoy pagan las pensiones de los jubilados actuales. La diferencia es que sus cotizaciones tienen un doble destino. Una primera vía de cotizaciones se destina a financiar el sistema de reparto. La diferencia es que lo que cotiza cada trabajador se anota en una cuenta teórica (no en una hucha), cuyo valor se actualiza en función de distintas variables. Esto es lo que se conoce como un sistema de cuentas nocionales.
Cuando un trabajador llega a la edad de jubilación sabe cuánto ha cotizado durante su vida laboral (con valores actualizados), esta cantidad se divide por el número de años de previsible esperanza de vida y esa será su pensión. Si fallece antes de cumplir los años previstos, el dinero revierte al sistema. Si, por el contrario, su vida se alarga, podrá quedar al amparo del sistema asistencial del Estado, con un esquema de pensiones mínimas. Si la suma acumulada de cotizaciones no da como resultado una pensión mínima, esta es complementada por el Presupuesto del Estado.
Hay otra parte de sus cotizaciones, menor, que se destina obligatoriamente a un sistema de capitalización, a una hucha. Cuando se jubile podrá recuperar la cantidad ahorrada, con las ganancias o las pérdidas acumuladas. Las dos patas anteriores son obligatorias. Existe una tercera pata, voluntaria, que permite ahorrar en planes privados de pensiones. Italia también cuenta con un sistema de cuentas nocionales.
Modelo chileno
El modelo sueco, de reparto, no tiene nada que ver con el modelo chileno de pensiones, de capitalización. En el sistema impuesto en el país andino bajo la dictadura de Pinochet cada trabajador coloca sus ahorros en un plan privado de pensiones cuyo patrimonio y rendimientos podrá recuperar en el momento de la jubilación
Los ahorros de hoy no pagan a los pensionistas de hoy. Cada trabajador ahorra para su propia pensión y los ahorros de hoy los recuperará en el futuro (si no hay pérdidas financieras por el camino).
Mochila austriaca
El economista Daniel Lacalle alude a que existe un paralelismo entre las cuentas nocionales que aplica el sistema sueco de pensiones y la 'mochila austriaca' que propugna el PSOE. Pero no tienen nada que ver.
La 'mochila austriaca' constituye una especie de hucha a favor de cada trabajador dotada con las aportaciones periódicas de los empresarios para cubrir el riesgo de una indemnización en caso de despido. Si el trabajador es despedido, cobrará la indemnización de su propio fondo. También podrá disponer de cantidades de esa 'hucha' para tareas de formación. Si nunca es despedido, podrá recuperar las cantidades ahorradas en el momento de de la jubilación
No se trata de un modelo de cuentas nocionales, sino un modelo de capitalización. No se trata de una pieza del sistema de pensiones, sino del esquema de protección por desempleo, aunque los ahorros acumulados y no utilizados pueden ser útiles en el momento de la jubilación
Mochila italiana
En el fondo, la 'mochila austriaca' tiene su origen en lo que podríamos llamar 'mochila italiana'. En el país alpino, los empresarios hacen una provisión a favor de cada trabajador en previsión de una posible contingencia de despido. La diferencia con el modelo austríaco es que en Italia no existe una hucha, sino solo el reconocimiento de los derechos acumulados. Esto es más parecido a un sistema de cuentas nocionales.
Al final de la vida laboral cada trabajador tiene derecho materializar su derecho, si no ha hecho uso de él en sucesivos despidos. Si la empresa no tiene dinero suficiente, existe una especie de 'Fogasa' que aporta una cuantía mínima al trabajador italiano al final de la vida laboral.
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