Economía azul

Cuando el mar se convierte en tu oficina

El reciclaje o la obtención de energía son algunos de los nichos de negocio relacionados con el agua de los océanos.

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Ana García Moreno

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El presente y futuro de nuestra economía también se encuentra bajo el mar. Es la llamada economía azul, es decir, aquella que reconoce la importancia de los mares y océanos como fuente de riqueza y motor de innovación y crecimiento. Su importancia es tal que, según datos de la Comisión Europea, representa 5,4 millones de puestos de trabajo y un valor añadido bruto de casi 500.000 millones al año.

Unas cifras que convierten a los proyectos relacionados con los mares y los océanos en un nicho de negocio con mucho potencial, especialmente para las startups. De hecho, según reconoce Ricardo Díaz Martín, Catedrático de Ingeniería Química y Materiales de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y Decano del Colegio de Químicos de Madrid, el emprendimiento es básico para cambiar el paradigma del modelo económico hacia la sostenibilidad: “Las startups son las que hacen cambiar las estrategias e ir hacia el mantenimiento de recursos y el sostenimiento del planeta”.

Las vías de negocios son múltiples, desde el aprovechamiento de la energía que se puede extraer del mar, algo que según Díaz, “está poco explotado”, hasta el reciclaje. Y es que los mares reciben muchos residuos plásticos, que están generando grandes problemas en los ecosistemas. Sin embargo, esos plásticos se pueden recoger e invirtiendo en I+D convertirse en “materia prima para otros productos”, especifica Díaz.

Startups que limpian océanos

Eso es precisamente lo que hace Sea2See, una startup que produce gafas de sol fabricadas con plástico reciclado del mar y desechos de redes de pesca. Su fundador y consejero delegado François van den Abeele, empezó su vida profesional en el mundo marítimo como bróker. Viendo la gran cantidad de plástico que acababa en el mar y los altos niveles de contaminación vertidos por la industria textil, pensó que “los residuos marinos podrían ser fuente de materia prima para gafas”. Así nació esta startup que a día de hoy vende en España, Bélgica, Holanda o Francia, entre otros países.

La recogida del plástico la hacen en los puertos de Barcelona, aunque tal y como cuenta Van den Abeele, “vamos a ampliarlos al norte de España”.

Al otro lado del país, en las Palmas de Gran Canaria también se está haciendo mucho por la economía azul. El mérito lo tiene el espacio de innovación marina Marine Park, un coworking que aglutina a iniciativas empresariales vinculadas a la industria azul. En la actualidad hay 21 puestos de trabajo con 7 empresas del sector marino. “Lo que intentamos es aunar los diferentes puntos de vista del sector marino, que es un poco peculiar, ponerlo en un mismo espacio y desarrollar proyectos”, explica el fundador de Marine Park Manuel Ruiz de la Rosa, quién añade que todas esas iniciativas “aglutinan más de 2 millones de euros en proyectos de I+D”.

En este espacio es precisamente donde se ubica la compañía ECOS, una consultoría que ofrece servicios de asesoramiento ambiental e I+D tanto a empresas privadas como a organismos públicos.

También aquí encontramos a la empresa Subsea Mechatronics, una compañía que está democratizando la tecnología relacionada con la industria submarina. Tal y como cuenta su consejero delegado y fundador, Darío Sosa, sus innovaciones “intentar aportar valor desde el punto de vista de la sostenibilidad”. La startup tiene varios proyectos desde un sistema para la detección de minerales bajo el agua o vehículos submarinos. Unas iniciativas que requieren de mucha investigación y también de “mucha financiación para desarrollarse”, tal y como explica Sosa.

Unos proyectos que sirven no sólo para crear riqueza, sino también para cambiar el modelo productivo y conseguir un entorno más saludable y sostenible. Y es que tal y como defiende Díaz, “un país como España con costa está obligado a mantener un entorno costero saludable y generar una economía alrededor de ese entorno costero. Actualmente lo vemos en la construcción y la hostelería, pero hay mucha otra economía que deberíamos empezar a explotar”. Y las startups tienen la oportunidad de hacerlo.