VÍCTIMAS DEL MERCADO LABORAL

Cambiar más allá de los 50 años

Lleva tres años en paro y ya se ha quedado sin ninguna prestación

MERCEDES JANSA / MADRID

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Lourdes Junqué tiene 55 años y lleva tres en el paro. Ya no cobra la prestación. Está casada y tiene un hijo de 28 años, que vive en el domicilio familiar y que representa la otra cara de la moneda: los primeros jóvenes que despidieron. “Trabajé de administrativa en una multinacional francesa en la que sumé 33 años de antigüedad”, relata. En los primeros años de la crisis la empresa comenzó a desprenderse de los trabajadores más veteranos.

“Me apunté a toda clase de cursos, hice alguno con cargo a los fondos europeos, otros por mi cuenta, pero alguna vez tuve sensación de que eran una pérdida de tiempo porque no te permiten reciclarte, aprender otras cosas que no sabes”, explica su experiencia. Ha sido una de las beneficiadas por los últimos planes para mayores de 45 años de un contrato con formación, pero advierte de que al final “se quedan con personas más jóvenes”.

IMPOTENCIA

“Sé que no es de las situaciones peores porque mi marido trabaja”, afirma Lourdes, “pero también tenemos derecho a tener un trabajo”. Por su cuenta ha reforzado sus conocimientos de catalán, que ha hablado desde siempre pero que escribía con dificultad, “y hago cosas que antes no hacía, como voluntariado”. Aunque no pierde la esperanza porque “parece que ahora está todo más animado”, Lourdes es consciente de la dificultad de volver al mercado de trabajo y reconoce que no sabe cómo hacerlo.