Descartar
Josep-Maria Ureta
Periodista
JOSEP-MARIA URETA
Discutir sobre los efectos benéficos de acoger en Barcelona la mayor concentración mundial de expertos en el uso de terminales móviles -fabricarlas, llenarlas de opciones y que sean accesibles, bien de precio, estés donde estés- es estúpido. Convertirlo en cifras de visitantes y efectos sobre el comercio diario de la ciudad, es miope. Augurar que todo este ceremonial tiene fecha de caducidad en el 2018 y lo más astuto es lamerse ya las heridas antes de aparezcan, es desconocer los mecanismos de cómo se fija en el cerebro de los implicados las buenas sensaciones y las ganas de repetir.
Esta semana los lectores de este diario han conocido, también, las novedades mundiales de los fabricantes de coches. Hay que ir a Ginebra -85 ediciones del salón- para verlo y discutirlo. Y en Suiza no hay fábricas de coches. En cambio, Barcelona tiene también su Salón del Automóvil, en un país que cuenta con 12 fábricas de automóviles, todas de marca extranjera. Pero ese certamen no es referente mundial, pese a que lo pretende la propaganda del lobi turístico. Para colmo, Zuckerberg anticipó que el siguiente paso es el encuentro virtual a distancia. Vale, pero lo dijo en el Liceu, que existe desde el siglo XVIII. ¿Qué opción descartamos?
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