Los abusos de la banca
Macromulta a Credit Suisse
La entidad financiera se declara culpable en un caso penal en EEUU, un hito en los últimos tres lustros que hace esperar que acabe la impunidad de los bancos
Hace ahora poco más de un año, Eric Holder, fiscal general de Estados Unidos, testificó ante el Senado. «Se nos hace difícil presentar cargos (contra grandes entidades financieras) cuando tenemos indicaciones de que si planteamos un caso penal tendrá un impacto negativo en la economía nacional y quizá incluso en la global», declaró. Así, al polémico too big to fail (el demasiado grande para caer con que se justificó el rescate de la banca en la crisis) se sumaba el no menos controvertido too big to jail (demasiado grande para ir a la cárcel).
El lunes, el Departamento de Justicia de EEUU demostró que esos días y ese pensamiento quizá han acabado. Credit Suisse, segunda entidad bancaria de Suiza, aceptó pagar 2.600 millones de dólares en multas y declararse culpable en un caso penal de un cargo de conspiración para ayudar a evadir impuestos a miles de ciudadanos estadounidenses (cuyo anonimato, eso sí, siguen garantizando las leyes suizas). Y Holder confirmó el giro de 180 grados: «Ninguna institución financiera, no importa su tamaño o su alcance global, está por encima de la ley».
El hito es indudable. En los últimos años los grandes bancos han empezado a pagar multas y a asumir responsabilidades, pero ante la justicia civil. Aunque cada año decenas de corporaciones se declaran culpables en casos penales en EEUU, es algo inusual en el sector financiero, y de hecho hacía 15 años que no sucedía (Bankers Trust en 1998). Y aunque el caso de Credit Suisse tiene que ver con evasión de impuestos y no con la crisis, se ve como una posibilidad (o una esperanza) de que algo pueda estar cambiando. De hecho, la semana que viene se espera un pacto similar con BNP Paribas.
«Los bancos hasta ahora asustaban a los fiscales diciendo que si mantenían los casos penales contra ellos eso podía destruirles», explica desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Virginia el profesor Brandon Garrett, que en octubre publica Too big to jail. «Este caso es importante porque los fiscales decidieron hacer sus deberes y ver si era cierto. Buscaron garantías de los reguladores de que no se revocaría la autorización a los bancos para seguir funcionando. Y se demuestra que no hay razones para no condenar».
En el caso de Credit Suisse, quizá algunos clientes, por sus propias normas, tengan que abandonar una entidad culpable en un caso penal. Pero fiscales y reguladores se han coordinado para asegurarse de que el banco puede seguir operando. Y en otra victoria para la entidad, nadie va a la cárcel: ni el consejero delegado (Brady Dougan), ni los ocho empleados imputados (tendrán, eso sí, que ser despedidos).
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