Las turbulencias económicas
La división europea en la unión bancaria alarma a los mercados
Las divergencias entre los países de la eurozona sobre el proyecto de unión bancaria y el alcance real de la posibilidad de recapitalizar directamente con fondos europeos los bancos en apuros en el futuro desataron ayer la alarma en los mercados financieros, con descensos generalizados de las bolsas europeas y un castigo especial a la deuda pública española.
La bolsa española sufrió la cuarta peor caída del año y el índice Ibex-35 bajó el 3,92%, situándose por debajo del listón de los 7.900 puntos. La prima de riesgo de la deuda pública aumentó 45 puntos básicos hasta alcanzar los 461 respecto al bono alemán de referencia. El tipo de interés reclamado por los inversores para el bono español a 10 años volvió a superar el 6%, eliminando gran parte del descenso logrado gracias al anuncio del Banco Central Europeo (BCE) el 6 de septiembre de su programa ilimitado de compra de deuda pública de los países en apuros.
Alemania, Holanda y Finlandia, con respaldo de Austria, defienden una interpretación muy restrictiva de los acuerdos de la cumbre europea de junio para la creación de una unión bancaria. Los cuatro países, que disponen de la máxima calificación mundial para su deuda, quieren restringir al máximo la posibilidad de que el Mecanismo Europeo de Estabilidad pueda recapitalizar directamente los bancos en dificultades en el futuro.
NUEVAS EXIGENCIAS / Además de los requisitos ya pactados (supervisión centralizada bancaria europea y estrictas condiciones), los cuatro países proponen ahora que la recapitalización directa solo se pueda producir para «los problemas surgidos después de la instauración de la nueva supervisión bancaria europea».
Los «activos heredados», es decir los activos problemáticos fruto de la mala gestión bancaria anterior, «deben permanecer bajo la responsabilidad de las autoridades nacionales». Esto implica que no habrá ninguna recapitalización directa para España, Irlanda, Grecia o Chipre, con efectos retroactivos, como aspiraban esos países.
La ayuda europea para recapitalizar la banca a causa de los problemas pasados, como en el caso español, deberá estar siempre garantizada por el Estado receptor e incrementará su deuda pública, según la exigencia de los cuatro países. Esto contradice la interpretación de la Comisión Europea y la presidencia de la Unión Europea (UE) de los acuerdos de la cumbre de junio de que el nuevo sistema de recapitalización directa de la banca podría aplicarse con efectos retroactivos para romper el vínculo entre la deuda y la crisis bancaria y así superar la actual desconfianza hacia la eurozona.
RETRASOS / Alemania, Holanda y Finlandia, con el respaldo de Austria, también consideran que la creación del nuevo sistema de supervisión bancaria europea dirigido por el BCE no podrá estar aprobado antes de final de año, como se acordó en la cumbre y pretende la Comisión Europea. El avance en las negociaciones de la nueva regulación europea «no puede hacerse a costa de la cualidad de la nueva supervisión», subrayaron conjuntamente los ministros de Finanzas alemán, holandés y finlandés. Estos planteamientos suponen una nueva y grave fisura en el eje franco-alemán, ya que París defiende con la Comisión Europea una rápida adopción del nuevo sistema sin las restricciones propuestas.
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