LA CRISIS DEL EURO

Tragicomedia griega

Papandreu es recibido con algunos aplausos en el grupo socialista del Parlamento antes de exponer sus planes, ayer.

Papandreu es recibido con algunos aplausos en el grupo socialista del Parlamento antes de exponer sus planes, ayer.

ANDRÉS MOURENZA

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Ayer el Vulí, el Parlamento griego, olía a cigarrillos, a pesar de que en la mayor parte de sus áreas está prohibido fumar. Los diputados exudaban nerviosismo. Y no es para menos, la situación política del país dio varios vuelcos al cabo del día.

Por la mañana, dos diputadas anunciaban su decisión de no apoyar al primer ministro Yorgos Papandreu en la moción de confianza que hoy se votará en el parlamento. Con la calculadora en la mano y dado que el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) cuenta con 152 escaños, muchos políticos, incluso de su propio partido, etiquetaban al líder griego de cadáver político y los medios de comunicación daban por segura la anticipación de las elecciones.«Papandreu es cosa del pasado», se aventuró a decir el diputado socialista Dimitris Lintzeris con demasiada prontitud, puesto que, mientras se celebraba un extenso consejo de ministros presidido por Papandreu, todo cambió.

Un centenar de miembros del partido gubernamental firmaron una iniciativa pidiendo a su jefe de filas que liderase negociaciones con la oposición para formar un gobierno de«unidad nacional»y el jefe de la oposición y líder de la conservadora Nueva Democracia (ND), Antonis Samaras, manifestó su decisión de comprometerse con el PASOK a cambio de que se forme un gobierno de transición que conduzca a Grecia a unas nuevas elecciones en seis semanas. Durante ese periodo se aprobaría el acuerdo con la UE, a pesar de que los conservadores anteriormente se habían opuesto a él.

Con esta mejor situación, el primer ministro griego se dirigió a su grupo parlamentario y en el Vulí se hizo el silencio. Papandreu entonces se ofreció a«buscar alianzas»con la oposición y pidió a todos los partidos trabajar juntos por la aprobación del acuerdo con la UE. «Si no cumplimos con nuestras obligaciones, entonces nuestra pertenencia al euro está en juego», avisó.

En los pasillos del Parlamento diputados y periodistas se preguntaban«Pero, ¿habrá o no habrá referendo?»En verdad, en su discurso, el líder griego no hizo mención a una supuesta retirada de su plan de consultar a la ciudadanía sobre el paquete europeo, que supone la condonación de parte de la deuda griega a cambio de nuevas medidas de austeridad. Simplemente dijo:«Confío en la sabiduría y la madurez del pueblo griego. No lo digo de forma romántica, confío profundamente en la democracia».Tuvo que ser el ministro de Finanzas y adversario de Papandreu en el PASOK, Evangelos Venizelos, el que diese por«descartada»la idea del referendo y subrayase que el Gobierno «haría bien» en anunciar públicamente esta decisión a sus socios europeos.

Y nuevamente, tras tomar la palabra en el estrado el líder de la oposición, hubo un cambio de actitud. Samaras puso una condición más a la formación de un Gobierno de unidad: Papandreu debe dimitir. Parece que el propio primer ministro habría llegado a un pacto con sus ministros díscolos para presentar la dimisión a cambio de su apoyo en la moción de censura. ¿Fin de la tragedia griega? No, continuará...