Las turbulencias financieras
La morosidad bancaria alcanza el nivel de la crisis posolímpica
Si se sigue la crisis inmobiliaria a través de la morosidad del sistema financiero, no cabe duda de que aún no ha tocado fondo y no hay perspectivas positivas a la vista. En agosto, los créditos de dudoso cobro del sistema financiero español superaban el 7,14% de los 1,78 billones a que asciende el total de la financiación concedida a empresas y familias. Para encontrar una tasa de morosidad semejante hay que remontarse a noviembre de 1994, en plena crisis posolímpica. La morosidad de las entidades de depósito, que incluyen a bancos, cajas y cooperativas de créditos, alcanzó la cota del 7,15%, mientras que la de los establecimientos financieros, que no pueden captar depósitos, se estableció en el 8,9%. Los expertos apuntan que la morosidad se mantendrá al alza al menos hasta mediados del 2012 y vaticinan que cerrará el año por encima del 8%.
Los datos difundidos ayer por el Banco de España coinciden con una evolución del saldo hipotecario decreciente, según puso de manifiesto la Asociación Hipotecaria Española (AHE). El saldo total de las entidades financieras alcanzó en agosto los 1,033 billones de euros, lo que significa una contracción del 5,19% respecto al mismo periodo del 2010 y la mayor caída de la historia.
CUATRO AÑOS DE CAÍDA / Las últimas cifras de la asociación vinculada al sector bancario, confirman la caída que sufre la actividad crediticia en España desde hace cuatro años. Asimismo, ratifican la reversión que afecta al sector desde que estalló la crisis de las hipotecas subprime en agosto de 2007 y contrasta con el crecimiento superior al 20% que llegó a experimentar el saldo del crédito hipotecario en la fase más aguda del boom inmobiliario en España.
Las dificultades crecientes de las familias para hacer frente al pago de las hipotecas ha generado un importante incremento de ejecuciones, pese a la voluntad del sector financiero de renegociar condiciones de pago y de contrato. El expresidente del Gobierno Felipe González reconoció ayer que el Ejecutivo debería haber sido más activo para facilitar el pago de las hipotecas a aquellas personas que hubieran perdido el empleo debido a la crisis económica. Insistió en que, al margen de haber regulado la dación de la casa al banco por impago, la solución habría pasado por permitir a los ciudadanos parados ampliar el plazo del préstamo en un período de unos cinco años para pagar solo el capital o los intereses, pero no las dos cosas a la vez.
Paralelamente, la banca intenta vender por todos los medios posibles los activos inmobiliarios acumulados, lo que estaría forzando nuevas bajadas en el precio de las viviendas. Según los datos del Ministerio de Fomento, en el tercer trimestre los precios han descendido un 5,6%, porcentaje récord desde el 2009.
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