Nuevos tiempos, nuevos recursos

En contra del tópico, internet, gracias a los 'blogueros' y 'booktubers', puede hacer que niños y jóvenes lean más

Merche Murillo

Merche Murillo / periodico

IMMA MUÑOZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esto es como aquel anuncio ochentero: nueve de cada diez expertos en la materia están de acuerdo en que la adolescencia es el momento del desarrollo del individuo en el que se quedan más lectores por el camino. Son muchos los factores que contribuyen a ello. En primer lugar, en el paso de primaria a secundaria aumenta considerablemente la carga académica (más deberes, materias más complicadas), y los chavales tienen menos tiempo para dedicar a la lectura. Esta, además, tiene que competir con muchas otras ofertas de ocio, que requieren menos esfuerzo y tienen mejor prensa. Por no hablar del momento vital de los afectados, inmersos en una montaña rusa de estímulos (definir su personalidad, experimentar, crear y consolidar amistades, enamorarse...) de la que no siempre es fácil abstraerse para encontrar la calma que requiere un libro. 

Y, por si eso no fuera suficiente, llega el momento en el que los programas educativos deciden que es la hora de entrar en la alta literatura y los chavales se encuentran leyendo obras que les parecen de otra galaxia, a marchas forzadas y con la necesidad de aprobar un examen como único argumento para hacerlo. Vamos, todo lo contrario de lo que los expertos recomiendan para que los niños sean buenos lectores en el futuro. 

Blogs salvadores

Merche Murillo (Barcelona, 1989), el 50% de Wendy Davies, el nombre que firma la novela 'Instant Karma' (la otra mitad es la canaria Fátima Embark), confirma las tesis de los expertos. “Hay un momento para cada libro. Yo, que era muy lectora, recuerdo no haber disfrutado nada de 'Anna Karenina' en el instituto, un libro que me ha maravillado después. El problema es que te hacen leer las obras que necesitas para tener cultura, y no historias que te sirvan para encontrarte, con las que puedas conectar, lo que los adolescentes andan buscando. Como dice el Principito, a los adultos les encantan los números, y en el instituto solo te hacen leer para ponerte uno: la nota. ¿Resultado? Lees por encima, vas a El rincón del vago... La suma de todo eso aleja a mucha gente de la lectura”, explica.

No fue su caso porque tenía fuertemente arraigado el hábito lector, y porque encontró aliados inesperados en internet: los blogs literarios. Ella misma creó uno, con 17 años: Perdidas entre páginas. “En mi entorno no leía apenas nadie, y yo tenía necesidad de compartir mi pasión con la gente. Lo creé con una amiga, y publicábamos reseñas. Fui sumando seguidores y de pronto un día las editoriales empezaron a contactar conmigo por si quería comentar sus libros”.

Entonces eran aún pocos quienes ponían en marcha páginas como esta, y tampoco había redes sociales que contribuyeran a su difusión. Hoy en día, es imposible cuantificar cuántas hay, pero se cuentan por millares. Muchos millares. Y se han convertido en punto de encuentro de los adolescentes y jóvenes que disfrutan leyendo. “Hay tantos, que ahora es muy fácil encontrar a gente de tu lugar de origen y hacer lecturas conjuntas, acudir a presentaciones y charlas... formar grupo, algo que es, además, muy motivador a esas edades”.

La opinión de los iguales

Internet, pues, lejos del mito, puede acabar contribuyendo a que los adolescentes lean más. “Sin duda. Yo me aficioné en el colegio porque, una chica que tenía un club de lectura, me recomendó 'El círculo de fuego', de Marianne Curley. Me fascinó. Lo que no había hecho todo un curso de lecturas obligatorias lo hizo una chica con ese libro”, asegura. La opinión de los iguales, además, es fundamental, de ahí que esos blogs se hayan convertido en la principal referencia de los chavales que andan buscando qué leer. 

La escuela falla, a menudo, en esa faceta de prescriptora. “Debe serlo de buenos libros, claro –dice la editora Verónica Fajardo–, pero no solo de los clásicos, de los imprescindibles: también debe procurar estar al día de lo que se publica para ofrecer a los chavales contenidos que les puedan interesar”. Y ahí sí que depende de la disposición del profesor: los hay que hacen una labor impagable y otros que ponen el piloto automático. “Y hay editoriales que tampoco ayudan –tercia Ilu Vílchez, también editora–, porque recomiendan a los colegios la compra de algunos títulos más por intereses propios que porque puedan conectar de verdad con los chicos y acercarles a la lectura”. 

Tampoco los medios de comunicación suelen prestar atención a las novedades en literatura infantil y juvenil. “Es un segmento devaluado –lamenta Merche Murillo–. Aunque eso apenas influye en los jóvenes: difícilmente un chaval buscará referentes en la prensa convencional. Cogerá el móvil y buscará, seguro, opiniones en internet, preferiblemente de blogueros y 'booktubers' [comentaristas de libros alojados en Youtube] de su edad”. Y los encontrará, porque cada día hay más y son más jóvenes. Ahora que está en el otro lado ('Instant karma' es ya la tercera novela que publica el tándem Murillo-Embark, o sea, Wendy Davies), Murillo lo ha podido comprobar: “Hace poco contactó conmigo un bloguero de 12 años. Y bueno”, dice. Ahí hay otra fábrica de lectores. Y hay que sacar lo mejor de ella.