Del caos al paraíso

Tailandia, un viaje de contrastes

Este país, situado en el sudeste asiático, esconde una lista de tesoros patrimoniales, naturales y gastronómicos que invaden de entusiasmo a las personas que lo visitan por primera vez

El sol cae detrás del Wat Arun, uno de los templos más importantes de Bangkok

El sol cae detrás del Wat Arun, uno de los templos más importantes de Bangkok / SantiPhotoSS

Judit Figueras

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En la planta 64 del Hotel Lebua At State Tower ya se perciben algunos de los contrastes que dibujan el ‘skyline’ de Bangkok. En este rascacielos, el tercero más alto de la capital tailandesa, una ventisca da tregua al sofocante y húmedo calor que invade el país en el mes de junio. Conocido por haber formado parte del escenario de la película ‘Resacón 2’, este hotel, situado a orillas del río Chao Phraya y en pleno distrito financiero, cuenta con 357 habitaciones –todas ellas ‘suites’–, ocho restaurantes, cafés y bares y cuatro estrellas Michelin. Sin duda, un inmejorable punto de partida para una primera vez en Tailandia.

Desde las alturas, los rascacielos eclipsan la otra Bangkok, la de las muchedumbres y los tuk-tuks, la que se funde en un cóctel cultural y aromático con sello ‘street food’. Una combinación no apta para agorafóbicos que adquiere su máximo esplendor en el barrio chino de la ciudad. De noche, sus calles principales –Yaowarat y Charoen Krung– se sumergen en un festival de luces orquestado por el tráfico de coches, los carteles publicitarios y una cadena de bombillas que iluminan el manjar gastronómico que ofrecen los tenderetes callejeros por precios muy asequibles –entre 30 y 100 bath (1-3 euros).

En ellos, los más curiosos pueden probar platos como el clásico Pad Thai, el Gai Yang –pollo a la parrilla marinado con especias y hierbas–, el tradicional Mango Sticky Rice –uno de los postres tailandeses más populares– e, incluso, los famosos y controvertidos ‘snacks’ de insectos como saltamontes, escorpiones y escarabajos fritos. Es tal la devoción por el ‘street food’ en Bangkok que ya son 46 los puestos que aparecen en la lista de recomendaciones de la Guía Michelin. De hecho, uno de ellos –el Jay Fai– fue reconocido en el 2018 con su primera estrella Michelin.

El barrio chino de Bangkok es popular por el bullicio que gente que lo visita a diario y por la infinidad de tenderetes que ofrecen 'street food'

El barrio chino de Bangkok es popular por el bullicio que gente que lo visita a diario y por la infinidad de tenderetes que ofrecen 'street food' / Shutterstock

Bangkok, cubierta de oro y belleza

El bullicio de personas, luces y olores que se respira en Bangkok choca con la majestuosidad de los más de 400 templos budistas o ‘wats’ que conforman el patrimonio histórico de la ciudad. Un manto dorado de techos puntiagudos cubre la mayor parte de estos santuarios en los que cada día conviven monjes budistas y oleadas de turistas. Los muros que levantan estos recintos destacan por su opulenta y cuidada decoración formada por azulejos de cerámica, relieves con motivos florales y estatuas de piedra que emulan figuras propias de la cultura tailandesa, como demonios ‘Yaksha’ y antiguos guerreros chinos.

Una vez dentro, es fácil perderse, no solo por el asombro que causa la admiración de tanta belleza acumulada, sino por los múltiples espacios que se pueden visitar: patios y jardines interiores, chedis –torres que albergan reliquias sagradas– y estancias como el Ubosot –donde se llevan a cabo las ceremonias de ordenación de los monjes–, la sala de Vihara –dedicada a la meditación, la oración y el estudio de textos religiosos– y la sala de Bót –que alberga la imagen sagrada del Buda–, entre otras.

A orillas del Chao Praya, el río más largo y caudaloso de Tailandia, se encuentran dos de los templos más importantes de Bangkok: el Wat Pho y el Wat Arun. Uno frente a otro y a menos de un kilómetro de distancia, estos son dos de los monasterios más espectaculares y venerados de la capital tailandesa.

En la ribera este, el Wat Pho, o Templo del Buda Reclinado, que data del siglo XVI y que ocupa una superficie de 80.000 m2, es conocido, precisamente, por albergar una gigantesca estatua de Buda reclinado de unos 46 metros de largo y 15 metros de alto y bañada en pan de oro. Una posición que representa a Buda en el momento de su muerte y entrada al nirvana. Llaman la atención las plantas de los pies de la estatua, decoradas con 108 paneles de mármol grabados minuciosamente con símbolos que representan los 108 obstáculos que deben superarse para alcanzar la iluminación en el budismo. La entrada al templo cuesta unos 200 bath (unos 5,25 euros).

Resulta inconfundible por su torre principal o prang, que recuerda al estilo arquitectónico del imperio Jemer

Resulta inconfundible por su torre principal o prang, que recuerda al estilo arquitectónico del imperio Jemer / Shutterstock

En la ribera oeste, el Wat Arun, o Templo del Amanecer, se remonta al siglo XVII. Desde el otro lado de la orilla y a medida que avanza el atardecer, su silueta tiñe de dorado el agua del Chao Praya. Resulta inconfundible por su torre principal o prang, que recuerda al estilo arquitectónico del imperio Jemer. Recubierta de un mosaico de porcelana multicolor, esta torre representa el monte Meru, la morada de los dioses en la mitología hindú. El Wat Arun puede visitarse todos los días de 8:00 h a 17:30 h por unos 100 bths (2,64 euros).

Ayutthaya, los orígenes del Reino de Siam

El Chao Phraya es historia viva del país. Su cauce ha sido testigo de la expansión de Bangkok, pero también ha presenciado el apogeo y el declive de grandes reinos, como el de Ayutthaya. Precisamente, el río conecta los 85 kilómetros que separan las dos grandes capitales del país, la actual y la antigua. En esta última, se conservan los restos de templos y palacios que, durante más de 400 años, fueron el escenario del Reino de Siam, asentado en la ciudad de Ayutthaya.

Conocido como el Parque Histórico de Ayutthaya, este complejo arqueológico es uno de los más importantes del sudeste asiático y ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. También es una máquina del tiempo capaz de transportar a quienes la visitan a los inicios del Reino de Siam. En el siglo XVII, con casi un millón de habitantes, Ayutthaya llegó a ser una de las ciudades más grandes del mundo.

El Parque Histórico de Ayutthaya es uno de los complejos arqueológicos más importantes del sudeste asiático

El Parque Histórico de Ayutthaya es uno de los complejos arqueológicos más importantes del sudeste asiático / Shutterstock

Actualmente, el parque ocupa una superficie de 15 km2 y se puede recorrer en moto –por unos 200 bath (5,25 euros)–, en bicicleta –por unos 50-100 bath (1,3-2,63 euros)– o en tuk-tuk –por unos 300 bath la hora (8 euros). Desde Bangkok, se puede llegar tanto en tren –desde la Estación de Trenes de Bangkok Hua Lamphong–, como en autobús –desde Mo Chit 2 Bus Terminal–. Dentro del parque, existe un pase que cuesta 220 bath (5,78 euros) por persona y que incluye la entrada a los templos Wat Mahathat –donde se encuentra la famosa cabeza del Buda entre las ramas de un árbol–, Wat Racha Burana, Wat Phra Sanpetch, Wat Phra Ram, Wat Chai Watthanaram y Wat Mahe Yong.

Sin embargo, si se dispone del tiempo suficiente, también vale la pena visitar el Wat Lokaya Sutha, que alberga un enorme Buda reclinado de 37 metros de largo y siete metros de alto, y el Wat Phanancheng, cuya entrada es gratuita y donde se puede apreciar un Buda sentado de 19 metros de alto que es considerado un guardián para los marineros y que está rodeado de 84.000 imágenes de Buda en miniatura. Entre templo y templo, y para tomar un respiro de las sofocantes temperaturas que se alcanzan en determinados meses del año, se puede realizar una parada en Homglin, una cafetería ubicada en frente del Wat Ratchaburana y donde se pueden saborear algunos de los mejores dulces tailandeses.

Koh Samui, el espectáculo de la naturaleza

De los contrastes de Bangkok a una escala cromática que oscila entre verdes selváticos, azules cristalinos y naranjas atardecer. Es Koh Samui, la segunda isla más grande del país situada en el Golfo de Tailandia, que, para los que desconocen su existencia, tiene todas las papeletas de convertirse en el nuevo decorado de HBO Max, y es que, según informó la revista ‘Variety’, la tercera temporada de la aclamada serie White Lotus podría rodarse en esta isla tailandesa.

Pero más allá de sus lujosos resorts situados a pocos metros de la orilla del mar, Koh Samui es uno de los parajes naturales más asombrosos de país del sudeste asiático. Su corazón selvático esconde algunas joyas como el Secret Buddha Garden, un jardín repleto de esculturas de Buda y otras figuras mitológicas tailandesas en el que se respira un aura de bienestar, o las dos cascadas de Na Muang, también conocidas como cascadas púrpuras por el peculiar color que tiñe sus paredes rocosas.

Sin embargo, Koh Samui promete tres experiencias únicas que dejan huella en la memoria y en el corazón de los viajeros. En primer lugar, muy cerca de las cascadas Na Muang, se encuentra el Samui Elephant Kingdom Sanctuary, una reserva natural en la que conviven 10 elefantes que han sido rescatados y que reciben apoyo veterinario y psicológico. Durante tres horas, los turistas pueden visitar, alimentar e incluso interactuar con estos animales de una forma respetuosa y sin ningún tipo de abuso hacia ellos. La entrada cuesta unos 3.000 bath (78 euros) y la visita se puede realizar en turno de mañana o de tarde.

El Samui Elephant Kingdom Sanctuary es una reserva natural en la que conviven 10 elefantes que han sido rescatados

El Samui Elephant Kingdom Sanctuary es una reserva natural en la que conviven 10 elefantes que han sido rescatados / Samui Elephant Kingdom Sanctuary

La segunda de las vivencias que dejan sin aliento, esta de visita obligada, es la excursión en barco al Parque Nacional de Angthon. Una explosión de belleza natural formada por un total de 42 islas paradisíacas, la mayoría deshabitadas, en las que brota un mar inagotable de vegetación y biodiversidad. En las turquesas aguas que rodean Koh Wao, una de las 42 islas que conforman el parque, los amantes del ‘snorkel’ pueden bañarse entre espectaculares arrecifes de corales que custodian todo tipo de especies marinas.

A lo largo de la navegación, se realizan algunas paradas como, por ejemplo, en Koh Mae Ko, la isla más grande del parque. Desde aquí, y tras subir más de 200 escalones, se aprecia una de las panorámicas más bellas del parque, la del Lago Esmeralda (Blue Lagoon), llamado así por el llamativo color que adquiere cuando brilla el sol. Por otro lado, desde Koh Wua Ta Lap, la isla más sureña del archipiélago, se puede alcanzar el punto más alto del parque natural. Tras un ‘trekking’ de más de 500 metros de altitud, se obtiene una perspectiva completa del conjunto de islas que forman el parque. Sin duda, uno de los mejores puntos fotográficos del paraje natural.

El Parque Marino de Ang Thong está compuesto por un total de 42 islas paradisíacas

El Parque Marino de Ang Thong está compuesto por un total de 42 islas paradisíacas / Shutterstock

Sin embargo, el espectáculo no cede tras el atardecer. La estratégica ubicación de Koh Samui permite a sus viajeros disfrutar de uno de los eventos más populares a nivel mundial. Justo en la isla de enfrente, Koh Phangan, se celebra la Full Moon Party, o fiesta de la luna llena, la ‘beach party’ más famosa del mundo que suele reunir entre 10.000 y 30.000 personas cada mes. Como su nombre indica, esta fiesta tiene lugar durante la noche de luna llena, concretamente en la playa de Haad Rin. Desde el embarcadero de Koh Samui salen embarcaciones cada hora hacia Koh Phangan. El viaje –de ida y vuelta– cuesta unos 1.400 bath (37 euros) y la entrada al evento cuesta 200 bath (5,20 euros).

Una vez ahí, un paseo de arcoíris fluorescente precede un cóctel de música electrónica, reggaetón y hip-hop, malabares con fuego y coloridos tenderetes donde comprar comida y bebidas alcohólicas. De fondo, un atrezo formado por carteles deslumbrantes, globos voladores con cráteres lunares y un festival de pompas de jabón. Y desde el cielo la luna ilumina esta noche de verbena en la que personas de todo el mundo se reúnen para bailar, fluir y celebrar la vida con intensidad. Desde que se celebró por primera vez, en la década de 1980, esta fiesta se ha convertido en una seña de identidad tailandesa. Sin lugar a dudas, una experiencia inolvidable con la que culminar un viaje de contrastes, de belleza, de espectáculo.

La Full Moon Party, es la ‘beach party’ más famosa del mundo y suele reunir entre 10.000 y 30.000 personas

La Full Moon Party, es la ‘beach party’ más famosa del mundo y suele reunir entre 10.000 y 30.000 personas / Shutterstock