Andà p'alla, bobo

Pregunta: ¿Está el Barça, la plantilla y el club como para que Flick se vaya a Ibiza de vacaciones?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Cierto, sí, por descontado, es muy fácil dar consejos desde fuera y más siendo un simple periodista al que ni siquiera le cogen el teléfono en ‘can Barça’. Por tanto, todo lo que viene ahora debe ser cuestionado, no ya por la audiencia barcelonista, sino por cualquier observador de la actualidad culé. No por ello, como lo pienso, voy a dejar de escribirlo.

La esperpéntica aparición, escondido en una furgoneta con cristales tintados ‘a lo Taylor Swift’ de Hansi Flick en Barcelona (piénselo, es ridículo, muy ridículo, ese señor no es Bill Gates ni Elos Musk), su periplo oculto a lo largo de dos días (gran cena con pescado y cava en Torre Melina, del Grand Melià, con comensales tan importantes como Rafa Yuste, Joan Soler, Deco, Enric Masip y Bojan Krkic, ¡Dios!) y, para colmo, una presentación virtual sin la comparecencia de Joan Laporta, temeroso de preguntas inoportunas, define exactamente el caos, el descontrol, el ¿hay alguien al volante? que vive el Barça. Pura improvisación.

Dónde está la ilusión

Todo muy ‘aquí te pillo, aquí te mato’, todo muy oculto, misterioso, una actuación que va en contra de lo que se pretende: generar ilusión. Qué ilusión pueden generar con un técnico al que esconden, con un ‘mister’ al que no dejan hablar, con un entrenador al que no se le pueden hacer fotos, con alguien al que ni presentan.

Llega el martes; lo esconden el miércoles, cena, firma y, anoche mismo, desaparece. Se va, dicen, de vacaciones a Ibiza, como la mitad de los alemanes. ¿Esa es la implicación del nuevo entrenador? ¿Es ésa, de verdad, la mejor manera de generar ilusión, de que los culés, ya no hablo del ‘soci’ que pasa más que el cóndor, piensen ‘vaya, tenemos un entrenador que ya está manos a la obra’?

Es decir, ¿no hubiese sido mejor, estupendo, gratificador, ilusionante, que, hoy, ese amplio departamento de comunicación, con un montón de jefes y empleados, hubiese distribuido una foto (o dos, o tres) de Flick llegando, a las nueve de la mañana, a la Ciudad Deportiva ‘Joan Gamper’, instalándose en su nuevo despacho y realizando ¡ya! las primeras reuniones de trabajo, en lugar de irse a Ibiza?

Hansi Flick posa con la camiseta del Barça como nuevo entrenador azulgrana hasta 2026.

Hansi Flick posa con la camiseta del Barça como nuevo entrenador azulgrana hasta 2026. / @FCBARCELONA

Repito, es la reflexión de un enfermo. Alguien me podría decir, no, no, se ha ido a Ibiza porque, el próximo domingo, el filial de Rafa Márquez juega, en Can Misses, el primer partido de los ‘play off’. Sí, fijo. Ya. Seguro. Por descontado. Bromas al margen, uno empieza a tener la sensación de que a Flick le ha tocado la lotería como le tocó a Xavi Hernández al ser escogido, de carambola, por Joan Laporta.

Amistades peligrosas

Flick llevaba tres años, desde septiembre de 2023, que dejó la selección alemana, sin trabajo, sin entrenar. No creo que Flick necesite vacaciones inmediatas, pues lleva más de 1.000 días con los brazos cruzados. Flick ni soñaba con el Barça, como tampoco era el sueño (inmediato) de Xavi, cuando vivía en Doha.

Es por eso que la sensación que deja el alemán es que, como el de Terrassa, se ha puesto, directamente, en manos de Laporta, Rafa Yuste, Alejandro Echevarría, Joan Soler, Deco, Enric Masip y Bojan Krkic, que serán los que decidirán, a solas, qué jugadores tendrá el alemán en julio. Veremos lo que tarda Flick en saber en manos de quien está. Xavi tardó tres años en averiguarlo. Y, la verdad, no le sirvió de nada. Lo despidieron.

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