Andà p'alla, bobo

¿De qué tiene miedo Laporta? ¿Por qué se esconde? ¿Por qué no da la cara?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Deberíamos empezar a llamar ¿verdad? las cosas por su nombre. Deberíamos de seguir mostrando nuestra perplejidad, al menos desde este rincón, sobre todo lo que está pasando en el Barça y, muy especialmente, por cómo está pasando y qué justificación tiene que este pasando aquí, ahora y así.

Ya es evidente ¿verdad? que todos nos hemos puesto del lado de Xavi Hernández, que parece el único señor (equivocado, pero señor) de todo este escándalo. Ahora, posiblemente gracias al entorno, familia, colegas, amigos y ‘staff’ del ya extécnico del Barça, nos estamos enterando (ustedes ya lo leyeron en este mismo rincón) que el entrenador de Terrassa ha sido vilmente traicionado por Joan Laporta y Deco, pero muy especialmente, por el que él y su familia creían que era su gran amigo y valedor, Alejandro Echevarría, el cuñadísimo, que fue quien preparó, a fuego lento, el despido de Xavi con la misma habilidad, argucia y sutileza que manejó su aterrizaje, desde Doha (Catar), en Barcelona.

Mejor desaparecer

La manera y los motivos, que imaginamos pero jamás sabremos con certeza, utilizados para despedir al entrenador (Xavi tampoco se atreverá a contarlos, pues prefiere pasar página cuanto antes tras sentirse traicionado por los que defendió a capa y espada, hasta hacer el ridículo, asegurando que Laporta era el mejor presidente de la historia), son lo suficientemente vergonzosos, sucios, inventados y ocultos que han recomendado a las mentes preclaras del club (el propio Echevarría, Jordi Finestres, Alex Santos y, quién sabe, igual hasta Enric Masip) sugerirle a Laporta que no de la cara, que se oculte, que no haga conferencia de prensa alguna para presentar a Hansi Flick y, por tanto, esquive todas las preguntas para las que o no tiene respuesta o las contestaciones serían puras mentiras. No hay más.

No solo es vergonzoso cómo han despedido a Xavi Hernández. No solo es vergonzoso el silencio, la falta de explicaciones. Insisto: no lo explican porque no pueden explicarlo, porque sus argumentos, al margen de ser volubles, cambiantes e inexistentes, son mentira. Repito, no solo es vergonzoso cómo despiden a Xavi sino que es aún más vergonzoso, misterioso, impropio del Barça cómo (no) presentan a Hansi Flick, que tampoco merece un trato así, ocultándolo durante días y haciendo que la foto oficial suena a risa cuando los medios ya han publicado ‘fotos robadas’ de su periplo por Barcelona.

Joan Laporta en la renovación del contrato de Héctor Fort

Joan Laporta en la renovación del contrato de Héctor Fort / GERMÁN PARGA

Es evidente que Laporta, tan valiente él (o así era el antiguo), no quiere preguntas, tal vez porque no tiene respuestas. O porque está en falso en muchas de las cosas que han ocurrido en el último año y más, mucho más. Si Laporta presentase a Flick como toca, debería o prohibir determinadas preguntas o afrontarlas con decoro y sinceridad. Mejor no hacer conferencia de prensa y así puedo seguir gobernando sin ser interrogado, fiscalizado.

¿A qué tiene miedo Laporta? A muchas cosas. A demasiadas cosas. ¿Sobre qué debería responder y no quiere hablar el presidente, que proclamó que su segundo mandato sería el de la transparencia? Las preguntas, las cuestiones, los escándalos, las sorpresas, lo que inquieta al ‘soci’, que aún se cree dueño del Barça, son muchas cosas, demasiadas como para que las respuestas sigan ocultas por falta de valentía o razones.

Demasiadas preguntas

Por ejemplo, explique por qué y cómo despidió a Xavi Hernández después de demostrarle amor eterno y decir que era la persona ideal para dirigir los destinos del Barça. Cuente por qué le traicionó, ayudado por su cuñadísimo, un auténtico cardenal Richalieu. Narre por qué Echevarría manda tanto (todo) sin tener cargo ni responsabilidad alguna.

Explique por qué creó esa cuenta bancaria de directivos a la que llegaron favores disfrazados de préstamos por miles y miles de euros. Cuente por qué Hacienda está investigando la trama de los avales, que le permitieron acceder a la presidencia del Barça.

Cuente por qué su amigo, exsocio y Compliance Officer del Barça, Sergi Atienza, ha cerrado los ojos o mirado hacia otro lado mientras usted y su directiva se saltaba el Código Ético y hasta los Estatutos del club para seguir haciendo lo que les da la gana.

El barcelonismo, pendiente de Hansi Flick

El barcelonismo, pendiente de Hansi Flick / CAPTURA VÍDEO EFE

Explique por qué el Barça lleva dos de tres temporadas sumando fracasos enormes, con 0 de 4 títulos en dos de ellas, pese a gastarse cientos de millones de euros en fichajes, pese, según dicen ustedes, no tenerlos.

Díganos cómo piensa cerrar el balance de esta temporada si todavía no han aparecido las decenas de millones prometidos (y anunciados reiteradamente) del fiasco de Barça Media o Libero.

Alguna explicación tendrá que la gestión deportiva, que sigue en manos de un exrepresentante de jugadores, Deco, lo que supone un escándalo mayúsculo, dependa, siempre, de tres agentes amigos como son Jorge Mendes, Pini Zahavi y André Cury, entre otros, que no solo ponen y quitan futbolistas sino, también, entrenadores.

Acabará contando, de una vez, por qué se escogió a Limak para la reconstrucción del Camp Nou y por qué se cambiaron las condiciones del pliego del Espai Barça, cuya modificación no dependió ni de la directiva ni del director del proyecto.

El 'Titanic' azulgrana

Todo es tan retorcido, tanto, que mejor presentar a Flick virtualmente, mejor no exponerse a los medios, mejor evitar preguntas. Sería suficiente presentarse en esa conferencia de prensa con la inmaculada y documentada petición de Dignitat Blaugrana, cuyas preguntas, empezando por el extraño y sospechoso fichaje de Vítor Roque y terminando por el incumplimiento de los Estatutos por parte de los directivos, es un resumen perfecto de hacia dónde va el Barça: hacia la miseria social, deportiva y económica.

Por eso, lo mejor es no dar la cara. No presentarse. No admitir preguntas, aunque eso signifique faltar a la verdad y hundir más en el barro al ‘mès que un club’.

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